A Inma Cuesta, 'La novia' le llegó en un momento en el que "podía entender muy bien el conflicto entre la ley y la pasión" por el que atravesaba la protagonista de ' Bodas de sangre'. Y se nota. Esta andaluza de adopción atravesó "laberintos personales muy íntimos" para poner en pie este personaje "transformador", que ha hecho "con los ojos, las entrañas, mi sexo… con todo". Ahora, su viaje lorquiano y "catártico" ha sido recompensado con 12 nominaciones a los Goya, una de ellas a mejor actriz. A su lado, Álex García en el papel de Leonardo, la pasión incontenible que desencadena la tragedia.
Muchos fueron los aspirantes a Leonardo, pero cuando Álex García hizo la prueba, Inma lo tuvo claro. "Por mí dejamos de buscar: es él", le dijo a la directora y motor de esta aventura sensorial, Paula Ortiz. Y todo fue bien. A veces pasa. Se da un proyecto en el que todo el equipo se implica, se eleva, se agota, revive. Año y medio después, ya desintoxicados de tragedia -en el buen y en el mal sentido de la palabra-, se ve en la ternura con la que se tocan, en el tiempo que se aguantan la mirada, en cómo se cantan salsa de broma, que sí, que ha sido verdad: esta película despertará filias y fobias, pero ha sido un "viajazo".
¿Te has hecho la película con los ojos?
Inma: (Risas) Lo he hecho con los ojos, con el alma, con el cuerpo, con mi voz, el pelo, mis recuerdos, mi corazón, las entrañas, mi sexo… con todo. La película no se llama 'Bodas de sangre' sino 'La novia' porque Paula Ortiz, la directora, lo que ha querido es contar la historia desde el punto de vista de ella. Al final es ella la que desencadena la tragedia, aunque arrastrada por la pasión y por algo que está por encima de todo, que es el destino, el fatum lorquiano. Lo que sí he querido que se vea a través de mis ojos es a Asier Etxeandía, el novio, y a Álex, mi Leonardo.
Leonardo está más contenido que en otras versiones, da la sensación de que no has sacado toda la testosterona...
Álex: Eso es lo que quería la directora y eso he hecho. Yo llevaba una visión de Leonardo más salvaje, en la que rompe murallas y vestiduras, y el de Paula es más del siglo XXI: un hombre que escucha más, que observa. He tenido que forzarme bastante, porque mi Leonardo traía más víscera y más tierra, pero estoy muy contento con lo que aporta a la visión de la novia.
Inma: Me parece mucho más interesante esta propuesta que la obvia, la que todo el mundo espera. También pasa con Asier en el papel del novio. En esta película son dos fuerzas de la naturaleza, en otras versiones el novio siempre está en inferioridad de condiciones. A mí me gusta un Leonardo emocional, al que no solo mueve su sexo y su instinto.
Todo el mundo tiene su visión de Lorca: ¿’La novia’ es un regalo o un caramelo envenenado?
Inma: Regalo seguro. Jamás otra cosa.
Álex: Con Lorca todo el mundo tiene su visión y quiere ser entrenador de fútbol, pero luego lo difícil justo es el 'hazlo tú, a ver qué tal'. La suerte es que lo hemos hecho nosotros y que dentro de cuarenta años, un niño que quiera ver las versiones de ‘Bodas de sangre’, que espero que haya muchas más, podrá vernos. Los jóvenes son los que menos prejuicios tienen y la están recibiendo muy bien. Y mucha gente más. De hecho la sobrina de Federico estuvo en el paso y nos ha dicho, emocionada, que ha habíamos entendido muy bien de las pasiones de las que hablaba su tío.
¿Qué verso es vuestro favorito?
Álex: Muchísimos, pero por mi amor a los los animales sería: "Yo puse un muro de piedra entre tu casa y la mía/pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. En ese pequeño verso cuanta tanto de una pasión…"
Inma: No sabría elegir. Este quizá por cómo explica lo inevitable, eso de que hay cosas en la vida que te golpean y que uno no puede sino dejarse volar: "Pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar/como la cabezada de un mulo/me hubiese arrastrado siempre, siempre, siempre/aunque hubiese sido vieja/ y todos los hijos de tu hijo/me hubiesen arrastrado de los cabellos".
¿Es verdad que ayudaste a elegir a Leonardo?
Inma: Hubo un casting y pasaron muchísimos actores, yo ya formaba parte del reparto y la directora quiso saber cuáles eran mis sensaciones con cada uno. Es verdad que con Álex hubo un flechazo muy fuerte y eso era importante porque la química en escena te la puedes inventar, yo lo he hecho muchas veces, pero cuando ya está es mucho más sencillo, sobre todo en una historia tan sensible y pasional. Yo le dije: 'por mí dejamos de buscar: es él'. Con Asier pasó algo parecido, que es un torbellino de luz y de color y me reboleó en brazos, me trajo unos pendientes de azófar y ya fue el novio.
¿Qué sentísteis al ver por primera vez la película acabada?
Álex: A mí me emocionó brutalmente. Un viaje muy bonito. De hecho no la he querido volver a ver. Me hizo feliz, con mucho llanto de por medio. Si vas sin prejuicio y con sensibilidad, te puede agarrar muy fuerte.
Inma: A mí me dio un viaje importante. Se me quedó en el pecho, como una losa. Todo el mundo estaba emocionadísimo y yo no podía articular palabra. Me quedé empastada y hasta que no la vi por segunda vez no entré: eran muchos recuerdos. Aparte de que en el noventa por ciento de la película estoy yo y no puedo ser objetiva, así que era mucha información para mí. En la segunda vez sí entré y disfruté y hasta lloré desesperadamente. Lo dice Paula y tiene razón: la película es una experiencia sensorial.
¿Para ti ha sido un rodaje especialmente intenso, no?
Inma: Para mí y para todos. Ha salido adelante gracias al trabajo en equipo y al amor y a la entrega de todo el mundo. Hemos puesto mucho amor, sería injusto decir que yo he sufrido más que nadie. Lo que sí me pasó es que sufrí un proceso emocional y creativo bastante complejo, porque he entregado una parte de mí muy íntima.
¿Qué habéis puesto personalmente en el proyecto?
Álex: Pues todo lo que nos han dejado. Vas allí con tu trabajo previo, de guión y de alma, y das tu ternura, tu amor, te vas gastando en cada personaje. Yo soy de los que piensan que cuanto menos o más dosificadamente trabajemos, pues mejor. Así siempre hay algo que aportar. Te llenas, te desintoxicas, te vuelves a llenar de vida y la vuelves a dejar en el siguiente personaje. Y así vamos. Es mi modo de trabajar.
Inma: Honestamente, todo. Me entregué en cuerpo y alma. Esta historia llegó en un momento en el que yo podía entender muy bien el conflicto entre la ley y la pasión por el que atravesaba la novia, así que divagué por laberintos personales bastante complejos y ha sido un personaje cuyo camino ha sido bastante transformador y catártico para mí. Me encontrado con cosas bastante íntimas.
¿Volvería a elegir el lado de la pasión en vez del de la ley?
Inma: Por supuesto. ¿Tú has visto a este moreno de verde luna? Si lo viese Lorca…
¿Qué habéis aprendido el uno del otro?
Álex: Podría haber una entrevista paralela solo hablando de esto. He aprendido todo de ella, pero si vamos a cosas concretas, me gusta muchísimo la capacidad de conexión y desconexión que tiene Inma. ¿Cómo puedes hacer algo tan íntimo y luego volver al hotel y ponerte a hacer de DJ? Yo para eso soy más rayado, o era, que lo estoy intentando cambiar. He entendido que puedes hacer un trabajo en el que te partes el alma en tres y luego hacer una broma. ¿Por qué no? Tenemos que quitarnos importancia, rebajar intensidad.
Inma: Tanto Alex como Asier han sido muy generosos y en este trabajo eso es muy importante, es esencial no trabajar solo para uno mismo. Estar abiertos a dejarse volar, como decíamos mucho en el rodaje. Se trata de fluir, de entrar en el otro… Y eso lo he disfrutado mucho con ellos y no siempre pasa. Me he sentido muy cuidada por ellos.
¿Ahora os toca desintoxicaros?
Álex: Ahora toca el momento de disfrute. Ha pasado un año y medio desde que la rodamos, la peli llega ya hecha y nosotros podemos poner la cabeza y el cuerpo en disfrutarla. ¡Larga vida!
Inma: ¡Yo estoy más que desintoxicada! Salgo rápido de las cosas. Ahora nos gustaría una luna de miel con ella por el Caribe, Costa Rica, Panamá, Miami, Canarias, lo que sea… Tenemos muchas ganas de hacer una gira con la película. No somos nada más que intérpretes, ya no es nuestra y no tenemos la verdad absoluta, pero la hemos hecho con mucho respeto, con mucha entrega y, sea como sea, me siento una privilegiada de haber formado parte de algo así.