Brochas, esponjas o los dedos: cómo aplicar bien el maquillaje para que quede natural
Cada técnica a la hora de aplicar el maquillaje presenta una serie de beneficios (o inconvenientes) que explicamos
Te mostramos una guía práctica para que sepas elegir con criterio
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Los maquilladores lo tienen claro: una de las claves para conseguir un acabado profesional en un beauty look reside en la calidad tanto de los productos como de los instrumentos que utilicemos para su aplicación, ya sean brochas o esponjas. Ante tanta oferta disponible actualmente, surge la pregunta de cuál es mejor.
Ambas ofrecen acabados más precisos. Pero lo cierto es que unas y otras tienen funciones específicas y se recomiendan para un tipo de producto en concreto con el que proporcionar una determinada textura. Por este motivo, lo más adecuado es conocer los diferentes tipos de brochas y esponjas, para así saber los pros y contras de cada una.
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Brochas
Las brochas ayudan a lograr un resultado natural, permiten usar menos producto y facilitan la cobertura de zonas a las que es complicado acceder, como las ojeras o algunas arrugas más pequeñas. Para lograr un resultado profesional no es necesario tener un arsenal de brochas, sino invertir en las adecuadas.
Lo más importante es que tengan cerdas suaves y de buena calidad que no dañen tu piel. Las de pelo sintético son ideales para productos líquidos o en crema, mientras que las de pelo natural son excelentes para aplicar productos en polvo.
Conviene también diferenciar los tipos que hay.
- Brocha plana y densa: perfecta para aplicar la base de maquillaje.
- Brocha pequeña y puntiaguda: pensada para aplicar el corrector y poder llegar a las zonas más delicadas.
- Brocha redondeada de tamaño mediano para el colorete, y más grande para los polvos de sol.
- Brochas para las sombras de ojos: las planas son ideales para aplicar el color base en todo el párpado, mientras que una difuminadora ayudará a mezclar los colores en el pliegue del ojo.
Asimismo, Briyi Bri, maquilladora de Amelia Cosmetics, nos da las claves para utilizar la brocha y conseguir un lograr buena cara en tiempo récord.
“Si no quieres ponerte una base de maquillaje, simplemente aplica una hidratante facial para comenzar. A continuación, impregna la brocha en los polvos bronceadores y contornea el rostro. Las zonas clave para ello son: sienes, pómulo, mandíbula y nariz. El truco del “3” es fácil para recordar el movimiento de la brocha desde la sien hasta la mandíbula. Con lo que sobra pon un toque en la punta de la nariz”, cuenta y añade que, con la misma brocha, a continuación habría que aplicar un poco de colorete en los pómulos para dar frescor al rostro.
“Además, puedes utilizarla para sellar el maquillaje en polvo de la zona de la ojera y la zona T (frente, nariz y barbilla). Con la ayuda de unos polvos traslúcidos, matifica la zona T”, concluye.
Esponja
En los últimos años han ido ganando popularidad ya que ayudan a que no se desperdicie producto y se deslizan muy bien por la piel. Para dar con la esponja perfecta, lo mejor es optar por aquellas que tengan una textura suave y porosa (si es en forma redondeada o de gota, será más fácil de utilizar). Para utilizarla correctamente, asegúrate de humedecerla antes de usarla para una aplicación más suave y uniforme.
En el caso de las bases de maquillaje, conviene aplicar pequeñas cantidades en el dorso de la mano y luego, con la esponja húmeda, da pequeños toques en el rostro para extender el producto. Cuando se vaya a utilizar el corrector el proceso cambia, aplícalo en las áreas a cubrir y a continuación da suaves toques con la esponja para difuminar y mezclar el producto con la piel. Con el colorete, da toques suaves en las mejillas y difumina hacia las sienes para obtener un aspecto natural.
Con las sombras de ojos las esponjas utilizadas tendrán que ser más pequeñas y con la punta algo puntiaguda para poder difuminarlas bien. Cuando se busque un efecto más intenso lo más adecuado es humedecerla ligeramente.
Dedos
La aplicación con los dedos puede ser la opción más práctica y rápida para el maquillaje diario. Eso sí, asegúrate de tener las manos perfectamente limpias y evita cometer estos errores.
Por un lado, exceso de presión. Aplicar demasiada puede eliminar el producto así que lo más importante es realizar movimientos ligeros y suaves, con pequeños golpecitos para difuminar. Por otro, no utilizar los dedos adecuados. Cada uno tiene una cantidad diferente de fuerza y presión. Al aplicar maquillaje, evita usar el dedo índice o el dedo medio, ya que tienden a ejercer más presión. En su lugar, utiliza el anular o el meñique, que son más suaves.
Ahora que sabes los entresijos de cada método, toca elegir, y para ello no hay nada mejor que practicar y practicar.