Rutina desmaquillante: los errores más comunes que cometemos al limpiarnos la cara
No hay nada como una buena rutina ‘beauty’ para un cutis de diez
Una completa guía para todos los tipos de piel con efectivos trucos
Backwards makeup, el método viral de maquillarse al revés
Mantener una piel sana y bonita es sencillo. Además de un descanso y alimentación adecuados, hace falta ser constante con la rutina de belleza, donde la limpieza es una parte imprescindible. Sin embargo, no basta con poseer un neceser con los productos idóneos según las necesidades de cada una, hay que saber cómo llevarla a cabo, y es que una gran mayoría todavía sigue sin tener muy claro cómo hacerla en el modo más efectivo.
Desde utilizar productos demasiado abrasivos a no controlar la temperatura del agua, pequeños errores que pueden contribuir a disminuir la efectividad de los cosméticos y a que la piel no luzca tan saludable como debería. Con esta guía práctica, explicaremos algunos de los más comunes (y sus soluciones) para que de una vez por todas tus cuidados den sus frutos y puedas presumir de un cutis resplandeciente.
MÁS
Los errores más comunes
-No retirar el maquillaje adecuadamente: el mayor de los pecados, sin duda. Ir a la cama sin retirarlo por completo tiene como resultado la obstrucción de los poros, que impide a su vez que la piel respire y se oxigene (además hay que tener en cuenta que mientras dormimos es el momento en el que se regenera con mayor intensidad). El resultado es una piel apagada, con brotes de acné y poros dilatados. Para evitarlo, no olvides utilizar un desmaquillante suave y completar la limpieza con un tónico e hidratante.
-Usar agua muy caliente: existe la falsa creencia de que cuanto más caliente esté el agua, mejor se retirará la suciedad. Nada más lejos de la realidad, ya que esto suele provocar sequedad y enrojecimiento. Además, si está a una temperatura demasiado alta puede eliminar los aceites naturales de la piel y alterar su equilibrio. En su lugar, opta por agua tibia para evitar la deshidratación.
-Frotar la piel con fuerza: tanto con las manos, el cepillo facial o la toalla. Si se hace de una forma demasiado intensa, en realidad puede irritar y dañar la barrera protectora de la piel. En su lugar, opta por movimientos suaves y circulares para eliminar las impurezas sin causar irritación.
-No mantener las toallas y utensilios con los que lavamos el rostro limpios: en los medios húmedos las bacterias fluctúan con mucha más facilidad así que no hay que olvidar cambiar con regularidad las toallas, tener una solo para el rostro, y mantener los productos de limpieza guardados a buen recaudo, siempre pendientes de que estén lo más limpio posible.
-No prestar atención al tipo de piel: cada una tiene necesidades diferentes, por lo que es importante utilizar productos y técnicas adecuadas, por lo que resulta clave la elección de cosméticos que la respeten y se adapten a ella.
Los trucos que no fallan
Para aquellas que tengan dudas, hay ciertos tips muy útiles con los que no tener margen de error.
Pieles mixtas
En este caso hay que considerar utilizar un limpiador suave que no reseque las áreas secas ni aumente la producción de grasa en las zonas más conflictivas. Para ello, resulta muy adecuado utilizar en primer lugar un aceite y luego un limpiador en gel. A continuación, aplicar un tónico equilibrante para restaurar el pH de la piel y finalizar con una hidratante ligera no falla.
Pieles secas
Hay que huir de las irritaciones y para ello lo más indicado es evitar exfoliar en exceso, ya que puede eliminar los aceites naturales y empeorar la sequedad. Utiliza un limpiador facial suave y sin alcohol para evitar la sequedad adicional y aplica una crema hidratante rica en Omega 3 y vitamina E después de limpiar para mantener la piel nutrida. No olvides aplicar una vez a la semana una mascarilla hidratante, se verá resplandeciente.
Pieles grasas
Los limpiadores espumosos o en gel se convertirán en los mejores aliados para controlar el exceso de grasa. Además, intenta optar por aquellos productos que contengan ingredientes como el ácido salicílico o el té verde, que ayuden a reducir la producción de sebo. Tampoco temas usar exfoliantes suaves para eliminar el exceso de células muertas y desobstruir los poros y emplea una hidratante ligera y sin aceites para evitar los brillos indeseados.
Pieles sensibles
En primer lugar, realiza siempre una prueba antes de usar nuevos productos para asegurarte de que no causen reacciones adversas y utiliza limpiadores suaves y sin fragancias que no irriten la piel, así como cosméticos sin sulfatos y alcohol.