Cremas antiarrugas: descubre cuándo debes empezar a usar la que mejor va con tu piel
Para cuidar de nuestra piel como se merece es necesario saber en qué momento debemos empezar a usar una crema facial antiarrugas.
Te contamos ya que el momento no es cuando estas aparecen, porque si bien son cosméticos efectivos, no hacen milagros.
Parece que el mundo de las cremas faciales se divide en dos grupos: las cremas antiarrugas y las hidratantes convencionales. Aún nos resulta complicado entender que, en lo referente a cosméticos, hablar de arrugas no es hacerlo de vejez, así que no hay que temer para nada el momento de empezar a usar una crema que nos ayude a que aparezcan lo más tarde posible.
Por otro lado, hay quien se toma el poder de una crema antiarrugas con más anticipación de lo que nuestra piel necesita, pero eso, aseguran los expertos, tampoco es lo que debemos hacer para mantener el buen aspecto del rostro. Así que no es de extrañar que saber en qué momento deberíamos empezar a usar este tipo de cremas no resulte sencillo.
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No hay una edad para empezar
Esta afirmación tampoco parece ayudar mucho, pero es del todo lógica, porque si bien el paso del tiempo es inevitable para todos, no todas las pieles son iguales, tanto por genética como por cómo se han cuidado. Eso sí, parece que hay una edad clave en la que nuestro organismo empieza a reducir la cantidad de colágeno que produce, y es a los 25 años.
Pero eso no significa que esa sea la edad en la que debemos empezar a usar cremas antiarrugas. Algunas pieles no sentirán esa necesidad hasta los 30, y otras, las que son más secas, seguramente deban empezar a hacerlo antes de acabar la veintena.
Prevenir es siempre el mejor tratamiento
Del mismo modo que tenemos que abrazarnos sin dudarlo a los cosméticos antiarrugas cuando llegue el momento, también debemos saber que la prevención es siempre el mejor camino para cuidar nuestra piel.
Esto quiere decir que desde una edad muy temprana debemos adquirir las rutinas imprescindibles para lucir una piel impecable y retrasar al máximo la aparición de los primeros signos del envejecimiento. Nos referimos a la limpieza del rostro día y noche, a la correcta hidratación diaria y al uso de protectores solares siempre que salgamos a la calle.
Estos tres pasos (limpieza, hidratación y protección) pueden iniciarse desde la adolescencia, y si se hacen utilizando los productos adecuados los resultados en el futuro serán más que visibles.
Cómo saber que ha llegado la hora de usar una antiarrugas
El momento no es, desde luego, cuando las arrugas ya han hecho su aparición. La cremas de que disponemos a día de hoy son efectivas, pero no milagrosas. Por eso no podemos pretender acudir a ellas cuando las arrugas ya están instaladas confiando en que las hagan desaparecer de la noche a la mañana. De nuevo hay que pensar que prevenir es mejor que tratar.
Es muy importante prestarle atención a los primeros signos de envejecimiento y actuar contra ellos con las cremas adecuadas. Estos signos son las líneas de expresión que anticipan una arruga futura, las manchas en la piel, la dilatación de pequeños vasos sanguíneos, etc. Y puede que no tengamos claro en qué momento hay que empezar, pero al parecer sí a partir de qué edad no deberíamos retrasar el uso de las cremas antiarrugas, y es a los 30 años.
Qué deben contener las cremas antiarrugas
Hay diferentes componentes que resultan imprescindibles, sobre todo a la hora de tratar las primeras arrugas y prevenir la aparición de futuras, como la vitamina C, el ácido glicólico o la coenzima Q10.
Cuando los signos del envejecimiento son más visibles y hay que tratar arrugas más profundas, es necesario que los componentes de la crema sean más potentes. El retinol es considerado el principal de ellos, ya que es la molécula antiedad más efectiva que existe. El ácido hialurónico es otro de los grandes elegidos, por su capacidad para reponer la grasa que la piel pierde con la edad y que le resta a la piel del rostro su aspecto jugoso y relleno.
A cada edad, su crema
Aunque todas las cremas de este tipo se cataloguen como antiarrugas, la piel va cambiando con el paso de los años. Así que es lógico pensar que la misma crema que nos resulta efectiva a los 30 deje de serlo cuando cumplimos 50.
Si bien a los 20 basta con una hidratante ligera, a los 30, como hemos dicho, debemos usar una crema que nos ayude a frenar los primeros signos de envejecimiento. A partir de los 40 las cremas deben tener una acción antiarrugas y reafirmante, además de incluir el uso de un sérum que tengan una acción antioxidante sobre la piel.
Al llegar a los 50 la aparición de la menopausia ocasiona cambios en la dermis que afectan tanto a la profundidad de las arrugas como a la flacidez y al descolgamiento. Por eso es importante que las cremas que se utilicen, además del retinol, que ya hemos dicho que es imprescindible, contengan otro tipo de aminoácidos, péptidos y silíceo orgánico.