Hasta hace unos años nos exponíamos al sol sin apenas protección (a veces ninguna) y con total despreocupación. Sentir los rayos del sol sobre nuestra piel y conseguir un bronceado que favoreciera era un auténtico placer, completamente irresponsable aunque no fuéramos conscientes de ello. De un tiempo a esta parte ya sabemos que debemos proteger a conciencia nuestra piel de las radiaciones solares, y que eso supone evitar la exposición directa al sol a determinadas horas en los meses de verano y protegerla adecuadamente con un protector solar adecuado. Esta es la única manera de evitar consecuencias como el envejecimiento prematuro, las manchas solares o incluso el cáncer de piel.
La falta de información en un pasado no lejano, y cierto descuido en el presente, pueden haber causado la aparición de manchas en nuestra piel. El sol, además, es capaz de combinarse con otros factores, como los cambios hormonales, los medicamentos o los cosméticos, y elevar exponencialmente las posibilidades de que las manchas aparezcan.
Aparecen generalmente a partir de los 40 años, aunque lo harán antes si no cuidas tu fotoexposición, Y claro, una vez que aparecen, y lo hacen generalmente en el rostro, la zona del escote o las manos, lo que nos gustaría es eliminarlas y, a ser posible, de manera definitiva. Por suerte, esto es posible de conseguir de diferentes maneras. El reto mayor es, seguramente, lograr que no vuelvan a aparecer.
El láser sigue siendo uno de los tratamientos más eficaces para acabar con las manchas causadas por el sol. Existen diferentes tipos, por lo que deberás acudir a un centro especializado donde puedan valorar de qué tipo son tus manchas para utilizar la aparatología más adecuada a tu caso. De hecho, es habitual combinar dos tipos de láser para un mejor resultado. A tener en cuenta: funciona mejor en pieles claras que oscuras.
La luz pulsada (ILP) se emplea también con éxito a la hora de eliminar manchas solares en la piel, y actúa sobre las manchas sin ocasionar daños en el tejido circundante.
Ambos tratamientos requieren de varias sesiones para ser completamente efectivos, pueden tener como efecto secundario el enrojecimiento temporal de la piel, y exigen protección solar e hidratación en los días posteriores. Por eso, para facilitar una buena recuperación se recomienda evitar los meses de verano para realizarlo.
También resultan efectivos los peelings, la mesoterapia facial y la cosmetología específica. Por eso es fundamental que tu caso sea evaluado por un profesional cualificado que determine qué es lo mejor para ti.
Mantener nuestra piel sin manchas después de un tratamiento eficaz es un reto que debemos plantearnos como tal. Si ya hemos comprobado cómo reacciona nuestra piel antes del exceso de exposición solar, hemos de tener en cuanta que esto no va a cambiar. Es decir, debemos extremar los cuidados y la protección de la piel en todo momento, porque nuestro clima es especialmente soleado, y la radiación solar no es exclusiva, ni mucho menos, de los días de playa o del verano.
Usar una hidratante diaria con un FPS 30 debería ser lo mínimo, y usar protección solar específica cada vez que la ocasión lo requiera.