¿Para qué sirve el ácido mandélico y cuáles son sus propiedades?
El ácido mandélico se descubrió en Alemania al calentar un extracto de nueces amargas diluido en ácido clorhídrico
Se emplea en cosmética por sus propiedades exfoliantes, para el rejuvenecimiento facial, el acné o la hiperpigmentación
Actúa sobre las células de la epidermis facilitando el proceso de reemplazo regular por descamación para la renovación de las capas epidérmicas inferiores
El avance en la investigación cosmética aporta nuevos componentes a los tratamientos faciales que complementan o mejoran los ya existentes. Uno de los últimos descubrimientos para el cuidado del rostro es la aplicación del ácido mandélico que se extrae de las almendras amargas y según destacan “es el responsable de una nueva luminosidad en las pieles sensibles”.
En concreto, este ácido, al que también se le conoce como ácido amigdálico o 2-fenilglicólico, es un alfahidroxiácido (AHAs) y provienen de la reacción química de la hidrólisis del extracto de la almendra amarga. Se descubrió en Alemania al calentar un extracto de nueces amargas diluido en ácido clorhídrico.
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Una de sus utilidades es la exfoliación superficial de la piel ya que gracias a su composición presenta una mejor tolerancia que otros ácidos de su categoría. Por este motivo principalmente se utiliza en esos tratamientos de exfoliación en pieles sensibles.
Propiedades del ácido mandélico
La principal propiedad del ácido mandélico es que “actúa rompiendo las uniones proteicas entre los corneocitos, lo que provoca su desprendimiento”. Para entender la reacción de la piel ante este ácido conviene saber que los corneocitos son las células que constituyen la mayoría de la epidermis, la capa exterior de la piel que protege la interior.
En la epidermis es donde se genera la queratina, esa sustancia que impermeabiliza y fortalece la piel, además de la melanina cuya función es pigmentar y dar color. Todas estas células o corneocitos se van remplazando de forma regular por descamación y por la renovación de las capas epidérmicas inferiores, por tanto, son esenciales como barrera cutánea protectora.
El ácido mandélico favorece todo este proceso. Además, a diferencia del ácido glicólico que habitualmente se emplea en exfoliación, su mayor peso molecular, proporciona que la piel lo absorba lentamente favoreciendo un efecto uniforme y minimizando los trastornos comunes en la aplicación de ácidos.
El ácido mandélico para el rejuvenecimiento cutáneo
Por otra parte, el ácido mandélico estimula la síntesis de colágeno lo que incrementa la elasticidad y la resistencia de la piel favoreciendo a su vez el proceso de rejuvenecimiento cutáneo. Se emplea para atenuar tanto las arrugas finas como las líneas de expresión lo que proporciona en el rostro una textura que mejora visiblemente a los pocos días o semanas de aplicación y según los fabricantes se mantiene durante meses.
En los centros de alta cosmética se emplea en el Láser resurfacing, la técnica sin cirugía que mejora y trata el envejecimiento facial. Unas dos semanas antes del tratamiento se preparan la piel con este compuesto y entre dos y cuatro semanas después de llevarlo a cabo.
Otra de sus aplicaciones se centra en la hiperpigmentación para igualar el tono. Sus propiedades aumentan la eficacia de los tratamientos enfocados a eliminar las diferentes manchas en la piel. Actúa para reducir el melasma, una hiperpigmentación en mejillas, el puente de la nariz, la frente y el labio superior por la exposición al sol.
También rebaja los léntigos, aquellas manchas de entre 1 a 15 milímetros de tamaño causadas por los rayos solares y que van apareciendo con la edad, y disminuye la hiperpigmentación postinflamatoria. Todo ello gracias a que el ácido mandélico trabaja en la inhibición de síntesis de la melanina mientras se forma la mancha, y ante la melanina ya depositada, cuando la mancha se ha formado, ayudando a remover los pigmentos.
Acido mandélico contra el acné
Además de incorporar este ácido a las formulaciones de los tratamientos faciales que pretenden corregir el fotoenvejecimiento y la pigmentación irregular, se utiliza para combatir el acné inflamatorio. Para ese acné, actúa durante el proceso infeccioso, combatiendo las bacterias que provocan el acné, ayuda a prevenirlas, evita la formación de nuevas bacterias y acelera la cicatrización, aliviando las posibles secuelas (marcas) de esta afección cutánea.
No obstante, antes de una primera aplicación en el rostro conviene probar si el ácido mandélico provoca alguna reacción adversa en la piel de otra zona del cuerpo como el torso de la mano. A pesar de que es más suave que otros ácidos y está especialmente indicado en pieles sensibles, podría generar una alergia, picor y enrojecimiento, con lo cual no convendría su uso. Por su parte, las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia deben consultar con su médico si pueden utilizar cosméticos formulados con ácido mandélico.