José Coronado: “Usé los ataques de ansiedad a los tres meses del infarto para mi personaje”
Se cumple ahora un año. Coronado estaba solo en la casa que comparte en Madrid con su hijo Nicolás, de viaje con unos amigos entonces, y un dolor agudo en el brazo se apoderó de todo. Tuvo suerte. Eso lo repite mucho. "Suerte". En pocos minutos estaba en la mesa de operaciones recibiendo un 'stent', una válvula que le metieron por la vena del brazo hasta el corazón. "Poco más y se acabó", dice. Jose explica que este tiempo es regalado y así lo vive. Ha cambiado prioridades. Ha relativizado angustias. Lo que poca gente sabe es que, a los tres meses, poco después de empezar a rodar con su compadre y casi ahijado Álex González la serie 'Vivir sin permiso', que podrá verse en Telecinco, comenzó a sufrir ataques de ansiedad. Al parecer es algo usual en estos casos y le avisaron, pero que sea de todos no los mitigó. "Tienes un bajón postrauma brutal: empiezas a sentir que has visto la muerte muy de cerca y comienza el pánico, así que lo usé para mi personaje Nemo. No me preguntes cómo. Pero hablaba por los poros de mi piel, por los ojos, por mi mirada". Hablamos con él sobre su nuevo proyecto, un ex narco que está perdiendo la memoria, y su nueva etapa vital.
Un ex narco con Alzheimer que lo oculta, ¿vaya arranque, no?
Fue narco y ahora es el tío más poderoso del Oeste de Galicia. Y sí, comienza a perder la memoria y no se lo cuenta a nadie porque tiene una familia a cada cual es más peculiar. En cuanto se van enterando, como el poder pone los dientes muy largos, irán viéndose sus intenciones. Ante su fragilidad, intentarán usurpar su trono... pero no se va a dejar.
Qué miedo da lo de la memoria…
Da muchísimo miedo. Solo que claro, si de verdad te pasa, el que menos lo sufres eres tú y sí los que te rodean. Tienen que soportar tus olvidos, que no les reconozcas, la parte de agresiones y la agresividad, ataques de ira contra los que más quieres... Eres como un niño, pero uno peligroso porque puedes hacer locuras.
Y además estás con Álex
¡Es que hemos hecho un buen tándem! Es el ahijado o yerno deseado por cualquier padre. Lo bonito de su personaje en esta serie es además que sacará su lado oscuro. Todos tenemos un lado oscuro en realidad. Será muy interesante verle pasar de héroe a tipo oscuro.
Vaya gominola como actor
Desde luego. Al principio él dudaba, porque estaba en América. Pero yo le decía, que le den a América, vente para acá que este papel es un bombón (risas). Nos hemos hecho muy muy amigos. Entendemos la vida y el trabajo muy parecido. Los valores. Nos apasiona nuestro trabajo, la educación y el respeto, mucha empatía…
¿Os contáis vuestros secretos?
¡Por supuesto! Nos sabemos nuestros secretos más pequeñitos. Hay mucho tiempo entre toma y toma para hablar.
¿Has tirado de este último año complicado de salud para este papel?
Absolutamente. Se lo decía a Álex además. Mucha gente que ha sufrido un infarto tiene un bajón a los tres meses de operarse. Esos tres primeros meses estás más o menos bien, te tomas tus pastillas, te cuidas y bueno, tiras para adelante. Pero parece que está establecido que a los tres meses o así tiene un bajón postrauma que te da. Te has salvado, pero empiezas a ver que has visto la muerte muy de cerca, así que comienzas a tener ataques de ansiedad. Yo los sufrí justo al empezar la serie. Ataques de ansiedad y de miedo, de qué hago. Tenía claro que tenía que llegar a mi hora a mi trabajo y a mi marca, así que lo usé para Nemo. Éramos dos tipos a los que la enfermedad nos había dado un aviso… y lo usé. No me preguntes cómo. Pero hablaba por los poros de mi piel, por los ojos, por mi mirada…
¿Asusta mucho la fragilidad?
Porque esa vida es lo único que tenemos. Te das cuenta de lo hormiguitas que somos en este universo. Pero tengo una cosa a favor: desde que tengo 30 años, ahora tengo 60, recuerdo comentar con un amigo: joe, la vida que yo he vivido ha sido tan intensa, tan bonita y tan completa en comparación de lo que veía a mi alrededor, que yo podría morirme y ser ya un tío privilegia. Eso decía. Por lo que solo tengo que dar las gracias. Claro que una cosa es decirlo y otra vivir de verdad un aviso agudo. He vuelto a recuperar esa sensación de vitalidad. Y he cambiado las prioridades vitales.
¿Cómo ha sido ese cambio?
Antes me movía trabajar y trabajar más y más y ahora lo que me mueve es acabar prontito para estar con mi familia, mi hijos y mis hijos y la gente que quiero. Leerme mi libro. Ver una puesta de sol. Todas estas gilipolleces que se dicen. Pues son así. Esas son mis prioridades. Bendigo ese momento porque ahora vivo mucho más feliz y disfruto mucho más de la vida.
¿Es más una oportunidad que un castigo?
Por supuesto que sí. Y he hecho el ejercicio de reírme de la parca. Me has hecho tener miedo y sentirme frágil y ahora que ya vuelvo a estar asentado y mejor, te vas a enterar (y saca el dedo entre risas). ¡Hija puta, ven cuando quieras! (risas). En ese punto estoy ahora. En el de disfrutar más de los míos.
¿Entre los tuyos se refieres a tus hijos?
A ellos y a mi madre y a más gente. Si no tuviera hijos, supongo que todo sería diferente. Si estuviese solo, con la quinta parte de lo que gano podría vivir como un rey. Basta que los tengas para que tengas un exceso de prudencia y que quieras atesorar más para que ellos no tengan ningún problema. Pero están y entonces te metes en la vorágine de producir y producir. ¿Para qué tanto, si no hace falta tanto? En ese punto estoy ahora.
Has dicho que les amas con locura, pero que si te diesen a elegir ahora seguramente no los tendrías
(Risas) Sí, me han criticado mucho por decir eso. Es una opinión sincera y que creo que mucha gente piensa. No estoy diciendo que me arrepienta, no me arrepiento, y esta tarde muero feliz por cualquiera de los dos. Ahora, que si me dicen que tengo otra vida y que si en ella quiero tener hijos, como ya habría vivido una con ellos, sobre todo para bien. quizá diría que no. Sería un pájaro libre. Aquí me quedo, aquí me voy. Todo sería más fácil.
¿Cómo vivieron ellos el infarto?
No fue fácil, pero lo vivieron bien. La niña, que es más pequeña, más asustada. Y mi hijo Nicolás estuvo al pie del cañón como mi mejor amigo que es. Vivimos juntos y lo vivió muy de cerca conmigo. Es un gran compañero.
¿Te ha despertado algo este asunto que te sorprendiese?
El amor a la vida. No me sorprende, en realidad, porque yo siempre lo he tenido. Pero quizá sí estaba un poco soterrado por el día a día y la velocidad a la que me movía y no era consciente de ello. Hay que relativizar más y preocuparte más de los tuyos, no del trabajo. Sobre todo con mi edad, que mi trabajo ya está encarrilado. Yo siempre lo digo: ‘de los 20 a los 30 hay que estar obsesionado con el trabajo’. Debe ser tu prioridad para tu bien, el de tu futura pareja y el de los tuyos. Hay que vivir para el trabajo. Pero ahora ya no. Yo ahora trabajo para mi vida. El orden de factores influye.
¿Sigues con tu disciplina de ejercicios?
Sí, en eso estoy siendo disciplinado. Y poco más. No quiero obsesionarme ahora. Tomo pastillas, camino y algún pecadito tengo con el tabaco, casi nada en relación a todo lo que fumaba. Lo único es que he añadido la sonrisa más perpetua.
¿Tu nueva palabra favorita es 'stent' [muelle que le han puesto en la arteria]?
No, sigue siendo gracias.