Lori Meyers: "Muchas veces me he hecho el fuerte y estoy cansado del caparazón"
Su nombre viene de una canción de los NOFX. Un chico le pregunta a su mejor amiga por qué no deja el porno, y ella responde que no quiere porque "se siente muy bien y una rock star de lo suyo". Así lo explican los Lori Meyers, los chicos de Granada que empezaron a tocar hace veinte años sin sospechar que acabarían siendo uno de los grupos indies de referencia. "La idea era que puedes ser una persona muy libre si haces lo que quieres, como nosotros con la música", dicen. Y en eso siguen. Noni, Alejandro y Alfredo van por su sexto disco, 'La Espiral', pero esta vez tras una pausa de cinco años para renovar energías.
¿Sois como Lori?
Algo así. Venimos de Granada y tenemos la suerte de haber nacido en familias humildes que nos han dejado ser lo que queríamos, nos han inculcado el valor del trabajo y nos han ayudado, así que entendemos bastante bien este concepto.
Nuevo disco tras cinco años y lo tituláis 'La espiral': ¿sentís que estáis en una?
Toda la sociedad lo está. Va dando vueltas y vueltas sin parar. La globalización y el capitalismo no están funcionando y nos están deshumanizando. Siempre hemos escrito canciones de amor y odio… y ahora también lo hemos hecho, pero hacia uno mismo. ¿Por qué soy así? ¿Por qué a veces no me entiendo ni yo? Hemos querido mirarnos al espejo y saber quiénes somos. Queremos averiguarlo y quizá por ahí comencemos a cambiar, primero cada uno y luego la sociedad.
¿Cómo habéis compuesto los temas?
Hemos vuelto al principio, como antaño. Nos hemos metido los tres en el local, hemos probado esto y lo otro mientras nos tomábamos una cervecita… más vueltas al día siguiente… eso también era una espiral, pero de acordes y estribillos.
¿Nocturna?
Mañanera, somos funcionariado musical (risas).
¿Necesitábais hacer una pausa?
Sí, hemos necesitado estar más con la familia y con los amigos… tocar porque sí en el local. Ver con calma qué habíamos hecho hasta ahora, cómo hemos evolucionado en nuestros cinco discos anteriores. Estuvimos al menos un año apenas sin conciertos. Vaciarnos para recuperar las ganas de salir de gira y defender las nuevas canciones. ¡Pero al mes y medio ya teníamos ganas de tocar!
¿Habéis sentido el peso de las expectativas?
No especialmente, porque hemos ido creciendo poco a poco y nos hemos ido acostumbrando a las expectativas de los otros. Sabes que hay gente esperando, pero cuando compones a tu bola no piensas en eso.
"A veces creo en el amor, me enorgullece"…
Es una frase del tema 'Evolución' y viene a decir que, aunque estés en horas bajas y en círculos, no te debes rendir. No hay más opción que creer en el amor... y no somos cursis. Hay gente que hace cosas muy buenas para el resto y creemos en eso.
¿Vuestra canción favorita del disco?
'Todo lo que dicen de ti', nos parece muy romántica y sensual.
¿Va dirigida a alguien?
A mi madre, a Anni [B Sweet, su pareja y también cantante] y a todas las mujeres que he conocido que tienen mucho que dar pero la sociedad es machista y no les hace caso. Para ellas va, para las que están metidas siempre detrás de una mierda de hombre. Normalmente no hay una gran mujer detrás de un gran hombre, hay una gran mujer detrás de una mierda de hombre.
¿Es verdad que el tema 'Vértigo' tu madre pensaba que iba sobre Anni y Anni sobre la marihuana?
(Risas) Me estoy fumando a Anni. No, es broma. Está compuesta en ese momento de fragilidad acabando el disco y termina con la frase 'no estoy solo'. Todos tenemos momentos de fragilidad y era importante decir que no uno no puede hacer cosas completamente solo. Yo no sería nada sin Anni. Y sin mi madre o mis compañeros de Lori o mis primos.
¿Hay que ser fuerte para reconocerse frágil?
Muchas veces me he hecho el fuerte y estoy cansado del caparazón. Me pasa que pocas veces digo te quiero, pero luego lo he cantado en muchísimas ocasiones. La música me sirve para sacar fuera lo que me cuesta como persona. Es una catarsis. Siempre tenemos ese punto de melancolía, si no quizá no podríamos componer canciones. Hay que tirar de ahí, de la pérdida, del pasado, el amor, desamor...
¿Os llamáis 'viejóvenes' entre vosotros?
(Risas) En bromas. Es que cuando decimos que llevamos dos décadas de banda (empezamos a los 18) parece que somos unos puretas de hace mil años. Y no. Somos de los que más discos llevan, pero aún de los más jóvenes de la escena.
¿Habéis tenido mucha discusión a lo matrimoniadas?
A menudo. Estamos en la fase de 'me da igual lo que digas, que yo creo que esto está bien y se queda'. Lori somos cuatro, nosotros tres y el propio grupo, que es un monstruo que manda al resto.
¿Habéis crecido con el monstruo?
Mucho. Nos conocíamos del pueblo, de Loja, cerca de Granada. Jugábamos al fútbol y teníamos a la música como un hobbie, así que empezamos a ensayar. No pensábamos que iba a ser nuestro modo de vida. Somos unos currantes.
Os comparan con los Planetas, ¿algún mensaje para su disco nuevo?
Somos casi familia. Lo escuché porque llamé a Juan una día y le dije 'te enseño el mío y luego tú me enseñas el tuyo', y allí estuvimos tomando unas cervezas y hablando de nuestras cosas. Tenemos muy buen rollo y gracias a ellos hemos aprendido mucho de lo que nos esperaba en la industria.
¿Una cosa que os hayan enseñado?
A barrer para dentro. A mirar por los tuyos. A pensar en que eres un grupo de Granada y que no te van a regalar nada. Y que tienes que buscártelo tú. Si puedes ser un poco más ingenioso de los demás, mejor.