A Celia Freijeiro (Vigo, 1983) le mueve una mezcla explosiva de talento y ganas. Lo demostró a los 23, cuando deseó con el estómago hacer teatro y se convirtió en productora y protagonista de sus propios proyectos. Y también hace ocho años, cuando se lanzó a rodar una serie online de chicas lesbianas, la primera en España, que logró ser vendida a Estados Unidos y cuyos capítulos alcanzan las cinco millones de reproducciones. De aquella aventura internetera nace ahora 'De chica en chica', "una comedia fresca y almodovariana", dice, que por fin se estrena en cines. Han conseguido que se una al equipo Jane Badler, la malísima Diana de 'V'.
¿Cómo surgió convertir la serie 'Chica busca chica' en la película 'De chica en chica'?
Más que pasar de una cosa a otra, nos fueron sorprendiendo los resultados: era un proyecto de bajo presupuesto, con muchas ganas, que surgió de la necesidad de la directora y la guionista de reflejar una realidad que estaban viviendo hace unos ocho años en Madrid, cómo se relacionaban un grupo de amigas y amantes lesbianas, y de ahí paso a casi las cinco millones de reproducciones algunos capítulos, a ser la primera serie online de temática LGTB en España y a ser la primera comprada por Estados Unidos.
¿Vaya noticia esa de que os comprasen los derechos en Los Ángeles, no?
¡Bueno, imagínate! (Risas) Tienen otra mentalidad, son más empresarios que funcionarios y se dan cuenta de lo que funciona bien. Parece que nosotros vamos más adelantados en este asunto porque ellos acaban de aprobar el matrimonio homosexual hace poco, pero qué va: ven que hay un mercado muy amplio y demanda de cierto tipo de productos y van a por ello.
Como pasó con 'The L Word', la primera serie de chicas lesbianas con éxito en el gran público
Eso ya es otra liga, sobre todo en presupuesto, pero es el mismo caso. Hay una parte de la población que quiere ocio en el que ver reflejado su mundo. La nuestra es una comedia mucho más blanca, más fresca, pero sí, la temática y la demanda es la misma.
¿Cómo contactásteis con Jane Badler?
Queríamos rodar una parte allí, también como agradecimiento a toda esa gente que nos ha apoyado en los Estados Unidos, y Sonia Sebastián, la directora, es muy fan de ‘V’ desde siempre. Vio muy claro que Jane podría hacer perfecto el papel de mi novia en Miami, que se vuelve un poco posesiva y loca. Así que contactamos con su representante, tradujimos el guión para que lo entendiese y nos contestó encantada. Eso es estupendo: te contestan, aunque sea para mal. Pero le encantó y le pareció que era importante que se hablase de estos temas. Poner sobre la mesa un abanico de opciones vitales diferentes, en el que amor y la familia pueden ser de otra manera. ¡Ampliamos su personaje y rodamos con ella en Miami y Madrid!
¿Hace de republicana de la asociación del rifle, no?
Sí, de líder de los lagartos a republicana. Muy divertido.
¿Y qué tienes en común tú con tu personaje?
Pues justo lo que me ha gustado es que es muy diferente a mí: caradura, ligona… ¡me ha enseñado muchas cosas!
¿Te ha enseñado a ser caradura y a ligar?
Sí, en serio, me ha ayudado a ligar (risas). Un relajo a la hora de hablar en ese plan con la gente. He ido cogiendo soltura (risas). Me he puesto en sus zapatos y he visto qué le mueve, qué le motiva: es un personaje que huye del conflicto, del compromiso y cuando detecta un problema o alguien le pone un límite, pues sale corriendo. Va de bravucona por la vida, pero luego… Bueno, justo en eso de ir de bravucona por la vida y luego por dentro ser más sensible... igual ya nos parecemos más. Pero en descaro me gana claramente.
¿Qué tal es la experiencia del 'crowdfunding'?
El primero que hicimos en España salió regular, a los españoles aún no nos hace mucha gracia meter la tarjeta y el PayPal y demás. Pero nos ayudaron desde allí, Onemorelesbian y AfterEllen, dos plataformas muy potentes americanas. Al final, unos 60.000 euros. Ayudó que hemos llegado a sitios que ni nos imaginábamos gracias a Netflix y Amazon. En estos ocho años en los que cada una hemos hecho nuestros proyectos, no han parado de llegarnos mensajes de cariño y ánimo desde Japón o Latinoamérica, estamos subtituladas al coreano, dobladas al portugués… Siempre que haya alguien a quien le interese, aunque no sea el gran público, le llega. Por eso empezamos a pensar en la peli, aprovechando toda esa red que se había creado.
¿Y, de ahí, a encerraros a rodar en una casa?
Ojalá hubiese sido tan fácil. Ha sido complicadísimo. Yo ya he producido mucho teatro para poder hacer lo que quería, porque soy muy inquieta y enseguida me lanzo, pero el cine es más complicado y todo es mucho más caro. Hemos ido salvando obstáculos poco a poco, muy cansado todo. ¡Pero sí, por fin esta semana estrenamos! ¡Parecía que no iba a llegar! Apenas he dormido estos días.
La primera cinta española de temática lésbica, ¿os han puesto pegas?
Mucho. Las relaciones afectivas entre personas del mismo sexo sigue siendo un tabú. La industria tiene mucho miedo. No así el público, porque nosotras estamos aquí gracias a la gente, a que les ha gustado y se han interesado.
¿Pero hay escenas de sexo?
Nada, la película es muy blanca, nos han puesto una calificación de 12 años. Hay cierta sensualidad que flota en el ambiente y el humor va por ahí, pero todo es ligth. Es muy divertida, excéntrica, almodovariana… pero hay lesbianas, gays y un transexual. Y eso les da miedo.
¿Y esto a Almodóvar también le pasa?
Imagino que no. Es una marca en sí mismo y ya puede hacer lo que le dé la gana. ¡Y me alegro mucho!
Piscina, amigos, proyecto con ganas… ¿el rodaje ha sido tan divertido como parece?
Madrid en agosto es duro. Han sido tres semanas de comuna en una casa, aunque todo el equipo ha estado súper implicado e ilusionado y eso al final se transmite. Una energía estupenda. Nos lo pasamos muy bien. En cuanto acabábamos de rodar teníamos preparado el bikini para darnos un baño y ya irnos a nuestras casas. Y Jane también se lo pasó muy bien. Hicimos un poco de gran familia.
¿Cuál te gustaría que fuese tu siguiente salto de fe?
Rodar en inglés. Viví en Arkansas cuando tenía 17 años y fue una experiencia maravillosa. Estuve en contacto con lo que es el país de verdad, rodeada de campos de arroz y algodón y la gran salida era ir al restaurante mexicano de dos pueblos más allá.
¿En Hollywood?
Me encantaría. Ya he ido dos veces a Los Ángeles cotillear y me he estado muy a gustito. De hecho, tengo algunos contactos por ahí. Quién sabe, esta película también era un sueño: por soñar que no quede, ¿no?