Más que un rumor es una evidencia: Jordi Alba tiene menos entradas y más pelo. El futbolista de la Eurocopa, que tiene 32 años, luce una imagen con entradas más pobladas y mayor densidad capilar que durante la pasada temporada, un milagro que solo puede ser resultado de un injerto capilar, según publicaron los principales medios deportivos en 2020.
La alopecia androgénica es el tipo de calvicie más común entre la población masculina que viene provocada por una menor actividad del folículo piloso y esto provoca la pérdida de pelo, generalmente en la región frontal (las entradas) y parietal (la coronilla).
Este tipo de calvicie androgénica afecta aproximadamente a más del 50% de la población masculina y suele aparecer entre los 30 y 40 años, aunque en ocasiones se presenta en la veintena. Surge por diferentes causas y entre las soluciones más comunes están los tratamientos con minoxidil y el finasteride.
Otras opciones, algo más invasivas y que se deben practicar por especialistas, son el tratamiento a base de plasma rico en plaquetas y el láser de baja intensidad, aunque la práctica ha demostrado que la técnica más efectiva y rápida es el injerto capilar en las zonas afectadas por la calvicie. En este vídeo puedes ver a otros famosos que se realizaron un injerto capilar:
El tipo de injerto recomendado para alopecias poco extensas es el que se practica con la técnica FUE, que consiste en la extracción de unidades foliculares de otras zonas pobladas, la nuca generalmente, para insertarlas en las zonas sin pelo.
Esta técnica parece ser la indicada para repoblar las entradas de Jordi Alba, por ser la opción más adecuada para corregir zonas poco extensas de la cabeza que carecen de pelo o tienen el cabello menos denso.
El momento elegido por el jugador pudo haber coincidido con las pasadas vacaciones de verano, el momento idóneo para poder realizar el necesario reposo exigido tras la intervención y para asegurarse ciertos resultados a su vuelta al trabajo.
Los resultados no son inmediatos, de hecho, cuando el futbolista volvía a los entrenamientos sorprendía con la cabeza totalmente rapada, aunque con unas entradas aparentemente más pobladas. Es una práctica habitual entre quienes se someten a esta intervención ya que durante las primeras semanas el pelo injertado se cae, aunque no hay que alarmarse porque luego vuelve a salir.
El proceso pasa por diferentes fases y la siguiente se produce a los 3 o 4 meses después de la intervención. Es el momento en que empieza a crecer pelo de los folículos implantados, pero es un cabello fino. Es un indicativo de que todo va según lo previsto.
Entre los 4 y 12 meses siguientes se consolida el crecimiento. El cabello se vuelve más grueso, aumenta la densidad capilar y el área en la que se ha realizado el injerto se ve más poblada. El resultado definitivo se puede apreciar transcurrido un año desde la intervención.
El coste del tratamiento varía dependiendo del área a tratar y de la clínica en la que se practique la intervención. Los precios oscilan entre 3.000 y 10.000 euros y aunque un precio alto no está necesariamente ligado a una mayor calidad, es importante asegurarse de que la clínica cumple todos los estándares de calidad.