Adiós a la psoriasis en las uñas: por qué se produce y cómo acabar con ella
La psoriasis es una enfermedad crónica que castiga nuestra piel formando escamas e irritaciones
De su origen aún no se sabe mucho, aunque tiene que ver con el sistema inmunológico y factores tanto genéticos como ambientales
La psoriasis es una enfermedad crónica que trae de cabeza a quien la sufre: la piel se escama y se enrojece en el cuero cabelludo, en las manos, en las rodillas… y en las uñas, a las que ataca con dureza. A esta última se la conoce como psoriasis ungueal y es una de las peores manifestaciones de esta enfermedad, tanto por su desarrollo como por su difícil cura, al no responder a casi ningún tratamiento convencional.
En el plano estético, nuestras uñas son la carta de presentación a los desconocidos, y si el aspecto es descuidado o enfermizo puede hacer que la persona que estamos conociendo se lleve una impresión negativa, además de complicar el acceso a trabajos de cara al público. Por eso es importante saber reconocer los síntomas cuando el brote no es todavía muy severo, para tratarla cuanto antes.
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¿Qué es exactamente?
No es muy frecuente que los pacientes desarrollen exclusivamente psoriasis ungueal, apenas un 5% de la población total, aunque el porcentaje aumenta si hablamos de las personas que sufren esta enfermedad en otras zonas del cuerpo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre un 4.2 y un 69% de los diagnosticados con psoriasis la sufren en las uñas, tanto en las de las manos como en las de los pies. “La psoriasis en las uñas no es solo un problema de naturaleza estética, sino que también puede restringir la destreza manual”, aseguraba en uno de sus informes.
Y ahí está el problema: a esta enfermedad hay que atajarla cuanto antes porque, más allá de la cuestión estética, nos puede dificultar tareas tan habituales como teclear en un ordenador, cocinar o coger un bolígrafo con las manos. En el resto del cuerpo la psoriasis, que no es otra cosa que una enfermedad que acelera el ciclo de vida de las células cutáneas, acumulándolas sobre la piel, se suele manifestar con escamas y manchas rojas que habitualmente producen irritación y dolores.
En el caso de las uñas, los enfermos las notas engrosadas o picadas de repente. A veces adquieren un tono amarillo o se despegan hacia el final de la uña, llegando a desprenderse o incluso a sangrar. Y aunque la mayoría de los pacientes sufren la psoriasis por ciclos que disminuyen su gravedad al cabo de unas semanas o meses, el tiempo que dura el brote es suficiente para incapacitarnos en muchas de nuestras actividades cotidianas.
¿De dónde viene la psoriasis?
Pese a ser bastante común, de esta enfermedad aún no se sabe demasiado. Sobre su origen, se cree que está relacionada con un problema del sistema inmunitario: en particular con las células T, unos glóbulos blancos que se forman a partir de células madre y ayudan a proteger el cuerpo de infecciones. Cuando estas células confunden las de la piel, sanas, con una herida o virus, empiezan a atacarlas, provocando la psoriasis.
No se sabe muy bien qué provoca este comportamiento de las células T, aunque los investigadores creen que tiene que ver tanto con factores genéticos como con otros ambientales. El caso es que este ataque contra la piel hace que nuestro cuerpo empiece a producir células cutáneas, células T y otros tipos de glóbulos blancos en masa, dilatando nuestros vasos sanguíneos y provocando enrojecimiento y pústulas.
Mientras, las células cutáneas se desplazan rapidísimo hacia la capa más externa de la piel (en lugar de semanas, tardan días), dando lugar a las manchas gruesas y escamosas que vemos. Este proceso sigue hasta que le ponemos fin con un tratamiento, deteniendo el ciclo.
Tratamiento: depende del caso
Si el brote de psoriasis es leve, hay tratamientos que podemos llevar a cabo, aunque los de mayor efectividad suelen necesitar tiempo para que podamos ver los resultados. En el corto plazo podemos usar tratamientos tópicos, con corticoides o derivados de la vitamina D, pero no siempre funcionan. Lo mejor es poner nuestro caso en manos de un dermatólogo, para que pueda observar la enfermedad y asesorarnos en cuanto al tratamiento.
Hay muchas investigaciones en curso que tratan de descubrir nuevos tratamientos para la psoriasis, aunque su acceso es más reducido y se tarda al menos un año en ver sus efectos, que no siempre son completos. Por ahora, los fármacos biológicos son la opción más segura para tratar la psoriasis, aunque su coste suele ser bastante elevado.
Mientras tanto, debemos llevar mucho cuidado con todo lo que tenga que ver con la higiene de la piel. Los cosméticos y productos que vayamos usar deberían estar recomendados por los especialistas y, si vamos a hacernos una manicura, también conviene consultar al dermatólogo. Un tratamiento estético invasivo puede hacer que la enfermedad empeore.