Rossy de Palma: "He tenido novios desde los 18, ahora quiero enamorarme de mí misma"
Rossy está a tope. Acaba de presentar un cognac en Madrid, donde vive de nuevo tras pasar varios años en París, y debe salir corriendo hacia Barcelona por otro compromiso. Ha reservado un rato para "abstraernos del mundo", como ella dice. Viene con su hija Luna Mai (17), alejada del primer plano hasta hace unas semanas, cuando le dedicó a su madre una amorosa carta en una revista (abajo, la lista de piropos).
Toca con el dedo el filo de la copa de cognac. Gira, paladea. "No soy de beber mucho alcohol, pero me gusta deleitarme, la gestualidad, la poesía", dice. Ni en los ochenta se pasó (demasiado). Ha vivido las épocas vitales desordenadas, nos cuenta, porque a los veinte "era muy madura y tenía novio estable" y no se desmelenó hasta los treinta, cuando finiquitó una relación algo asfixiante de nueve años y comenzó su racha "locuela". Luego vinieron Luna Mai y Gabriel, sus dos "ángeles", con cuyo padre no tiene buena relación. Ahora, a los 52, dice sentirse "muy conectada con mi yo-niña". Hablamos de ellos, de Tao y de Jung, de darse permiso para las cosas, del amor a uno mismo y de las relaciones tóxicas. La conversación fluye. Es maestra en eso. Fácil. La compañía perfecta para pasártelo en cualquier fiesta como ella a los 30. Su hija avisa y volvemos de la "abstracción": "tienes que coger ya el taxi, mamá".
Rosa Elena García Echave, nacida en Palma, ¿quién se inventó lo de Rossy?
Manuel Piña, García Alix y yo hicimos unas fotos maravillosas y Piña me regaló una preciosa y puso por detrás 'Rossy de Palma' porque sabía que había nacido en Mallorca de padres asturianos y a mí aquello me gustó mucho y me lo quedé. Siempre he preferido tener un nombre real y otro artístico.
¿Por?
Me interesa esa dualidad para protegerme un poco.
¿Te preocupa proteger tu intimidad?
Somos seres múltiples. Poliédricos. Muñecas rusas. Yo soy madre, actriz, escritora, mujer, muchas cosas. No es que lo proteja, es que hay partes que no tiene por qué saber nadie. Sería casi pornográfico mostrarlas. Tengo mi cuota de amor muy alta con la gente, en el sentido que noto su cariño y siempre me tratan muy bien, pero no siempre estoy con labio rojo y subida a un tacón. Recuerdo que cuando estuve embarazada sufrí un acoso que no me gustó nada.
"Humilde, apasionada, benévola, sencilla, original, sincera, poderosa, clara, sin tapujos ni tabúes, maravillosa y única"… Vaya piropazos te ha escrito tu hija.
La verdad es que sí. Ella me conoce bien. Fue una sorpresa, un homenaje de mucha gente que me quiere en la revista 'Solar Magazine'. Lo malo es que muchos empezaron a decir cosas como que era adoptada. No tengo nada en contra de los niños adoptados, todo lo contrario, pero tanto Luna Mai como Gabriel son biológicos.
Su hija está sentada en el sofá de al lado. Le pregunto si su madre es así de verdad. "Así y muchas cosas más, no se conoce toda la humanidad que tiene", responde. Y añade: "Una cosa: ¿podrías escribir bien mi nombre? Me han puesto de todo y no: soy Luna Mai, con 'i' latina". Rossy interviene de nuevo: "Y otra cosa más: también se ha dicho que quiere ser actriz y y no es verdad. O no aún. Ella también es muy múltiple, sabe hacer muchas cosas bien, así que ya se verá. Está por florecer. Solo lo han dicho porque vino a hacer de extra con unas amigas a una película donde yo trabajaba ('Solo química')". Tomamos nota y seguimos charlando:
"El taoísmo me pone"
(Risas) Eso lo dije yo un día de broma. Aunque no es broma. No soy de religiones ni de dogmas, por eso me gusta la filosofía taoísta, que tiene mucho que ver con los ciclos de la naturaleza. Se basa en conocerse a uno mismo: si tú cambias, entonces el resto comenzará a cambiar contigo. Si todos los que critican se limpiasen ellos los armarios, no tendrían tiempo para ir fisgando los de otros. 'Conocer a los demás es sabiduría, pero conocerse a uno mismo es gran sabiduría'. Y en eso se tarda, vaya que sí, yo he tardado mucho...
¿Por qué dices que has tardado?
Bueno, porque es un trabajo continuo. Es como una habitación con arena, la vacías y vuelve a llevarse de polvo con el viento. Siempre trabajo en mí misma. Seríamos todos más solidarios, más compasivos y la mirada hacia el otro sería mejor si lo hiciésemos. En vez de tomarnos las cosas como un ataque personal, veíamos que puede haber un drama en la existencia del otro que a lo mejor no ha trabajado aún lo suficiente. No hay que culpabilizar a los otros de nuestros dramas. Otro que he leído mucho es a Pessoa...
¿Pessoa?
Decía una frase que me encanta: "El sentido del ridículo solo existen para los demás y solo si ellos quieren". A mí esa me ha ayudado mucho también para lanzarme a hacer lo que me ha dado la gana.
Eres una maestra de los no prejuicios, eso es verdad…
Carmen de Lorecite, esta modelo de 95 años con pelo blanco maravilloso, tiene otra frase que me la quiero tatuar. Dice: 'Give yourself permission'.
¿En qué te has dado permiso últimamente?
Pues por ejemplo en contarte estas cosas que me hacen feliz. En seguir trabajando, en no sentirme culpable... que las mujeres somos unas expertas es eso... Estoy intentando quererme bien y ser compañera de mi misma… Me intento dar permido para ser feliz.
¿Es feliz Rossy de Palma?
Hay que ser muy tonto para ser feliz (risas), pero hay destellos. Este momento mismo de estar hablando de la vida en la entrevista y dejar un poco que el tiempo pase con disfrute, como si estuviésemos en una especie de meditación… Bueno, eso también es ser un poco feliz. Son regalos que uno se hace y hay que darse permiso para regalarse cosas sencillas.
¿Le das estos consejos a tus hijos?
No te creas, ellos van a su bola. Sobre todo si son adolescentes como los míos. Hay que dejarles que aprendan de sus errores como hemos hecho todos. Los padres solo pueden enseñar con el ejemplo real, no con palabras. Si les queda algo es de lo que te ven hacer, de si es coherente o no con lo que vas diciendo que haces. Solo permanece el ser fiel a uno mismo. La vulnerabilidad de la maternidad es que tampoco les puedes dar mucho, cada uno tiene que hacer su camino. Aunque siempre hay miedos, claro.
¿Por ellos o por ti?
Por ellos sobre todo. Me encantan las madres que son más despegadas que yo: siempre estoy un poco en vilo por si les pasa alguna fatalidad. Pero ya te digo, tienen que tomar sus propias decisiones.
¿Qué te queda de aquella adolescente que llegó en los ochenta desde la isla a la Movida?
Soy cada vez más niña, fíjate. Me queda más de eso que de la adolescente, porque yo era muy madura. En contra de lo que la gente se cree, yo no tuve una adolescencia y primera juventud muy 'locuela'. En realidad la época loca la viví con treinta, porque tuve una separación y ahí sí que me lo hice todo. Siempre he sido muy extraña con mis fases vitales. Y ahora estoy viviendo una especie de segunda niñez. ¡Fíjate qué cosas!
¿Te gustan los niños?
Lo que más del mundo. Son el amor en estado puro. Hasta los 7-8-9 años. Ahí ves todo lo maravilloso del ser humano antes de que se malee, se estropee, haya disgustos, decepciones, errores… tengo 52 años y me encanta no haber perdido la inocencia. He vivido una vida intensa y he corrido, pero no he perdido la curiosidad. Tengo la chispilla intacta y me gusta. Te empiezas a hacer mayor cuando piensas que ya estás de vuelta de todo y a mí eso no me pasa.
¿Es verdad que nunca salimos del recreo?
(Risas) Es una frase que digo yo mucho: que nunca sales del colegio, que crees que cuando se acaba ya no estarán los necios del recreo, pero no: necios habrá siempre, la vida es un continuo recreo. Aunque ya he aprendido mucho y ahora tengo compasión por ellos también. Pienso en qué les habrá pasado para ser así. En ese punto estoy: si lo ves desde los ojos de la bondad, que es lo que a mí me caracteriza, te preguntas cómo puede existir la maldad gratuita.
¿Llamas tú a Pedro para ver qué tiene o él a ti?
(Risas) Tiene que nacerle a él... y a mí me gusta dejarme seducir. No puedes forzar a los creadores. Esto es como en el amor: tienes que sentirte deseada. De todos modos, me he sentido parte de todas sus películas, aunque no las haya hecho yo. Cuando les dieron el premio en Cannes a todas las actrices por 'Volver' yo estaba en casa viéndolo y era como si estuviera con ellos. En la última, en 'Julieta', nos hemos reído mucho con esa ama de llaves con retranca gallega.
¿Cuál es tu personaje almodovariano favorito?
Todos. Incluso los que no he hecho. Mi película favorita es 'Qué he hecho yo para merecer esto', siempre me ha tocado mucho. Esas amas de casa con la pastilla de la farmacia tirando de sus vidas… ¡es una joya total!
¿Y el amor? ¿Llamas tú o él a ti?
Eso no se provoca (risas). He vivido toda mi vida en pareja, desde los 18 que tuve mi primer novio. Luego me vine a Madrid y me eché otro que me duró como 9 años… El amor es como un accidente y ahora me toca enamorarme de mí. Creo que las mujeres debemos hacerlo... y cuanto antes mejor. En algún momento tuve ansiedad por encontrar pareja, pero ahora ni rastro. Siempre hemos tenido ese pensamiento dañino de que teniendo a alguien que nos quiera está justificado que merecemos ser amados... y eso genera monstruos y relaciones tóxica. Mucha gente es dependiente de la pareja porque creen que, si alguien les quiere, entonces valen algo. Si te quieres directamente tú no hace falta dar rodeos. Mi amiga Concha Buika siempre dice: 'Me voy a casar conmigo misma y me prometo amor y fidelidad'.
¿Lo has conseguido?
¿El qué?
Enamorarte de ti misma...
Es mi primer juramento en estos momentos. Y luego está lo que dice Bibi: 'en el amor soy creyente, pero no practicante'. Y yo siempre me río mucho y le digo que sí, que eso nos pasa a las dos. Y me repite que ‘el amor es como un accidente, como si sales a la calle y te atropella un camión. Y yo vuelvo a reírme, pero nadie me fascina, qué le voy a hacer. A mí es que me gusta mucho reír, ¿sabes?