Paula Bonet: "Quería pasar el duelo de mi segundo aborto con normalidad, no escondida"
Paula Bonet, una de las mejores ilustradoras españolas, no suele mostrar su intimidad en redes si no pasa por un filtro artístico. "Quienes siguen mi trabajo desconocen si soy madre, homosexual o si salgo a bailar por las noches", nos explica por mail. Por eso quizá sorprendió aún más una de sus últimas imágenes, en la que hablaba, con una honestidad brutal, de cómo estaba viviendo el intenso dolor por el segundo aborto espontáneo. Eso sí, al mismo tiempo, dejaba muy claro por qué lo hacía: "No tenemos por qué hablar bajito y ocultarnos información, tenemos que saber a qué nos enfrentamos para poder estar preparadas. Mi objetivo no es recibir consuelo, sabía que esto podía volver a suceder, además sé que tengo el amor de todos aquellos que amo. Hablemos de estas cosas, empecemos a normalizarlas". Nosotros hemos recogido su guante y la apoyamos con lo único que podemos: dando luz y palabras a los tabúes femeninos.
¿Te está haciendo bien haberlo contado?
El modo en el que encajé la noticia de este segundo aborto y la manera en que estoy viviendo las secuelas del legrado y el duelo ahora mismo no tienen nada que ver con lo que viví en febrero del año pasado. Y eso se debe, claramente, a que ya sé que lo que ha sucedido entra dentro de la normalidad, y lo que va a suceder ahora con mi cuerpo y en mi cabeza ya no me es desconocido. Debería haber tenido esta información desde el principio. Creo que es necesario que las mujeres pongamos sobre la mesa aquello que sucede porque lo que no se nombra no existe social y públicamente pero sí en la vida real.
¿Cómo has vivido esas pérdidas en un año?
Ahora mismo lo estoy viviendo con serenidad. No me niego el dolor que siento y me replanteo la idea de maternidad.
¿Por qué decidiste colgar ese texto?
Mostrar la foto no entraba en mis planes. De hecho tenía muy claro que a medida que avanzara el embarazo lo ocultaría todo el tiempo que me fuera posible. Quería vivir el proceso de gestación de un modo muy íntimo, y tenía clarísimo que la cara de mi futuro bebé no iba a asomarse por mis redes sociales. El hecho de que sucediera un aborto espontáneo dos veces seguidas y saber lo que venía después del segundo debido a la experiencia del primero me hizo necesitar contarlo. Vi claramente que era el contexto y no yo el que iba a hacer que me escondiera, que me sintiera miserable y con tara, que quisiera tapar este cuerpo de embarazada sin embrión que tengo ahora mismo. Me pareció muy injusto. Quería poder pasar el duelo con normalidad y pasear y convivir con mi cuerpo de un modo natural y sano.
¿Cómo lo ha recibido la gente?
Me ha sorprendido la repercusión que han tenido tanto el post como el artículo que escribí en eldiario.es. Hago una lectura muy positiva. Creo que es necesario que las mujeres dejemos de vivir en las tinieblas y hablemos con normalidad de aquellos temas que nos afectan sólo por el hecho de pertenecer a un género y no a otro. Todo lo masculino es universal. Lo femenino es 'lo otro', 'lo raro', 'lo que no se cuenta'. Y es porque se desconoce, porque no se investiga, porque no es masculino.
Dices que "se habla poco de enfermedades como la endometriosis, del hecho de parir y rechazar al hijo, de parirlo y perderlo a los pocos días". ¿A qué crees que se debe?
Al hecho de que nuestro pensamiento se forme a partir de la experiencia masculina.
¿Crees que también se habla poco del duelo del futuro padre?
Apenas se habla. Si tomo como ejemplo el post y el artículo de los que estamos hablando puedo asegurar que el porcentaje de hombres que han querido formar parte sigue siendo muy pequeño y que muy pocos y muy pocas se han preocupado o han nombrado al padre.
"Me volví loca con la alimentación, con la limpieza del frigorífico y de la cocina, con las horas de sueño, con los posibles esfuerzos que no debía hacer". ¿Por qué crees que tuviste esa reacción?
Por miedo. Porque somos las grandes desconocedoras de nosotras mismas.
¿Por qué aclaraste que no buscabas "consuelo" al contarlo? ¿Podrías explicarlo un poco más?
Me cuesta mucho mostrar mi intimidad en redes sociales si no ha pasado el filtro artístico. Quienes siguen mi trabajo en redes desconocen si soy madre, si soy homosexual o si salgo a bailar por las noches. Intento mostrar siempre contenido vinculado a mi proyecto artístico. En este caso hice una excepción publicando la foto. Necesitaba hacerlo. Cualquier persona que escriba, que pinte o que haga cine, por poner algún ejemplo, tiene que tener (no puede ser de otro modo si esto es real) un vínculo estrechísimo y un compromiso absoluto con su obra. Eso nos lleva directamente al contexto. Todo es político. La obra de aquellos hombres y aquellas mujeres que admiro me ayudan a entender su contexto y aquello que están buscando. Louise Bourgeois es el ejemplo perfecto. Por eso usé una de sus imágenes para ilustrar el artículo. Habría podido hacer un dibujo pero necesité sacar el asunto de mí, hacerlo de todas y todos, y la imagen de Bourgeois era perfecta. Si me hubiera callado la indignación que sentía con el modo en que hombres y mujeres nos construimos intelectualmente no habría sido fiel a mi compromiso y mucho menos a mí misma. El hecho de haber releído la noche anterior un libro de materiales y procedimientos pictóricos de mi época de estudiante, y el ver que empezaba de este modo: "El hombre-pintor siempre ha necesitado blablabla" acabó de cabrearme. Me di cuenta de que toda la vida el mensaje ha estado siendo dirigido a los hombres, y que yo, que soy mujer, he intentado incluirme en el saco de receptores con ingenuidad y con una resignación de la que ni era consciente.
¿Cuál es la principal diferencia entre el relato que te han contado de la maternidad y el nuevo que te estás formando?
La maternidad es difícil. Yo he estado embarazada sólo durante tres meses y mi manera de ser y de relacionarme con el mundo han mutado de un modo atroz. Mutó de modo negativo, las náuseas no me dejaban respirar bien y el aire era oscuro y denso como en Stranger Things. Por no hablar del sentimiento de ahogo producido por el hecho de no poder salir de la cama o despegar mi cabeza de la taza del váter durante semanas enteras. No puedo hablar de los supuestos ‘meses buenos’ de la gestación porque no llegué a vivirlos ni mucho menos de los dolores del post parto ni de las alegrías (y la sangre) de tener a tu hijo succionándote la teta. La sociedad nos hace parir tarde (¿que és esa locura de las empresas que pagan a sus trabajadoras la congelación de sus óvulos!?) y las condiciones en las que vivimos nos llenan de miedos (¿cómo voy a convivir con mi pareja y mi bebé en este espacio reducido que nos cuesta un riñón porque el metro cuadrado se paga con lingotes de oro? ¿Cómo lo haré ahora que mi carrera empieza a despegar y los encargos y trabajos que hago son los que he querido hacer siempre?).
¿Crees que estas experiencias se convertirán en un nuevo proyecto artístico?
Llevo más de un año leyendo y escribiendo sobre el tema. Y todavía no he llegado a ninguna conclusión.