Estética ochentera, animé japonés, cebras, dagas por el aire y experimentos caseros de 3D. Así de tremendo es el vídeoclip de 'La Espada', que convirtió este tema de Javiera Mena en un hit erótico-festivo viral. Y en un himno que pone a bailar por igual a lesbianas, gays y heteros, algo que no es fácil. No ha habido festival desde entonces que no tuviera como invitada a esta reina de la electrónica, que no tiene problema en hablar de su homosexualidad, se define como "un Shazam humano" y se ha hecho aún más conocida, a su pesar, por olvidarse la letra de 'Corazón Partío' mientras cantaba con Alejandro Sanz. Algo que ha aumentado aún más su pegada posmoderna. Hablamos con ella y con su jet lag antes de tocar en Madrid y Barcelona.
¿Cómo nació 'La Espada'?
Me inspiré en las protestas de los adolescentes de Chile defendiendo la educación pública, me los imaginaba con su espada guardada en la mochila, lista para ser usada, pero luego se fue un poco más hacia el deseo y el sexo y la lucha pasional entre dos corazones.
¿Bien de dobles sentidos, no?
Sí (risas), se nos fue bastante por lo ochentero y lo erótico: 'quiero que tu espada me atraviese solo a mí' (canta), ya sabes. Y después el vídeo de Luis Cerberó, que le da el toque sexual a full, ya explícito. A mí me gusta mucho y encuentro la canción súper divertida.
¿Te esperabas la repercusión entre chicos y chicas?
No, qué va, ya te digo que empezó por otro lado. Quería hacer música buena para una pista de baile, y no todas las canciones funcionan ahí. Estoy muy orgullosa de ella, de su doble sentido, de su ritmo y de su melodía.
Hablas abiertamente de tu homosexualidad, ¿has tenido algún problema?
Ninguno, solo encuantro alguno si me pongo a leer los comentarios de redes un día si estoy medio aburrida. Es verdad que ahí sí hay comentarios homófobos, sobre todo en Latinoamérica, pero enseguida hay otros veinte más apoyándome, a mi y a mi música. Lo que me pasa y no acaba de gustarme es que mis entrevistas se centran demasiado en eso, sobre todo si estoy en un país americano. Soy gay, ¿y qué? Preferiría que hablasen de mis discos. Aunque hay que entenderlo, debo ser de las pocas mujeres latinas hablan de esto sin problema.
¿Esta postura pública ha sido
Creo que desde que de chica me topé en las películas con una cultura gay europea, por definirla de algún modo, o llamémosla mejor 'de primer mundo', así entre comillas, fui consciente de que quería ser feliz con esto. No es algo triste. Se lo conté a mis padres y a mi gente y seguí para adelante. Fue consciente la decisión de 'no voy a mentir', el resto ha sido natural. Quiero vivir mi sexualidad con alegría. Y también una bandera de lucha. Para mí ser gay es una bendición luminosa. Son miles de años de historia de mucha represión y a mí me gusta vivirlo de manera luminosa, como el símbolo del arco iris.
¿Por qué le pusiste al disco 'Otra Era'?
Quería tranmitir la idea de cambio, de mirar algo de un modo diferente, de terminar una etapa y empezar otra. Un tema del disco se llama así, además, que va sobre la alucinación que te produce el enamoramiento, que te puede llevar a estar en el pasado, o el futuro, o en medio de la vegetación de una selva o un desierto en Egipto. El disco está ideado como el viaje de un héroe.
¿El viaje del héroe?
Me gusta mucho ese concepto, es la base de millones de historias y películas. La primera canción habla de empezar un viaje, de un inicio, luego viene ‘La joya’ que está buscando el héroe, 'La espada' con la que lucha… El disco es una Odisea.
¿Te inspiraste en el libro de Campbell para esto?
Sí, me encanta. Me lo pasó mi hermano, que es filósofo y de ahí partió un poco: en un esquema que se repite en las historias a lo largo de la historia de muchos siglos.
¿Eres nostálgica en lo musical?
Me gusta todo lo de atrás. Miro al pasado y siempre encuentro cosas que me gustan. Soy muy melómana, un Shazam humano. Mis amigos me llaman para saber qué tema es tal o cual y acierto. Los 60 y 70 me encantan porque era lo que escuchaban mis papás y los 80 y Michael Jackson y 'La historia interminable' porque es mi niñez. Me gusta mezclar todo eso en otra cosa nueva.
¿Tres referentes sin los cuales tu música sería diferente?
Mecano, que lo escuchaba por mis primas. Aphex Twin, un músico inglés de electrónica vanguardista. Y Violeta Parra, por decir una mujer chilena potente que me llama mucho la atención. Mucha mezcla, estos tiempos son así (risas).
¿Tendríamos que bailar más?
Desde luego. Sobre todo en tiempos difíciles, hace muy bien. No solo tiene que ser a las tres de la mañana. La música despierta estados de ánimo que son pura terapia y genera movimiento.
¿De dónde salió la idea de las gafas blancas?
Del diseñador Calos Díez, que es muy amigo mío y me hizo la dirección de arte. Las encontró en el País Vasco y enseguida vimos que eran justo lo que buscábamos. Todo muy en sincronía.
¿La escenografía con los bailes y las pantallas es tuya?
Cuidamos mucho la ropa, la coreo y las visuales. Pero me gusta darle libertad a la gente con la que trabajo y todo lo que hace la coreógrafa catalana Tuixén Benet es perfecto para mí, me sabe leer muy bien. La idea es comunicar con el baile la idea de una mujer feminista y potente, no solo nos movemos y somos guapas, que también. En la danza la mujer está muchas veces demasiado hipersexualizada, sobre todo por lo que transmiten sus ojos: nosotras queremos transmitir fuerza, identidad y poder con la mirada.
¿Qué pasó con Alejandro Sanz?
Estaba cantando y tuve un lapsus. Fue muy gracioso, para mí y para Alejandro. Pero lo interesante a rescatar de esto no es mi error, que le puede pasar a cualquiera y de hecho pasa, sino lo que los medios chilenos hicieron de ello: un bombardeo de noticias, falta de ética periodística, un fenómeno al final muy interesante en ese sentido. Mucha gente en Chile me conoció como 'la chica que se confundió con Alejandro', algo que también, por otro lado, me ha dado más repercusión.
¿Lo pasaste mal?
En esos días sí. Había mucha gente diciendo cosas malas de mí sin conocerme, como que había dejado mal al país entero. Y yo de verdad que al bajar del escenario pensé que poca gente se habría dado cuenta de que se me olvidó parte de la letra…
¿Estás preparando disco nuevo?
Ya estoy en ello. Iré lanzando canciones según las vaya componiendo, a lo Calvin Harris. Habrá mucha pista de baile y alguna balada. Quiero seguir mezclando la emocionalidad de las letras del pop con rollo electrónico. Cuanto menos busco los temas, más llegan. Los acordes de la música me salen rápido, como un arroz en el que busco los ingredientes y sale un plato sabroso. Pero la letra es lo que más cuesta y es lo que realmente engancha. Seguiré hablando del deseo, de la pasión y del amor no correspondido.