Mario Casas estrena película. Se llama 'Palmeras en la nieve', cuenta con uno de los mayores presupuestos de los últimos años y le "ha cambiado la vida". A él y a Berta Vázquez, su amor "pasional y exótico" en la pantalla... y en la vida real. Se conocieron fugazmente en el casting de 'Ismael', pero ha sido en esta aventura de tres años, rodada entre Canarias, Huesta y Colombia (aunque está ambientada en Guinea Ecuatorial), cuando el romance interracial de Kilian y Bisila, sus personajes, ha calado hasta la vida real. "O sientes o no estás interpretando bien", dice Mario. Hablamos con ambos antes del estreno, este 25 de diciembre.
Hay una frase que se repite en la película, que 'África se te mete en la sangre'. ¿A vosotros se os ha metido esta película en la sangre?
Mario: (Risas) Sí, mucho. A ella ya le pasa genéticamente [Berta nació en Croacia, de padres etíopes, y vino a España con tres años] y a mí también me ha llegado. Sumergirte en una película así es muy grande. Había veces que iba al set de rodaje, ambientado de época y en Guinea Ecuatorial, y me encontraba una tribu, africanos nativos que no eran ni actores… Ha sido muy especial. Sí o sí se nos ha metido en vena.
Habéis vivido además una historia de amor en paralelo, en la pantalla y fuera…
Berta: La película es la historia es de un amor imposible y, aparte de la épica, los personajes que la viven, Kilian y Bisila, son mágicos. Interpretar personajes tan bonitos y tan cuidados es precioso. Y cuando a seres tan bellos les pasan cosas tan duras, la más gorda que nunca podrán estar juntos, eso hace crecer ese amor. Yo me acordaba siempre de que ellos, ya de ancianos, siguen recordándose el uno al otro. Eso me permitía interpretar ese amor todavía más fuerte en cada escena.
¿Cómo describiríais ese amor en tres adjetivos?
Mario: Pasional, exótico, prohibido… Es uno de esos amores de la historia del cine.
¿Qué habéis aprendido el uno del otro?
Berta: De Mario he aprendido, porque es una persona veterana…
Mario: A ver (risas)… ¡veterano tampoco!
Berta: (Risas) Bueno, más veterana que yo sí. De Mario he aprendido que hay un saber estar, una concentración, un respeto por la profesión y por el trabajo de actor. Y, sobre todo, un compañerismo con la persona que tienes enfrente. Un saber cuidar. Y él ha sido muy generoso.
Mario: Berta lo que proporcionaba desde el primer ensayo era muchísimo talento. Aún no buscando ese sueño de ser actriz, que quizás le ha venido de sopetón, a mí me parecía que ese talento había que colocarlo en algún sitio. Ha habido gente en esta película, por ejemplo la directora de casting y el director, que lo ha sabido colocar muy bien. Berta es aire fresco. Vienen actores nuevos importantes y cuando uno ve ese derroche de ganas que traen se da cuenta de que hay que ponerse las pilas. Hay que trabajar duro, porque si no te comen en las secuencias.
En esta película ya no estás tan adolescente. ¿Está madurando Casas?
Mario: (Risas) Bueno, este es un personaje más de acuerdo con mi edad. Paso de los 18 a los 37 años, todo ese arco, hasta que se ve ya a un hombre. Desde hace unos años para acá estoy inmerso en ese cambio, laboral y profesionalmente. Ya soy un hombre hecho y derecho, y por fin empieza a verse en pantalla. Ya no por el cuerpo o porque te pongan el pelo o la barba diferente, sino sobre todo por la mirada. Hay algo en la mirada, un poso, unas vivencias. Es necesario crecer para que luego se vea también en la pantalla y me está pasando.
Hay una escena muy emocionante en una cascada en la que vuestros personajes se ven por primera vez: ¿qué pensasteis la primera vez que os vísteis?
Berta: ¿Fue en el casting de 'Ismael', no?
Mario: Sí.
Berta: Estaba de los nervios porque tenía una prueba. No sé qué pensaste tú…
Mario: Es curioso, porque ella llegó hasta el final con otra actriz y no fue. No fue. Es el destino. Muchas veces está escrito y este no era su tren. El suyo iba a venir después con 'Palmeras' y eso es lo bonito. A veces lo hablamos... al final los proyectos y las cosas están escritas.
¿Podríais decir que esta película os ha cambiado la vida?
Berta: A mí sí, desde luego.
Mario: Desde luego. Siempre hay un proceso vital que necesario para interpretar, y nosotros trabajamos desde el corazón y desde las tripas… El director y Berta y yo tenemos esa manera de trabajar que es muy pasional, que es: 'o sientes o no estás interpretando bien'. Y eso te cambia. Vas a buscar cosas dentro de ti, vas a sacarlas afuera, vas a encontrar nuevas cosas que no conocías… Y eso se queda.