Carolina Domínguez, dermatóloga, enumera los riesgos de usar esmaltes semipermanentes en las uñas
Las uñas esmaltadas hacen que las manos se vean más cuidadas y estilizadas, pero la escasa duración de las lacas tradicionales supone un problema
Para solucionarlo, la manicura semipermanente, ha adquirido cada vez más popularidad en España, ¿es un proceso exento de riesgos?
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Llevar la manicura hecha marca la diferencia, eso es innegable. Ya sea en un tono natural que no destaque demasiado o en un potente color flúor, como el azul que llevó recientemente Aitana. Sin embargo, la facilidad con la que se daña el esmalte tradicional hace que cada pocos días tengamos que retirarlo para volver a aplicarlo. A este problema ha dado solución la manicura semipermanente que puede durar hasta tres semanas intacta. Para lograrlo esta manicura sigue un proceso diferente, se usan unos esmaltes formulados de manera específica que una vez aplicados en las uñas tienen que pasar por un lámpara UV LED que seca y fija el esmalte. De esta manera podemos llevarlo sin preocuparnos de retocarlo más de 15 días y de esa duración nace un nuevo debate: ¿este proceso y la larga duración de su resultado sobre la uña puede ser perjudicial para esta?
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Le hacemos la pregunta de forma muy directa a la dermatóloga Carolina Domínguez: ¿Tiene riesgos hacerse la manicura semipermanente? "Si, si la lámpara que se usa es de radiación de rayo ultravioleta A (UVA). Los riesgos son de aumento de cáncer de piel en las zonas expuestas a esta luz", responde tajante. Pero no son los únicos riesgos y quizás el siguiente que comenta es menos conocido. "En este tipo de esmaltes hay un componente que son los acrilatos, que frecuentemente generan alergias a la población. Al volvernos alérgicos por estar en contacto con el esmalte, luego tendremos problemas con otros acrilatos que se usan en otros productos (ejemplo: prótesis ortopédicas, reparación dental, adhesivos y pegamentos), no los podremos usar en otras circunstancias quizás más importantes", desgrana la doctora.
Entonces, ¿cuáles son los síntomas a los que tenemos que estar atentas para saber si nuestras uñas están ya perjudicadas por los acrilatos? "Suele presentarse quebradiza sobre todo en el borde más distal (ósea en el final de la uña) partiéndose simplemente con las actividades diarias. Además, veremos en la lámina ungueal estrías horizontales blancas si el esmalte ha sido levantado de forma brusca", señala la experta, que también propone una solución cuando encontramos estas pistas: "Lo recomendable es parar en el uso de semipermanentes y aplicar sérums reparadores ungueales varias veces al día".
A estas alergias están especialmente expuestas las trabajadoras de los centros de uñas y la doctora indica que es frecuente que acudan a consulta por esta patología. "Una vez que se produce esta sospecha de alergia a los acrilatos, lo ideal sería hacer una valoración con tu dermatólogo para realizar pruebas epicutáneas (pruebas de alergia en la piel)". Y es que es fundamental diagnosticarlo: "Si se confirma el diagnóstico, no se podrán volver a usar las lacas semipermanentes con acrílicos, ni ningún otro producto con acrilatos. Lo ideal sería buscar alternativas de productos de esmaltado sin acrilatos que cada día son más frecuentes", apunta la doctora.
Más allá de la alergia: otro riesgo en el que no solemos pensar
Pero todos estos daños no son los únicos motivos por los que quizás le debería de dar un par de vueltas a este hábito de acudir permanentemente al salón de belleza a esmaltarnos las uñas. Existe un peligro más allá y es que con las uñas permanentemente tapadas, no podemos observarlas. Aunque las uñas no respiran, tal y como afirman algunas personas, y esta no es, por tanto, la razón para descansar de la manicura semipermanente, hay otra mucho más poderosa, según la doctora: "Se aconseja hacer periodos de pausa entre una aplicación y otra, sobre todo para dejar que la uña se fortalezca un poco y además para poder diagnosticar cualquier patología, por ejemplo, un lunar nuevo que puede ser un melanoma -estas son sus principales causas-".
El gran debate: ¿retirar o no retirar las cutículas?
La gran mayoría de los salones a los que acudimos a hacernos este tipo de servicios, por defecto, si no pedimos lo contrario, suelen retirar la cutícula, con el único objetivo de que la zona quede más despejada y más estética, es decir, que nuestra manicura se parezca más a esa que vemos en Instagram cuando entramos a buscar inspiración. Pero esta apuesta por la belleza también puede estar contraindicada para la salud. "La retirada de cutícula puede ser perjudicial para la uña, pues ella es la encargada de proteger la matriz ungueal -es la zona más proximal de la uña- que contiene las células madre para seguir haciendo crecer la uña. En este sentido, la doctora también recomienda evitar la retirada de los pellejos que se quedan en los laterales de las uñas, pues suelen dejar heridas abiertas. Tanto la retirada de las cutículas, como de los pellejos pueden generar predisposición a infección de la zona.
En el caso de la pedicura: indicaciones especiales
Es cierto que el esmaltado de las uñas de los pies se hace más frecuente en verano que en invierno, porque es la temporada en la que esta parte del cuerpo queda al descubierto. En este sentido el Colegio de Podólogos de Galicia recomiendó no abusar tampoco de este tipo de esmaltado pues pueden dañar la lámina ungueal, hacer que la uña se haga más fina, pierda brillo y se rompa con facilidad e, incluso, contraiga onicomicosis, es decir, hongos en las uñas. Por otro lado, es importante saber que estas uñas deben tener un corte adecuado para evitar que se claven en los laterales, causando dolor e infecciones en la piel de los dedos.