Deja el móvil sobre la mesa. Pide disculpas por mirarlo de nuevo: "Es que me van a recoger al niño del cole y estoy intranquila", dice. Beatriz Luengo acaba de llegar de Miami, donde ha estado componiendo para JLo, Thalía o Ricky Martin. Todo un disco. En los estudios de sus casas. Con su respeto en todo lo alto y un Grammy en el bolsillo. Ya se sabe. Lo de no ser profeta en la tierra de una pero sí al otro lado del charco. Ese rollo. Años haciéndote valer aquí tras el bombazo de 'Upa Dance' y no acabar de dar en la diana. Años de "no dejes de creer en ti", como la frase que Alejandro Sanz (y su madre) le escribieron cuando era una adolescente y que estuvo enmarcada en su habitación madrileña durante tres décadas. Ahora vuelve con el disco 'Cuerpo y Alma'. Y lo hace a tope, como el título. "Me gusta esa foto en la que estoy seria", dice señalando la cámara, "nunca me pongo así y quizá es momento de hacerlo", dice riendo.
El caso de Luengo es casi de manual. Bombazo con la serie 'Un paso adelante' ("es lo mejor que me ha pasado en la vida", dice), fenómeno fan a reventar con 'Upa Dance' ("un proyecto musical que yo no elegí", matiza) y comienzo desde casi cero cuando decidió 'independizarse' y seguir su propio camino. Con sus temas. Su ritmo. Yotuel a su vera, pero viajando por medio mundo con Orishas (otro bombazo). "Llenaba estadios en el 2003 y a los tres meses saqué mi disco y apenas llenaba un bar, y me preguntaba: '¿qué estoy haciendo mal?'", dice. "Así que tuve que lidiar con toda esa frustración y me fui a París a empezar de cero".
¿La frustración de qué?
No viene de los demás hacia mí, sino de lo que yo no pude hacer o de las decisiones adecuadas que no tomé. No quiero que parecer desagradecida, 'Un paso adelante' me dio muchas cosas buenas. Pude ayudar a mi madre a abrir su academia de baile, por ejemplo. Antes tenía tres trabajos diferentes: vendía tuppers, limpiaba alfombras y las repartíamos con camioneta y tenía una peluquería en casa, y yo siempre le prometí ayudarla a ser jefa de su propio negocio. Pero 'Upa Dance' fue otra cosa. Y otra yo sola con mi disco y una discográfica que no me apoyaba. Lo que tengo hoy me he lo he ganado a pulso, remando.
¿Cómo fue París?
Empecé cantando en un espectáculo de zapatos de clavos y con un micro de corbata. Hacíamos loops con un DJ y un artista de reggae. A los seis meses saqué disco y vendí en Francia 180.000 copias, que fue para mi autoestima algo muy bueno. Luego volví, saqué un disco en España que fue disco de oro. Más tarde fui a Jamaica para sacar con un disco con el hijo de Bob Marley que fue un exitazo... y volví a España y me dijeron que no había un espacio para mí. Así. Que si no era balada o dance, que no. Así que me volví a ir, a Miami esta vez. Con mucho miedo, eso sí. Pero lo hice. A los seis meses me nominaron a los Grammy y empecé a componer canciones para Thalía, Chayanne, Ricky Martin, JLO y otros cantantes.
¿Te fuiste con Yotuel?
Sí, nos fuimos juntos. Y allí llevé a cabo mi proyecto de ser madre.
¿A Ricky le compusiste un disco entero?
Sí. Muy buena onda.
¿Conoces a los niños?
Los conozco, sí. Pero no es mi amigo. Le respeto mucho para decir eso, es mi jefe. Si me leo en una entrevista que me estoy haciendo la amiga de Ricky me sentiría muy estúpida (risas).
¿Qué tal con JLo?
Es una inspiración. Es una tía que controla todo, es la súper matriarca. Muy empoderada y chica del Bronx, con sus niños, guapísima a rabiar. Todos los artistas grandes que he conocido de cerca me dan la sensación de que le dan mucha importancia a la canción por la que apuestan, así que tienen mucho respeto por los creadores y productores. Saben lo importante que es un tema potente cada vez. Me he sentido muy valorada.
Otra figura clave para ti es Alejandro Sanz. ¿Cómo es la anécdota del segurata y tu disco?
¿Te acuerdas de Lidia? Ella le escribió una canción y él la apadrinó. Así que yo me fui con mi madre y mis canciones que le había compuesto para él y esperé toda la tarde a que saliera de una entrevista. ¡Hacía un frío! Y nada. No salía. Así que le di el CD al de seguridad para que se lo diese y me fui, en plan 'apiádate de mis sueños'. Pero me di cuenta que no le había puesto mi teléfono y volví. Me encontré la demo en la basura. Luego, con el tiempo, vi que había dos puertas de salida del edificio (risas).
¿Se lo has contado a Alejandro?
No. Tengo un millón de anécdotas con él y no le he contado ninguna.
¿Sensación jefe también con él?
No, otra cosa peor: él es mi ídolo. Una inspiración. Y quiero que ocupe ese espacio para siempre. He estado en su casa de Miami y él y su mujer te hacen sentir familia. Pero hay un punto en el que no puedo ni hablar, ¡con todo lo que hablo! ¡Es que tengo miedo de que se me note lo fan que soy!
Eso se nota...
(Risas) Tengo otra anécdota que no he contado. Y es mejor. Durante muchos meses una amiga y yo nos cogíamos el tren a Fuenlabrada porque nos habían dicho que una peluquería era de su madre. Y nos sentábamos allí las tardes a ver si Alejandro se pasaba a verla.
¿Le llegaste a ver?
No (risas). Otra fue que le pedí a mi madre un autógrafo de Alejandro por mi cumple. Y llegó el día y allí estaba el autógrafo. Y lo miraba y lo miraba y lo enmarqué y lo puse en mi habita y lo miraba por las noches. Ponía: 'Nunca dejes de creer en ti'. Y esa frase me ha ayudado muchísimo en mi vida. Cuando tenía 16 años nos pusimos a pintar la habitación y mi madre me dijo: '¿Puedo confesarte una cosa? Fui yo'. Y me encantó. Eso hacen las madres.
Una madre es mucha madre
Así que ahora le he escrito una canción a ella en el nuevo disco que se llama 'Ojos de Mandela'. Porque es la persona más importante de mi vida y tuvo cáncer hace unos 13 años, un melanoma en la columna, y yo no he podido hablar de ello hasta ahora. Fueron tres años de cáncer físico pero yo he tenido un cáncer mental de más de 10. Sentí que la podía perder. Esta canción me calló del cielo y creo que es la más bonita que he hecho en mi vida. Porque yo veo a Dios y la bondad en sus ojos. ¡Y Alejandro quiso cantarla conmigo!
¿Cómo cerrar un círculo?
Eso es. No dejes de creer. Alejandro. Cáncer. Mi madre. Todo. Si existe un karma, me ha vuelto con este círculo que cierra la canción.
¿Cómo vives ser madre tú ahora?
Muy bien, D'Angelo tiene dos años. Quiere ser bombero (risas), pero ha chupado más horas de estudio que qué. Le di un año de lactancia y no nos despegamos. Los instrumentos son sus juguetes. Jotuel le enseña percusión. Bueno, los dos. Es una mezcla de entretenerle y enseñarle. Es muy gracioso y baila twerking (risas).
¿Vaya historión de amor, no?
Quince años. Es la única pareja que he tenido en mi vida, así que para mí es perfecto. No tengo con qué compararlo, y tampoco quisiera. Gran parte de las cosas buenas que te tenido al evolucionar son gracias a él. El positivismo, el creer en ti, el dejar de verme como te ven los demás… A mí me encantaría decir en las entrevistas que soy una persona que me quiero mucho. Pero no es así. Soy bastante insegura. Creo que por eso me he preparado tanto. Nunca es suficiente aprendizaje. Gracias a sus ojos he podido equilibrar esa balanza. Siempre me ha dado muchísimo valor. Él me admira muchísimo, y me quiere, bueno, soy su pareja, claro.
No todas las parejas se admiran…
Ya, puede ser. Mira, él fue el primero que me dijo que se me daba genial escribir. Y luego gané un Grammy. Componía para mí, pero pasé de nivel gracias a que él me dijo que era buena y que podía. Además siempre me dice que no es feliz completo si no estoy yo luchando también por lo mío. Me dice. '¿Cómo está tu también?'.
¿Y las separaciones han sido duras?
Ha habido etapas de mucha soledad. Por ejemplo cuando yo me fui a Francia y él estaba por medio mundo con Orishas. Pero los dos creemos en los momentos de calidad, más que cantidad. Hasta con nuestro hijo.
¿Le escribes siempre las canciones a él?
Todo lo vuelvo al amor. Y él me inspira. En este disco escribí 'Te echo de menos', que dice: 'Donde tu estés, está mi hogar'. Porque es así. Es mi protección, mi lugar al que regresar. Tras un día malo o bueno, lo que quiero es parar en él y ordenar mis sentimientos. Es mi hogar emocional. Y luego todas las de cuerpo. Mi amor con él es muy carnal también. Físicamente es mi sueño erótico. Estuve enamorada de Lenny Kravitz y apareció el y pensé: 'es Lenny en versión cubana'. Así que todos los temas como 'Amarraos', 'Caprichosa'… Mi amor por él es muy carnal. Por eso creo que llevamos 15 años: porque, aparte de todo ese amor, le deseo profundamente.
Eso es mucha suerte tras quince años…
¡Lo es! ¡Veo por ahí que lo es! (risas)
¿El plan es quedarte en Madrid?
Aunque sigo viviendo en Miami, que es donde está mi casa, quiero reconquistar España. Ya escuché en otras etapas de mi vida que el problema fue que no estuve aquí y que no lo pude remar. Y no quiero que vuelva a pasar. Es mi prioridad absoluta. Mi país es mi espinita. Y quiero sacármela.