No siempre existe el medicamento adecuado, por eso mismo sigue vigente un mecanismo que muchos creen desaparecido: la fórmula magistral, una elaboración indispensable para muchos pacientes que necesitan un tratamiento efectivo que puede que no encuentre en los fármacos más conservadores. Cabe destacar que estas fórmulas magistrales son totalmente personalizadas y las crean los farmacéuticos que se dedican a ello, estando completamente regulado por Ley, por lo que para las personas más dudosas o reacias hacia estás fórmulas magistrales pueden estar tranquilas, ya que su preparación se realiza bajo unas normas para la correcta elaboración.
Como comentábamos al inicio, la fórmula magistral es un medicamento que prepara el farmacéutico para un paciente de forma individual, es decir está pensando especialmente para tratar a esa persona. Tras el desarrollo y el crecimiento de la industria farmacéutica este mecanismo quedó en un segundo plano, aunque no ha hecho que desaparezca. De esta forma sigue siendo clave para muchas personas que necesitan un tratamiento individualizado que puede prescribir el propio médico en la que el farmacéutico formulista ajusta las dosis a lo recetado para que haga el efecto deseado en el paciente, que por lo general tiene alguna alergia o intolerancia sobre tratamientos más convencionales.
Así, el farmacéutico puede crear tratamientos tópicos, como cremas, pomadas o geles, fórmulas líquidas, cápsulas, píldoras o supositorios, a través del Formulario Nacional, el manual oficial para ello. Todos los laboratorios farmacéuticos deben estar preparados y homologados para la creación de estas fórmulas, pues realmente no todas las farmacias cuentan con este servicio, solo aquellas que cuentan con profesionales y personal cualificado para producir estos preparados personalizados.
Quizá el punto en el que más éxito o desarrollo tiene la fórmula magistral sea en la dermatología, ya que los profesionales de esta especialidad suelen optar en muchas ocasiones por estas aplicaciones tópicas que permiten una personalización muy exacta a las necesidades del paciente en relación a su piel, ajustándose totalmente para conseguir el efecto deseado tras estudiar el caso.
Así, en relación a los tratamientos dermatológicos es muy común la creación de cremas personalizadas o pomadas para tratar la piel atópica, uno de los principales problemas dermatológicos. Pero también pueden crearse soluciones antiverrugas, tratamientos muy específicos para la alopecia, en fórmulas tópicas o cápsulas que se toman por vía oral, también existen soluciones en los referente a la pigmentación, etc.
La cosmética también entra aquí, a pesar de que hay muchas marcas con diferentes tipos de cosméticos preparados para cada tipo de piel, hay una infinidad de mujeres que tienen que recurrir a la fórmula magistral para poder maquillarse al necesitar un producto personalizado debido a que otros que se comercializan son perjudiciales para su piel. De esta manera se puede crear un fórmula magistral cosmética de calidad personalizada para esas mujeres que no pueden optar por el maquillaje convencional.
Es muy importante el tener un diagnóstico claro y saber qué se necesita, tanto por el médico que lo receta como para el farmacéutico, teniendo en cuenta aquello que es perjudicial para el paciente para ajustar y adaptar completamente ese tratamiento que resulte efectivo en la persona que se va a aplicar sin que contenga ningún componente contraindicado.
Para la seguridad de todos los pacientes, cualquier fórmula magistral debe entregarse etiquetada y con unas indicaciones muy similares a las de cualquier interminable prospecto. Por eso mismo se debe exponer claramente la composición que tiene esa fórmula magistral que se ha creado de forma personalizada junto a la caducidad de esa preparación, pues no se puede administrar más allá de esa fecha. También deben indicarse otros puntos, como el modo de administración, si es una mezcla tópica, por ejemplo, qué cantidad y cada cuánto tiempo debe aplicarse, lo mismo con jarabes o cápsulas.
Las fórmulas magistrales tópicas son las más frecuentes, ya que son una gran alternativa a tratamientos convencionales para los dermatólogos, aunque siempre debe tenerse en cuenta que son tratamientos individualizados y personales para una paciente en concreto, por lo que no debe administrarse a otras personas que no sean la indicada. Cremas, geles y pomadas personalizadas que pueden ayudar a mejorar muchas imperfecciones o patologías dermatológicas.