Layering: el truco de mezclar perfumes para potenciar su olor y que sea más duradero
Un curioso truco con el que lograr un aroma completamente particular
Te enseñamos cómo llevarlo a cabo
El truco viral para que tu perfume dure todo el día
Cierra los ojos y piensa en un lugar y un día en el que fuiste muy feliz. Probablemente dentro de esa imagen en tu cabeza también tenga presencia un aroma que contribuye a que dicho recuerdo se vea de una determinada forma, y es que ya se sabe que el olfato es uno de los sentidos con más poder para evocar recuerdos. Precisamente por este motivo resulta tan importante la elección de un perfume u otro a la hora de encontrar nuestro propio aroma, un olor con el que nos sintamos identificadas en cualquier momento.
Y es que, el arte de usar perfumes no se trata solo de elegir una fragancia, sino también de crear una experiencia única y duradera. De hecho, cada vez resulta más frecuente innovar en este ámbito para conseguir un resultado original con el que marcar aún más la diferencia a través del llamado ‘layering’, o lo que es lo mismo, la superposición de perfumes. Una técnica que ha ganado popularidad en los últimos años, ya que permite mezclar varias fragancias para lograr un aroma personalizado y prolongado.
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En qué consiste
Todas aquellas que deseen implementarlo en su rutina de belleza, antes que nada deben poseer ciertas nociones para acertar con este procedimiento. Antes de comenzar a mezclar perfumes, es importante comprender los ingredientes y las familias olfativas de cada fragancia. En general, se componen de notas altas, medias y bajas, y cada una tiene su propio carácter y duración en la piel.
Por lo que conviene encontrar un equilibrio antes de combinarlas para evitar así choques desagradables. Las notas de salida son las primeras que percibes, seguidas de las de corazón y, finalmente, las de fondo. Comprender estas capas te ayudará a crear combinaciones agradables y con las que marcar la diferencia.
Lo más efectivo a la hora de seleccionar las variedades para mezclar consiste en buscar aquellas que tengan características complementarias. Por ejemplo, uno con notas florales suaves se puede combinar con otro que tenga notas cítricas o amaderadas para agregar profundidad y durabilidad al aroma. Experimentar con diferentes combinaciones para encontrar la mezcla perfecta resulta clave.
El poder de las capas
El layering consiste en aplicar los perfumes en capas, comenzando con la fragancia más ligera y terminando con la más intensa. Para ello, pulveriza la fragancia base en las áreas clave donde el pulso late con más intensidad, como el cuello, las muñecas y detrás de las orejas. Luego, aplica una capa del perfume secundario, asegurándote de rociarlo ligeramente sobre las áreas donde aplicaste la primera y continúa con las demás que desees incorporar, siempre teniendo cuidado de no excederte para evitar que los aromas compitan entre sí. Pero atenta, evita saturar tus sentidos al mezclar demasiados perfumes a la vez. Una combinación de dos o tres fragancias es suficiente para crear un aroma distintivo.
Cuanto más pruebes, mejor
El layering es un proceso creativo, por lo que no hay que tener miedo a experimentar y probar diferentes combinaciones. Puedes mezclar dos o más perfumes a la vez, o incluso crear tu propia fragancia personalizada mediante la combinación de varios en diferentes proporciones. Para ello, presta atención a cómo evolucionan los aromas a lo largo del día y qué combinaciones te gustan más. Además, también puedes potenciar la duración de la fragancia al aplicar productos corporales con la misma base aromática que tus perfumes, desde geles a lociones y aceites con los crearás una capa adicional de fragancia.
También resulta importante tener en cuenta la duración y la intensidad de cada fragancia. Pues algunas notas aromáticas se desvanecen rápidamente, mientras que otras tienen una mayor longevidad en la piel. Una técnica a tener en cuenta consiste en utilizar una fragancia de base con notas más persistentes y luego añadir capas de fragancias más ligeras y efímeras. Por otro lado, las que quieran añadir un extra de complejidad a la fragancia, pueden considerar agregar aceites esenciales puros a la mezcla. Aunque eso sí, con cuidado, ya que pueden ser muy potentes.
En otras palabras, para llevar a cabo el layering hay que tener paciencia y ganas de experimentar a partes iguales, siendo conscientes de las intensidades que presenta cada perfume para que el resultado sea de diez y logremos dar con un aroma único.