'Balcón con vistas' o cómo saber en diez minutos si seguirás con tu pareja
¿Qué pasaría si alguien supiese, oyendo solo diez minutos de vuestra conversación, si vas a seguir o no con tu pareja diez años más? Este es el punto de partida desde el que mira 'Balcón con vistas', una comedia interpretada por Rubén Martínez, Maggie Civantos, David Tortosa y Cristina Soria (están estupendos), que indaga en el llamado ADN marital, un concepto que se estudia en universidades americanas y que vendría a ser el 'oráculo' moderno del amor.
"Es tu libro, cariño, pero me lo quedo", "tienes razón, pero no iré"… Si un psicólogo del equipo de Johm Goldman te escuchase soltar estas dos perlas a tu chica/o, no tendría dudas: estás instalado en un rol obstruccionista en tu relación, una suerte de resistencia pasiva en la que "te haces el majo, pero en realidad tiras de intransigencia", nos explica justo antes de la función Laura Molpeceres, la creadora y directora de toda esta aventura. Eso sí, aquí cada cual tiene lo suyo: está la actitud de desdén, la de estar a la defensiva y otras muchas variantes.
Esta guionista de series, buscaba un compañero de piso cuando decidió unir realidad y ficción (la obra empieza con un anuncio en el que se busca ‘chico guapo para compartir’) en este divertido guión, una especie de milagro en tiempos de crisis, ya que se estrenó en una sala pequeña de Chueca, saltó a otra más grande y ahora está en el Teatro Lara, un mítico escenario de la capital. ¿El resultado? Muchas risas y una mirada de reojo a la persona que duerme al lado. ¿De verdad nos pasa eso, cariño?
¿Qué es eso del ADN marital?
Es un concepto psicológico real. Son estudios de un grupo de psicólogos estadounidenses que llevan treinta años observando cómo se relacionan las parejas. Graban treinta minutos de conversación normal y corriente de una pareja y analizan diez. Con ese sistema han ‘adivinado’ en un 90% las parejas que han seguido y las que han roto. Determinan su ‘ADN marital’, su pauta de comportamiento. Una vez que la descubren, pueden predecir cómo se comportará la pareja.
¿Tan fácil?
Lo que hacen en realidad es analizar esa parte inconsciente que usamos en el día a día, en la que en dos segundos sabes si una persona que acabas de conocer te cae bien o mal. Hablan mucho del instinto. Y del inconsciente, que es muy inteligente y hace una selección significativa de datos en el instante, aunque no te des cuenta. Del mismo modo que en una situación de peligro eres capaz de salir por una esquina que no habías visto. Eso hacen ellos, pero con parejas.
¿Qué tipo de roles han visto?
Muchos. Existe el que está continuamente a la defensiva, ellas suelen caer en tratar con desdén, el que no escucha, el caso en el que no hay un reconocimiento del otro… Analizando 10 minutos han ‘adivinado’ las parejas que seguirían con un 90% de acierto. Analizando media hora, han acertado un 95%.
¿Es como una especie 'oráculo' moderno del amor?
Algo así. Si ves sus investigaciones, en realidad no adivinan nada: todo es muy racional y lógico. Las personas adquieren tácticas para relacionarse con el otro y ellos van a por la pauta.
¿Y dónde queda lo mágico, lo inexplicable?
¡Ni idea! ¡A lo mejor en el 10% que no aciertan (risas)!
¿Y uno por qué no lo ve?
De eso también habla la obra con esa metáfora del balcón: es más fácil ver lo que le pasa a otros que a ti mismo, porque en cuando se mezclan las emociones y los sentimientos, todo se lía mucho más. Algo así como el caso de un médico al que no se le permite operar a su propio hijo.
¿Y el amor a los treinta cómo es?
Muy difícil (risas). Nos ha tocado un mundo mucho más móvil y está de fondo en la obra el hecho de que seguimos compartiendo piso a una edad en la que antes ya tenías varios hijos. Eso conlleva cambios en cómo entendemos las relaciones.
¿Cómo surgió el guión?
Bueno, estaba buscando compañero de piso y se me ocurrió mezclarlo con estas teorías psicológicas. Solo que el personaje lo busca por otros motivos… que no te voy a desvelar. Habrá que ver la obra. Una persona que empieza a conocer gente de cero y le enseña su casa, ese rincón que dice tanto de ti…