Han pasado cinco años desde que Tamara Falcó decidiera posar en su revista de cabecera para sincerarse sobre su espectacular cambio físico. “Cuando me miro al espejo no me reconozco”, exclamaba la marquesa de Griñón, que culpaba al hipotiroidismo y al estrés que sufría por aquel entonces de que engordara 20 kilos en un breve periodo de tiempo. La socialité rememoraba en una entrevista que en aquella etapa no salía mucho de casa y “lo único que hacía era comer”. Molesta con estos perjudiciales hábitos, la hija de Isabel Preysler cambiaba el chip y empezó a cuidar su dieta.
Tanto ha cambiado el asunto desde entonces que ahora hablamos de ella como ‘chef’. Tamara se ha graduado en Le Cordon Bleu e incluso ha publicado su primer libro sobre cocina, ‘Las recetas de casa de mi madre’, donde homenajea a los gustos culinarios de su clan. Con motivo de la lanzamiento de este recetario, Falcó ha vuelto a conceder otra entrevista a la revista ¡Hola! donde ha confesado cuál es su secreto para disfrutar de la comida a la vez que se mantiene en un peso saludable.
“Creando una buena relación con ella. Teniendo una buena nutricionista, haciendo ejercicio, alimentándome de una forma saludable, trabajando mucho, pero dejando tiempo para mí. Básicamente, se resume en que procuro llevar una vida equilibrada y llena de paz para ser feliz”, subrayaba las claves la aristócrata, que se puso en manos de Christina Barrantes cuando decidió dar el paso de cambiar sus hábitos alimenticios. “Me ha enseñado a comer”, ha reiterado en múltiples entrevistas.
“En realidad lo que hace Tamara no tiene nada especial”, explicaba hace tiempo esta coach en una entrevista para Telva: “Ella come de todo: hidratos, carne, huevos, fruta, verdura… de todo. Lo que necesitaba era dejarse de batidos y cosas con las que estaba mareada y comer equilibrado”. Lo único que debe hacer Falcó es “medir las cantidades, para no sobrepasarse”, o los días que tenga comidas o compromisos que la empujen a hacerlo, “disfrutarlo y después compensarlo con ayunos intermitentes o con un día depurativo comiendo fruta”.
En la actualidad, por ejemplo, Tamara consume carne “de manera responsable” y disfruta de ella “mucho menos” que antes: “Mi madre fue muy innovadora en incluir más frutas y verduras en su dietas antes de que estuviese tan de moda y supiéramos que era tan ventajoso. Creo que ella siempre ha estado con su cuerpo y, además, es muy disciplinada”, reconocía el mérito de su madre.
Precisamente, Christina, su coach, trabaja en la clínica Buchinger, donde se encierra la it girl durante unas semanas –sin teléfono móvil- para someterse a un tratamiento de ayuno terapéutico que se basa en disfrutar de las comodidades del centro mientras se lleva a cabo un plan de alimentación basado en líquidos (zumos, caldos o infusiones).
“Creo que es un error asociar a la clínica Buchinger con pasar hambre. Creo que eso solamente lo diría alguien que no ha estado allí. Cuando rompes esos prejuicios y decides ir, descubres la verdad sobre la medicina integral. Es una medicina preventiva y el ayuno, que quizá es una práctica olvidada, está presente en la mayoría de las religiones, ya no por su efecto terapéutico, sino a nivel espiritual. Además, una vez que rompes el ayuno con el que, insisto, no pasas hambre, tienes una cocina maravillosa”, defendía Tamara su método.