Inma del Moral vivió una infancia "muy bonita" en una casa familiar y soñó con ser modelo, tal y como ella misma contó hace años en una entrevista a 'El Mundo'. Poco antes de cumplir la mayoría de edad voló a Italia con la intención de protagonizar contados desfiles, pero finalmente se quedó a vivir durante años en el país. Su vida cambió de manera radical cuando, en 1998 y tras una llamada pidiéndole que formara parte de un casting televisivo, Inma del Moral entró a formar parte de la pequeña pantalla.
La joven viajó a España, donde primero le propusieron, en marzo del 1998, acompañar a Jordi Estadella en Perdona nuestros pecados. Como aquel programa tuvo una corta vida, ese mismo año se convirtió en la famosa reportera de El Informal, un programa centrado en sketches, doblajes, entrevistas e imitaciones que demostraban que la actualidad no estaba reñida con el humor. En aquel proyecto trabajó con Javier Capitán, que fue el director y coopresentador del programa junto a Florentino Fernández.
Un año después, a su salida del programa, Patricia Conde ocupó su lugar. En lo personal se supo que había comenzado una relación con Pedro Ruiz, un polifacético comunicador que era 27 años mayor que ella. Dos años después de su debut en televisión participó en el late night 'El Rayo', junto a Jordi Cruz y Juanra Bonet. Fue durante su participación en ese programa cuando conoció a Juan Herrera, un cámara argentino que tres años más tarde se convertiría en padre de su hijo, que ahora es mayor de edad.
Sus apariciones televisivas desde entonces fueron contadas y la pudimos ver como locutora de 'Anda Ya', en Los 40 Principales en el 2008, año en el que también participó en el programa La guerra de los mandos. Entre 2013 y 2016 se convirtió en Wanda en Cuéntame cómo pasó. A través de sus redes sociales, donde alcanza 30 mil seguidores, ha compartido a lo largo de estos años algunas campañas publicitarias y en 2021, en su aparición en Pasapalabra, Inma del Moral contó que estaba "en plena transformación, avanzando en la vida". "He dejado un poco apartada mi faceta artística y estoy metida de cabeza en la farmacia… Cosas muy diversas, pero la verdad que muy contenta. Aprendiendo un montón", comentó hace tres años.
Su última aparición pública fue en julio de 2023, cuando formó parte de 25 palabras, el programa presentado por Christian Gálvez y en el que participó junto a la presentadora de informativos Alba Lago.
Más allá de cómo le ha cambiado la vida en estos últimos veinte años (vive en una casa de campo con su marido y su hijo donde cuenta con huerto propio), Inma del Moral también ha experimentado un cambio físico. De la joven que tenía 24 años cuando apareció por primera vez en televisión recordamos su melena rubia corta y rizada, tal y como puedes ver en el vídeo que encabeza esta noticia. Unos años más tarde decidió pasarse al color castaño y posó en varios photocalls con una melena más oscura.
Sin embargo con los años volvió al rubio y, en las últimas imágenes publicadas en sus redes sociales, vemos que la melena corta y rubia siguen siendo su seña de identidad a los 50 años. Eso sí, ni rastro de los rizos que lució durante un tiempo en sus inicios profesionales.
En cuanto a estilismo, en una entrevista concedida en 2017 a una cabecera de moda, Inma del Moral contó que cuando se levanta se pone ropa deportiva porque ejercicio es lo primero que hace todas las mañanas. "Siempre tiro de comodidad", aseguró entonces sobre sus looks.
A lo largo de estos años, Inma del Moral también ha hablado de su enfermedad. En marzo de 2017, en la portada de la revista 'Sin Gluten', la reportera posó para dar visibilidad al libro que publicó un libro de nutrición, 'Sin Gluten', junto a un chef y una nutricionista. Estuvo 18 meses sufriendo una enfermedad que empezó a notar por molestias digestivas tras tener a su hijo. Como era algo inusual pensó que las comidas le estaban sentando mal y le diagnosticaron anemia. Tal y como contó ella misma perdió peso, se sentía muy débil y perdió también cabello. "Dejé de hacer deporte. No podía ni coger a mi hijo en brazos. Incluso dejé de trabajar durante un tiempo", explicó hace siete años.
Finalmente, tras ponerse en contacto con un especialista digestivo, le hicieron las pruebas de la enfermedad celiaca y salió positivo. "Por suerte, poco ha cambiado más allá de la eliminación del gluten. Una dieta sin gluten consta de carne, pescado, fruta y verdura, productos que ya consumía antes del diagnóstico. Ya tenía buenos hábitos de alimentación –tanto, que me podía permitir de vez en cuando unas chuletas con patatas fritas–, así que apenas noté un cambio. Y si hay algo prescindible que te quita la dieta sin gluten es el hábito de picar por aquí y por allá", explicó entonces.
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