Melendi está pletórico. Y dejando de fumar. Lleva dos días y medio y parece que sí, que ahora sí. El asturiano está en una etapa muy vital y no quiere cosas que estorben. Lo ha hecho antes. Lo de dejar cosas que incordian. Y sabe que detrás de todo eso "hay una luz maravillosa". Se prepara además para la llegada de su nueva hija, que tendrá con Julia Nakamatsu, la bailarina argentina de 25 años que conoció en su gira por Latinoamérica hace año y medio y que supuso un tsunami emocional. De esos conciertos nació también su nuevo disco, 'Directo a septiembre', primero en vivo y grabado en directo en Las Ventas.
"Voy a disfrutar más que con mi primera hija, y no tiene nada que ver con el cariño. Con la primera tenía un cacao en la cabeza tremendo y estaba más pendiente de otras cosas, y con esta estoy deseando a que nazca para disfrutar de ella cada momento", explica en un hotel del centro de Madrid. Melendi se refiere a Carlota, de nueve años, la hija que tuvo con Miriam Martínez en plena época de rumba y rastas. Marco, de cinco, con Dama Abad.
'Directo a septiembre', ¿qué traes aprendido?
Muchas cosas. Esta gira me pareció especial para grabar el concierto de Las Ventas precisamente por eso, por el mensaje positivo y vital que tenemos. Trato de decir que es muy bonito alcanzar cierta madurez e ir quitándose esas barreras estúpidas que uno se pone. Que detrás de todo eso hay una luz maravillosa con la que se pueden disfrutar de otras cosas. Eso ha hecho que la gira sea una de las mejores de mi vida. Vamos, la mejor.
El disco trae un DVD del concierto: ¿qué se siente en el escenario al ver a toda esa gente?
¡Es un subidón! (risas) Es muy emocionante. A mí me viene mal ponerme a pensar. En general y sobre todo antes de subirme a cantar, porque voy mucho a la parte emocional y empiezo a pensar ‘y si me equivoco’, ‘y si no sale bien’… me va mejor estar con la banda, distraído.
¿Te llevas mejor ya con esa parte más oscura?
Me llevo mejor, sí. Mucho mejor. Aunque me ha costado años darme cuenta e identificar todas esas cosas que me hacían daño. Todos hemos pasamos procesos vitales difíciles. Son cosas que se adhieren a nuestra personalidad como el agua y el aceite y luego es muy difícil diferenciar quién es uno y quién es la barrera que te has puesto. Pero cuando las identificas la vida se ve de otro color. Entras y te das cuenta de que puedes ser tú mismo, de que no tienes que disimular delante de nadie. Eso es lo he intentado transmitir en esta gira.
Estéticamente se ve también un cambio
También he cambiado estéticamente, claro. El pelo, la ropa… Era fácil saber por dónde ir en ese sentido con la temática del alumno, lo de ir de niños buenos como de cole pijo con la camisa y la corbata.
Niño bueno, aunque algo gamberro…
No, no soy gamberro, soy un buen tío. Pero es una cuestión de respeto, tenemos que seguir currándonos los conciertos para dar a la gente armas para disfrutar aún más.
¿Qué imagen concreta de la gira se te repite más?
Claramente una canción que se llama 'Cenizas de eternidad' que yo dedico a toda la gente que me sigue y que hace posible esto y que cantamos todos juntos, con los mecheros en alto. A mí se me saltan las lágrimas, es muy emocionante.
Esa canción dice: "Yo ya no puedo hacer rumba y si me tocan las palmas me da miedo mi pasado"
Uno cuando sale de su proceso siempre tiene miedo a… ¡la cabeza es muy puta! (Risas) No sabe uno cuando puede volver, o si uno está cansado o deprimido, uno siempre puede volver a ese lado. Hay que trabajarla todos los días y tener cuidado con según qué sentimientos.
¿Ahora estás de subidón vital, no?
(Risas) ¡Estamos fenomenal! Con mucha energía, gente nueva en la compañía, con 37 añazos que voy a cumplir… Estoy estupendo, salvo por algunas canas que voy a confesar que me he teñido por primera vez. Me he sentido un poco raro y no sé si lo volveré a hacer. Pero bien, me siento uy bien. ¿Se nota?
No se nota nada.
¿A que no? (risas) Es un baño de color.
El siguiente disco tendrá entonces temazos llenos de amor
Va a tener, sí. Porque el amor es la vida. No solo el amor entre un hombre y una mujer, o un hombre y un hombre o una mujer y una mujer… Se puede sentir amor hacia muchas cosas. Será una parte muy importante del próximo disco. Aunque también seguiré con esa parte de descubrimiento emocional, de honestidad, que ha marcado cada disco. Todos tenemos procesos vitales y cuando ves que alguien te los cuenta sin más, te puede ayudar a sentirte mejor. Eso es lo que más me motiva.
¿Te has sentido sobreexpuesto?
Sin duda. Sobreexpuesto, 'sobrejudgado'… Cuando uno está solo en su casa y se da cuenta de que todo lo que haces lo van a airear a los cuatro vientos, es más complicado cambiar las cosas. Hace que todo vaya más lento.
¿Ahora estás intentando guardar más tus cosas?
¡Yo no guardo nada ya (risas)! ¡Todo para fuera! Tampoco lo he guardado nunca, no lo voy a empezar a hacer ahora que estoy bien. Las experiencias están para compartirlas, que los demás las identifiquen y se sientan mejor.
¿Qué tal con lo de volver a ser padre?
¡Muy bien! A mí me gustan mucho los niños. Y llega en un momento, voy a ser claro, en el que voy a disfrutar mucho más que con mi primera hija, y no tiene nada que ver con el cariño. ¿Por qué? Con mi primera hija tenía un cacao en la cabeza tremendo y estaba más pendiente de otras cosas, y con esta estoy esperando simplemente a que nazca para disfrutar de ella cada momento. No me pienso perder nada. Eso es así. Cuando te dicen de chaval: ‘la experiencia es un grado, la cana también’. Y dices tú, ‘sí, vale, que sí’. Pero copón, tienen razón, aunque me la haya teñido tienen razón. ¡La cana mola!
¿Está loco Melendi por 'vivir a su manera'?
Melendi está como una puta cabra. Pero siempre lo ha estado. Lo que pasa es que ha aprendido a entender su locura. Este mundo es muy difícil de digerir totalmente cuerdo. Lo que pasa es que hay que saber relacionarse con esa locura y mantener un equilibrio entre una locura razonable y sobrellevarlo todo.
¿Cómo de cansado estás de te preguntemos por drogas y por el episodio del avión?
Bueno, hace tiempo que no me preguntan. Son cosas de mi vida que están ahí y si tengo que hablar, hablo. Forman parte del proceso también.
¿Hacia dónde te gustaría ir ahora?
A un sitio lógico y coherente conmigo mismo. Que mi música represente los momentos por los que voy atravesando, todo lo que soy, y creo que lo voy a conseguir. No tengo conflictos ni tapaderas. Estoy ahora muy cómodo en mí.
Solo falta dejar de fumar…
¡Allá vamos! ¡Dos días y medio ya!