Lydia Bosch: “Cuando me suceden cosas, desaparezco y me encierro”
Lydia vuelve a Tele5, a su casa, donde vivió algunos de los momentos más importantes de su carrera. Es oírla hablar y tener la sensación de que Emilio Aragón y la Juani van a aparecer en cualquier momento. Pero no, esta vez viene con 'La Verdad' y Jon Kortajarena, una serie en la que interpreta a una madre poderosa que queda mermada por la desaparición de su hija, pero que, cuando la niña regresa por sorpresa nueve años después, recobrará "la fuerza necesaria para enfrentar a todas las cajas de pandora que hagan falta". Las tramas se entremezclarán con un argumento común: no te puedes fiar de nadie. "Yo prefiero confiar, pero desgraciadamente la vida te va abriendo puertas en las que no puedes ser tan ingenua", nos cuenta.
¿Cómo estás viviendo esta vuelta al hogar?
Con mucha ilusión. Hay sitios que indiscutiblemente han marcado más tu vida y Telecinco tiene un peso muy importante en mi carrera. Fíjate, el principísimo de todo fue el 'Un, dos, tres', que se grababa aquí mismo. Tiene algo de magia, un cierre de círculo que esperemos dé aún muchas más cosas.
Te oigo la voz y conecta con la adolescencia…
(Risas) Claro, es que nos hemos metido en el salón de varias generaciones cada noche. El 'Un, dos, tres' El Juego de la Oca, Sábado Noche, Médico de Familia, Motivos Personales…
Si te digo 'Médico de Familia', ¿qué es lo primero que viene a la cabeza?
Hogar. Familia. Lo rompimos todo con esa serie. ¡De los primeros en meter una cocina! Te identificabas con alguien sí o sí. Fue maravillosa esa época.
Ahora llegas con otro personaje potente
Se llama Lidia y es una mujer fuerte. Hija de uno de los banqueros más importantes del país. Y una madre potente, con un pasado concreto y con una adoración total por su padre. Tiene el mandato de continuar con su legado y, cuando parece que va a suceder de verdad, es cuando desaparece su hija. Y ahí pierde su brújula vital y se debilita. No puede asumir que no aparezca su cuerpo.
Sin embargo, vuelve a renacer
Cuando regresa su hija a los nueve años. Eso es. Y sale de su letargo y esa vuelta le da la fuerza para enfrentarse a todas las cajas de pandora que hagan falta.
En la serie se ve que no se puede confiar en nadie, ¿tú prefieres confiar en la gente o ser desconfiada?
Confiar. Lo que pasa es que la vida a veces desgraciadamente se revuelve. Por eso la niñez es tan maravillosa, porque somos más puros. Bueno, depende del ambiente en el que hayas crecido, pero yo he tenido la suerte de crecer en una familia maravillosa. Desgraciadamente la vida te va abriendo puertas en las que no puedes ser tan ingenua. A pesar de todo a mí me gusta confiar en el ser humano. También es verdad que cada vez acoto más mi entorno. A cierta edad, ya tienes unas personas a las que haces tus confidencias íntimas y no me apetece ampliarlo más.
¿Es importante para ti la amistad?
Mucho. Y la amistad hay que cuidarla. Y eso que yo soy un poco caracol. Cuando me suceden cosas, desaparezco y me encierro. Tiendo a protegerme. Y eso me viene bien para trabajar, porque en esta serie tienes que mirarte siempre la espalda.
¿Qué te han dicho tus niños? ¿Han visto algo?
Mi madre sí, pero mis hijos no han querido (risas). La mayor, Andrea, tampoco ha querido verlo hasta el momento del estreno. Ahí haremos palomitas y todo (risas).
¿También quiere ser actriz?
Sí, ya ha hecho algún corto y va a hacer una película. Está formándose y con unas ganas terribles de trabajar, porque la mejor escuela posible es el día a día de una serie o una película. Me pregunta cosas, pasamos texto justas… Yo le doy mis consejos, cada uno se lo tiene que llevar luego a su terreno y hacerlo suyo. Pero sabe escuchar.
¿Ves potencial?
Tiene mucho talento. Y es muy perseverante y muy sensible. Tiene muchas ganas y la cabeza muy buen puesta. Gen artístico tiene. Los Molina y los Bosh, los genes de los genes.