Hay tres cosas que definen a Quan (1989). 1. Nunca sale de casa sin pintarse la raya negra que le agranda los ojos. 2. Nació en un taxi, un lugar en ninguna parte. 3. Ha tenido que convertir a su madre en 'Mama Zhou', un personaje de cómic, para poder digerirla con amor. Tiene suerte, Quan. Y nosotros también. Estos tres rasgos han servido de motor para que la china más andaluza, la andaluza más china, haya traído a este mundo ambiguo 'Gazpacho Agridulce', una novela gráfica sobre las aventuras (y desventuras) de la familia Zhou en su restaurante de la Costa del Sol. El libro tiene estructura de menú. Mucha tela, la segunda generación.
ENTRANTES
Ha sido una necesidad. Llena de espontaneidad, pero una necesidad. Así lo explica ella. Cuando alguien nace entre dos culturas y dos maneras de relacionarse con los sentimientos, o lo elabora para traducirse o se queda instalado para siempre en la confusión. Eso es lo que ha hecho 'Juana', como la llaman a menudo los españoles, que "lo flipan" con que hable con acentazo del sur teniendo esos ojos. Ha sacado afuera en forma de viñetas los choques pequeñitos entre sus dos realidades, grietas que pueden convertirse en un abismo si no se les pone atención. Por ejemplo: querer Reyes Magos y no tener, ver la cara de extrañeza de tu madre porque prefieres los huevos con papas al arroz tres delicias, darte cuenta de que tu hermano es el favorito solo porque es varón o enamorarte de un gallego (tirando a precario) cuando todo tu entorno te busca novio chino... y rico.
De hecho, todo comenzó por ese lado, por el que comienza casi todo. Fue un día cualquiera hace un par de años, en su trabajo como diseñadora gráfica de Mediaset. Estaba contando a sus compañeros a la hora de la comida, partida de risa (algunas cosas solo se desatascan con sentido del humor), que su madre quiso conocer a su primer novio español, pero luego no le había dirigido la palabra en toda la comida. Papelón. La gente reía, ella también, pero todo tenía un regusto justo así, agridulce. Ahí fue cuando alguien dijo que debería dibujarlo. Que sí. Que todas esas escenas eran más que anécdotas íntimas. Con humor. Con dolor. Con todo. Y eso hizo, Quan Zhou. Se remangó y no paró de dibujar en ocho meses.
PRIMER PLATO
-¿China-andaluza o andaluza-china?
El orden de los factores no altera el producto; aunque, si hay que elegir, andaluza-china.
-¿Cómo es ser de dos sitios a la vez?
Caótico y confuso al principio, enriquecedor después.
-¿Se parece a no ser de ninguna parte?
Al principio sí, te sientes perdida, al ser la primera generación que crece en España, no tienes a nadie que te guíe en tu crisis de identidad, más bien tienes dos partes en continua lucha por llevarte a su terreno.
-¿Tienes más claro dónde estás tras este libro?
Claro que sí, de hecho lo menciono en los agradecimientos de la novela gráfica. Y lo describe muy bien Sagar Prakash Khatnani, un bloggero de origen indio que ha creído en España: "El hijo de un emigrante es dadivoso y crítico con ambas culturas. En lo más hondo de su corazón comprende que no hay país ni frontera, que la única patria del hombre es su mente. Uno es nacional de sí mismo, de su pensamiento: con él puede dibujar barreras o abrir puertas, crear puentes y establecer lazos de unión entre los pueblos o forjar barrotes y esposas".
SEGUNDO PLATO
-¿Cómo es mamá Zhou en tres adjetivos?
Trabajadora (su vena china de ganar dinero y dar lo mejor a su familia: de 365 días no descansa ni uno), mandona (como toda madre), y muy cotilla (se sabe los cotilleos de todos los chinos de España).
-En un principio no se lo dijiste por cierto temor a su reacción, ¿cómo se lo ha tomado?
Le conté todo estas navidades, cuando ya tenía el contrato con Astiberri firmado, y la reacción fue inesperada. Lo primero que preguntó fue: '¿pero con un libro se gana dinero?'. Eso no es lo inesperado. Lo raro fue que cuando vio los gifs animados del blog se puso a reír muchísimo. Ahora es 'editora honoraria', quiere vender libros y libros... y que nos hagamos ricos. Aparte, dice que los he dibujado muy guapos.
-Los choques culturales han sido fuertes. Cuéntame tres que hayan sido difíciles de gestionar con tus padres...
Las tradiciones españolas fueron difíciles porque nosotras lo veíamos como algo natural y ella, a veces, ni las conocía. Pasaba mucho en Navidad: mi madre decoraba el restaurante chino, pero no decorábamos la casa, y eso siendo niñas nos chocaba mucho, así que una vez mi hermana y yo y compramos un miniárbol (300pts) con la paga. Aunque nos gustaban mucho más los belenes, pero claro, no nos daba presupuesto.
Lo del novio chino todavía estamos trabajando en ello. De vez en cuando, y sabiendo que mi pareja es española, todavía hay comentarios del tipo: 'tu tío dice que conoce a un chino que tiene dos tiendas, ¿te interesa? ¿Y a tu hermana?'.
En el libro también se habla de lo de estudiar o no. Al principio mis padres veían que estudiar no servía, ya que para ellos teníamos la vida resuelta con casarnos y tener un restaurante chino o una tienda de alimentación. Pero poco a poco también han ido cambiando, ellos han aprendido mucho igual que yo. A día de hoy mi madre dice orgullosa: 'qué bien que has conseguido trabajo al terminar la carrera y estés con el libro'. Lo dice sobre todo porque muchas amigas suyas, también con hijos graduados en la universidad, desgraciadamente no encuentran empleo. Aunque claro, creo que si dejase el dibujo y me dedicara a la chini-restauración les haría muy felices.
-El subtítulo del libro es 'una autobiografía chino-andaluza'. ¿Qué ha sido lo más difícil en ese sentido?
Cómo se lo iban a tomar los retratados, claro. Muchos son recuerdos verídicos y los hablé con mis hermanas. Me decían: '¡Oh, sí! Dibuja esto y lo otro y ¿te acuerdas de eso?'. Pero no lo leyeron hasta que les pasé el libro terminado. Y les encantó, no pararon de reír. Mi hermano también dijo que le gustó mucho y que también se rió muchísimo, sobre todo de que yo le chinchase mucho. Fue muy bonito hablar eso con él y que supiera cosas que de pequeño no entendía, por ejemplo por qué le hacía tanto de rabiar, por qué le chinchaba. Estaba un poco harta de que fuese el enchufado por ser chico. Y mi madre dijo: '¿Cosas de la familia? ¿A quién le va a interesar? Tienes que hacer un libro sobre las costumbres chinas, eso sí que es interesante'.
-¿Qué tal lo han recibido los españoles?
Muy bien, aunque el que espere leer qué telenovela ven los chinos, qué comen, y demás tópicos... se verá decepcionado. El libro sobre todo retrata nuestra relación familiar. También me ha pasado que muchas parejas mixtas entienden y disfrutan de lo que dibujo, se ven identificados. Una chica española cuyo novio es chino me dijo que, gracias al libro, comprendía mucho más a su familia política y que le abría mucho la mente.
-¿Qué es lo que más te preguntan en las entrevistas?
¡Tópicos! Siempre tópicos. Se nota mucho cuando el entrevistador está en el chini-mundi o no. La pregunta de si comemos perro o donde van los muertos chinos siempre está.
-Ya que estamos, cuéntanos algunos...
Lo de comer ancestros y animales de compañía, me hace muchísima gracia, siempre digo: ¡hay inspectores de sanidad! Que los chinos van a invadir España (y el resto del mundo), que si saltamos todos los chinos del mundo a la vez, sacaríamos la tierra de órbita… Tópicos para dar y regalar.
-¿Y la comunidad china lo ha acogido bien?
Mejor incluso que la española. Me han escrito mucho en redes. Hay alguna crítica, pero la mayoría va por el lado positivo. Dicen que, aunque no venda ni un libro más (esperemos que no), habrá merecido la pena. Los chinos de segunda generación como yo me han dicho que ha sido la primera vez que se han sentido identificados y comprendidos. Y eso me parece muy importante.
-¿Conoces a otros chinos de segunda generación que lo estén explicando a través de la creación?
La verdad es que no. No hay o yo no conozco a chinos de segunda generación que estén traduciendo cómo es eso en novelas o pinturas o música... Conozco a una escritora muy famosa en USA, Amy Tan, que ahora tiene 63 años. En otros países han pasado antes por todo esto. Escribió 'El club de la buena estrella', un libro precioso de relaciones de madres e hijas en los años 50 y 80. Es un gran best seller mundial. La vi en Madrid y es una señora cercana y muy particular, que hasta cantaba con Stephen King.
POSTRE
-¿Cómo lleva tu chico todo este mix?
Mi ambiente es puramente españoles en mi día a día, pero una vez fuimos a visitar a mi prima a Barcelona, y creo que le hizo mucha gracia que estuviéramos entre tanto chino, hablando en español (porque los chinos de segunda generación hablamos en español). Luego fue un poco shock para sus amigos españoles cuando vieron fotos entre tanto chino (risas).
-¿Qué es lo que más le sorprende de Mamá Zhou?
Aún no la conoce en persona, ya te contaré cuando ocurra el encuentro.
-¿Habrá segunda parte?
¡Esperemos! Ya estoy maquinando lo próximo y tendrá que ver con la vida en la gran ciudad.
-¡Ah! ¿Cómo es eso de que nunca sales de casa sin la raya del ojo?
¡Ya si salgo! Pero antes ni para comprar leche (risas).