David de María es otro. Tras una racha de "inestabilidad sentimental" y decepción laboral en la que se ha sentido "traicionado", como él mismo cuenta, ahora está tan a gusto en su 'Séptimo ciego'. Tanto, que ese es precisamente el título elegido para su nuevo disco. La culpa la tiene su mujer y antes mánager, Lola Escobedo, que le "ordena los días". Y también Leo, el bebé de tres meses que le tiene conquistado, a pesar llegar a la entrevista con ojeras porque se había pasado la noche "preparando biberones y cambiando pañales". Embarazo doble, de disco y primer hijo, para este gaditano, que ahora trae bien de endorfinas, ritmos cubanos y temas que cantan al "milagro de la vida".
¿Cómo se siente uno inaugurando una época tan diferente?
Muy bien, la verdad. La estabilidad que medan mi mujer y ni hijo me viene muy bien. Hablo además con el conocimiento de causa de haber estado con otros discos y en otros momentos muy a la deriva, sin encontrar mi lugar y sin encontrar a la persona adecuada. Ni los entornos laborales. Ver cuatro años después que puede existir el estado del 'séptimo cielo', al menos el que tú puedes crear familiarmente, es maravilloso. Estoy además más cerca de mis padres que nunca, ¡a los cuarenta! Me arrepiento de no haberles escuchado más. Haber conocido a mi mujer, haberme casado, haber tenido un hijo… son cosas muy importantes que te terminan de despistar del todo o te colocan en la vida. Y a mí me han colocado: aunque tenga que poner biberón a las tres y media de la mañana, ¡mira qué ojeras!(risas).
¿Pones biberones?
Los que hagan falta. Y cambio pañales y bañamos a Leo juntos… La verdad es que te sale un instinto natural que no conoces hasta que eres padre. Si eres responsable y disciplinado, te sale solo. A Lola le digo a veces: 'tranquila, ya me sale un instinto a mí de cuidar a mi modo a Leo'. Me siento muy buen padre en estos primeros tres meses.
¿Era tu manager, no?
Sí, la jefa de producto dentro de mi compañía. Era la que me ordenaba los días antes y al final acabó ordenándome también la intimidad (risas).
Se te ve disfrutando mucho este nuevo momento…
Sí, es que llego a casa y Leo está ahí todos los días, yo solo había vivido la cosa de tener sobrinos, a los que adoro. El otro día le llevamos a una especie de 'spa' para bebés que le ponen un flotador en la cabecita (enseña foto en el móvil) y estuvo genial porque él se siente relajado. Al fin y al cabo se ha pegado nueve meses en el líquido amniótico y fuera lo recuerda. Está muy bien esta idea.
¿Qué pensaste la primera vez que lo viste?
Que allí estaba el milagro de la vida hecho realidad. Y también dije: ‘no hay duda, este es mío’, porque cuando rompió a llorar y abrió los ojos, reconocí que eran como los míos. Y luego tengo fotos mías de bebé en las que, si las comparas, ves este mismo entrecejo perenne mío como de enfadado. Luego también tiene los rasgos dulces de la sonrisa a la vez. La boca es de la madre.
Algo que estés aprendiendo…
Lo bonito que es aceptar esa responsabilidad de padre. Y que perdemos mucho el tiempo los de mi generación retrasando el momento, que a veces somos un poco egoístas con nuestras vidas. No podemos ser tan epicúreos y pensar solo en el placer de nosotros mismos. La prioridad de un hijo te pone las pilas y te quita las tonterías. No quiero ser más un adolescente de cuarenta años. Ahora valoro mucho más lo que hicieron mis padres: mi madre me tuvo con 18 años.
¿Estuviste en el parto?
Sí, viví todo desde dentro. Lo desgarrador y bonito que es. He estado hasta en las analíticas de sangre de mi mujer y en las clases de preparto y post parto. Estaba grabando el disco y cogía la moto y me iba a los controles del niño.
¿Han sido dos partos entonces?
Dos embarazos totalmente paralelos. El niño iba a nacer en Capricornio y yo iba a titular el disco así, pero me salió Sagitario por 12 horas y lo cambié.
¿La canción 'Séptimo cielo' está dedicada a él?
Totalmente. A él y al estado en el que nos ha hecho encontrarnos a las familias de mi mujer y la mía. A pesar de dormir a deshoras, de estar cansado… ¡es una gozada! Para las personas que somos muy sensibles es un milagro. Lo veo ahí y me emociono, interactúa…
¿Sensible y qué más cosas eres?
Soy un Capricornio llevado a un extremo sensato. Una persona trabajadora, humilde y soñadora.
¿Por qué ’Y si te vas’ lo elegiste como single?
Representa un adiós y un hola. Además tiene como novedad un toque de son cubano, que siempre me había atraído pero nunca me había lanzado a usar. En los últimos dos años he ido mucho a Cuba y me fui allí de luna de miel, uno de mis mejores amigos vive allí… Y al final te impregnas. Tiro al flamenco llevado al pop de mi tierra, pero ahora con nuevo ritmo. El tema dice: ‘Tanta paz te lleves como calma me dejaste, que los tormentos vivan y dejen vivir’. Se puede pensar que es de desamor o de amor, pero yo tengo una segunda lectura: si te vas, igual mejor que te lleves muchas cosas contigo que no me hacen bien.
¿Al final es un tema de bienvenida a tu nueva fase?
Efectivamente. ‘Tanta paz te lleves como calma me dejaste’…
¿Es tu canción favorita de este disco?
Me cuesta decidir, pero hubo un día que apareció Leonardo en una eco y compuse 'Bienvenido a la vida' y para mí este disco será siempre el de mi hijo.
¿Lo has pasado mal?
Sí. Cuando se vive demasiado a pecho descubierto, uno va con todo. Mi padre es bombero, se ha dejado la vida por las personas. Cuando tienes eso de referente y encima haces canciones románticas, pues te entregas mucho de verdad. Y también cuando vas madurando y te das cuenta de cómo funciona el sistema, te fastidia. Yo nunca actuaría como lo hicieron conmigo productores, managers y demás, llevándose una parte del pastel sin explicarte bien las cosas. Yo me he sentido traicionado en muchos aspectos. He apostado mal por gente que elegí para tener cerca. Intenté crear hermandad y hubo más de un judas por ahí. Y eso duele. Si a eso le sumas inestabilidad sentimental… Pero eso es el pasado: gracias a dios he encontrado mi séptimo cielo.
Tienes un tatuaje en el brazo que pone ‘amor’ en grande. ¿Es siempre lo primero para ti?
Me lo tatué hace mucho tiempo, cuando se llevaban estas letras. Y ahora me dice la gente que son muy horteras (risas), pero el mensaje sigue siendo el mismo. El amor es esencial. También tengo un ancha aquí en la mano, que mi mujer tiene igual.
¿Cómo gustaría que siguiese esta racha?
Continuando con mi vida puesta en la música y buscando la parejita, que Leonardo no se quede solo. Da igual si es niño o niña, pero yo a mi hermana la quiero con locura y no estaría mal que él pudiese vivir lo mismo.