Alexandra Jiménez: "Es absurdo pensar que si no eres madre no vas a realizarte"
Alina es una chica de 37 años a la que le diagnostican premenopausia. Tiene trabajo liberal y pareja desde hace 12, pero de pronto se abre una brecha: si quiere ser madre, tiene que ser ahora o nunca. Nada nuevo bajo el sol. Su chico se sube a la urgencia, a la bomba de hormonas, al conflicto entre realidad y expectativas... pero él no está seguro de querer ser padre. Este es el punto de partida de 'Embarazados', la nueva comedia de Alexandra Jiménez y Paco León, el retrato de toda una generación 'cuarentañera' que llega tarde a la maternidad/paternidad por estar ocupados intentando cumplir primero otros sueños. Hablamos con Alexandra Jiménez (Zaragoza, 1980) sobre este mix explosivo de tiempo y deseos.
¿Qué presión ser chica al final de la treintena, no?
La edad te hace plantearte cosas, claro (risas). Todos lo hacemos. Pero lo mejor de la peli es que te puedes identificar con ella y con él, aquí no hay un solo Peter Pan. Entiendes que ella sienta urgencia porque tiene 37 y le diagnostican una premenopausia, y entiendes que él no, porque todo lo que tiene alrededor en su vida le llena lo suficiente y no se quiere meter en un berenjenal tan importante como tener hijos. Nos pasa a todos antes o después, sobre todo porque cada vez pensamos el tema de la maternidad y la paternidad más tarde, porque cada vez nos cuesta más llegar a nuestros objetivos y a todas esas expectativas que tenemos sobre nuestras propias vidas. De la que te pones a intentar cumplir la mitad de a mitad… ¡te has hecho mayor y llegas tarde! Me pasa como al personaje, me parece que tengo muchísimos años por delante y no es así, pero ya me enfrentaré a lo que me tenga que enfrentar cuando toque.
¿Es difícil gestionar las expectativas?
La verdad es que sí. Lo más interesante de la película y de mi personaje es justo que cuando se lanza y pierde el miedo, cuando deja de intentar que todo esté atado y bien atado… es cuando lo pierde todo, su trabajo, su casa, su pareja… y justo ahí, paradógicamente, es cuando es más ella y se atreve a conseguir lo que quiere.
¿La película es un retrato de una generación?
Sin duda. Conseguir un trabajo medianamente estable es una hazaña que quizá no llegue jamás, después viene en la mayoría de nuestras cabezas formar una familia… Es el conflicto que tenemos todos. Pero tenemos tanto por hacer antes… es complicado. No tengo ninguna teoría al respecto, lo único que me hace plantearme esta película es el propio conflicto de nuestra generación y todo el abanico de posibilidades que se dan. No hay ninguna moraleja, también desmitifica la maternidad o la paternidad, que es muy bonito, pero también muy duro. No pasa nada si no quieres.
¿Qué partes has cogido de ti para este personaje?
He cogido todo de mí. He sido yo con otras características y otros conflictos, pero la materia prima eres tú. Alina tiene dos partes, es como si fuera dos mujeres: en la primera parte vive cómoda y prefiere no analizarse demasiado, si ese es el trabajo de su vida o no, si tiene tiempo o no para la maternidad… Y luego la otra parte, cuando se produce el conflicto y vive una revolución hormonal. De pronto cambia su relación de doce años con su chico y se da cuenta de que quieren cosas diferentes. Ve claramente que tienen diferentes objetivos y ahí es cuando ella se arremanga y comienza a tomar decisiones que antes ni por asomo habría valorado. En esta parte me siento más afín a ella: me gusta más ese comportamiento más bravo.
¿Tú eres más guerrera?
Sí, algo más (risas). Es más, yo no me soporto a mi misma si veo que me empiezo a acomodar.
Quizá por eso también eres actriz…
Seguro, me lo digo muchas veces: si no, hubiera elegido otra cosa.
¿Cómo ha sido trabajar con Paco?
Muy bonito. Hemos tenido que construir una relación de doce años sin conocernos. Fue un trabajo profundo, pero no nos costó porque hubo mucho feeling. Trabajamos mucho lo físico, disponer del cuerpo del otro cuando quieres. Era fundamental tocarnos como una pareja de doce años. Y lo hemos hecho y hemos disfrutado mucho en ese proceso y nos ha quedado un poco como de una especie de sensación de que los dos personajes viven todavía en una realidad paralela en San Sebastián (risas).
¿Os lo habéis pasado muy bien, no?
Mucho. Fueron cinco semanas aislados en San Sebastián, dejando nuestras vidas en Madrid y viviendo el rodaje muy intensamente. Una experiencia muy bonita que nos ha dejado algo que casi nunca pasa: pensar que ¡ostras, estos dos son de verdad y siguen vivos (risas)!
Paco dice que él es un poco Alina en realidad, que se planteó ser padre y fue a por ello directamente…
Lo más interesante de la peli es que te identificas con los dos. No está ese cliché del hombre Peter Pan que sale corriendo y ella obsesiva porque quiere ser madre a toda costa. Entiendes a los dos y te posicionas o no, pero no es lo de siempre. Eres Alina y también Fran. A la vez. Plantean conflictos humanos que tenemos todos.
¿La recomendarías a parejas que lo estén intentando?
Desde luego quien esté atravesando esa racha de estar intentando quedarse embarazados y tener que recurrir a tratamientos, que muchas veces son frustrantes porque no siempre funcionan, la va a disfrutar. La película tiene la carga dramática de un tema que puede ser muy doloroso, pero al mismo tiempo ese prisma divertido de ver las cosas con distancia y con ironía. El sentido del humor siempre ayuda.
Maribel Verdú está harta de que le pregunten si quiere tener hijos y hace poco puso sobre la mesa el hecho de por qué no se le pregunta también a sus compañeros chicos, ¿tenemos mucho que avanzar con eso?
¡Desde luego! Y es una cosa muy absurda. Para algunas cosas hemos avanzado mucho y luego te das cuenta de que no, de que la sociedad te sigue mandando unos mensajes extrañísimos y antiguos. Es absurdo que te digan que si no eres madre no vas a realizarte plenamente como mujer. Y dices: ¡pero eso será quien tenga esa necesidad! Hay que ser coherente y hacer lo que dice siempre Paco: la modernidad consiste en hacer básicamente lo que a uno le da la gana.
Y tú haces lo que te da la gana...
¡Pues sí! Lo intento con mucha fuerza (risas).
Me pasa como al personaje, me parece que tengo muchísimos años por delante y no es así, pero ya me enfrentaré a lo que me tenga que enfrentar cuando toque.