Merche llega 15 años cantando. Más de 1.200 conciertos. Ocho discos con este último, titulado 'De otra manera'. Así viene la gaditana. Diferente después de que la vida le diese "un revés que no esperaba" hace un par de años, cuando Hacienda le reclamó cerca de 1 millón de euros. "Delegué en gente que no debía y ahora debo dar la cara", dice. Lleva meses trabajando a tope "para encarrilar de nuevo la situación" y parece que lo está consiguiendo. Eso sí, ha hecho limpia y se ha quitado "muchas mochilas". "Vengo purita", bromea. A su lado su pareja y gran apoyo, el ex Gran Hermano Arturo Requejo, y también Ambika, la niña india que lleva más de seis años esperando y que ya está aquí. "Siempre quise adoptar. Quería tener cinco hijos: dos biológicos y tres adoptados. Empecé con treinta y pocos el proceso y te impiden que te quedes embarazada. Así que una cosa llevó a la otra y cuando mi niña llegó yo ya tenía 39. Ahora está todo el día con que quiere un hermanito. Si viene, pues bienvenido", dice.
Mueve mucho las manos. Hace bromas. Ríe. Se le escapan dichos andaluces. Ya lo dice ella: "Soy muy intensa, pasional. Muy Mari Fe de Triana. Folcklórica y racial, eso es. Así soy yo". Creció en el mítico barrio de la Viña y creció frente al mar por el chiringuito que su padre tenía en La Caleta. "Toda la infancia mía y de mis hermana, desde marzo hacia octubre, nos la pasamos en la playa. Las imágenes de Halle Berry que se grabaron allí enfrente, en las que salía del mar con un bañador naranja toda estupenda, ¡eso lo he hecho yo toda la vida! ¡Me lo ha copiado la Berry!", bromea.
'De otra manera', ¿cómo es esa otra manera?
He trabajado con cuatro productores en vez de uno, que le han dado mucha frescura, he compuesto por primera vez con otra gente, que yo siempre componía sola con la guitarra para dar rienda suelta al alma… Y en lo emocional también. Mi vida personal ha dado un vuelco profundo. A veces la vida te depara cosas para las que a lo mejor no estás preparada, como fue mi caso. Así que he aprendido más en estos dos últimos años que en los 40 anteriores (risas). He hecho un máster de la vida y mucha autocrítica… Ahora voy a estar con un ojo más avizor. Es importante en esta profesión, en la que tienes que delegar, hacerlo sabiendo a quién. Si pueden ser familiares, mejor.
¿Qué pasó? ¿Delegaste y...?
El día a día de papeleo tienes que tener un gestor y un equipo de abogados que te lo lleven. En los que confías. Claro que a lo mejor no debería haberlo hecho… y resulta que cuando hay problemas tú pasas a dar la cara. Algo que tampoco entiendo tanto. El otro día oía a Luis del Olmo que decía que su gestor le había engañado, pero la responsabilidad era de él: y al final le ganó el juicio al gestor. A ver si en mi caso es así.
¿Estás en juicios con ellos?
No. Lo mío es más enrevesado. Y no puedo hablar mucho. El caso es que hay que mirar de cerca a la persona en la que delegas. En mi caso ha sido una gestión mal llevada, asumo mi responsabilidad, el problema es de cierta envergadura y no lo puedo resolver de un día para otro, pero estoy en ello. Ya está todo organizado y no paro de trabajar, gracias a dios.
¿Da susto?
Ni me asusta ni me da miedo. Ya ha pasado y para adelante como los de Alicante. Ya está todo encaminado. Pero insisto, no lo puedo solucionar de un día para otro. A mucha gente de la tele y la música les ha pasado, lo que pasa es que algunos salen a la luz y otros no, y el mío sí ha salido.
¿Te has visto muy abrumada?
Lo que ocurre es que todo el mundo me pregunta por ello, como es lógico. Y yo contesto hasta donde puedo y hasta dónde sé. A mí me gusta transmitir alegría y solucionar mis asuntos en mi intimidad.
¿Te has dado cuenta de la gente que está a tu alrededor que sí vale la pena?
Claro. Cuando pasas cosas gordas haces como una especie de limpieza. En las cosas buenas está todo el mundo, en las malas los que te quieren de verdad. Estoy purita, parece que me han parido ahora mismo, me he quitado toda la mochila que me sobraba.
Qué bien quitarse mochilas…
Es una libertad y un descanso. Y a todo hay que buscar el lado positivo porque todo pasa por algo. Eso lo tengo muy arraigado. Y aquí estamos: feliz, contenta, limpia y pura (risas). En algunas cosas, en otras no, claro, para qué te voy a engañar (risas).
¿Qué tal con tu niña Ambika?
Imagínate. Ella y la familia que hemos formado con Arturo [Requejo] es lo más bonito que tengo. Tiene siete años y la estoy disfrutando a tope. Está en un momento súper gracioso. Se me cae la baba, soy muy pesada. Pero es que la tengo en todo momento presente.
¿Cómo fue que cantase en una canción del disco?
Es en 'Puentes', un tema que habla de solidaridad y de la indiferencia que cada vez tenemos más por la gente que lo está pasando mal. Mi niña está todo el día viendo a su madre cantar, así que ella quiere ser cantante y bailarina y supermercado. ¡Supermercado! ¡Me la como! Así que decidí incluir unas estrofas con su voz y la grabación fue una experiencia muy bonita. Y me pregunta si los periodistas me decís lo bien que ha cantado (risas). Y entonces ya me derrito y digo: ¡viva dios y viva la Virgen y que afortunada soy!
¿Toda algún instrumento?
Va a clases de piano. No es Mozart, pero tiene mucho sentido del ritmo. También tiene una guitarrita. Si me pongo a bañar al perrito, se pone a mi lado con la guitarra y me canta: 'Mamá, lavando a Pierooo'. Está sembrada.
Le has escrito una nana…
Le he escrito muchas canciones a mi niña, porque quería que cuando ya estuviese conmigo supiese que la llevaba esperando mucho tiempo. Quería transmitirle eso a través de las canciones. Justo en el disco pasado fue la nana, que era como el cierre de todo el ciclo de espera, y que le canto muchas noches ahora que ya está aquí para que se duerma. Ella misma me la pide: 'mami, la nana'. Unas veces toca un cuento, otras cantarle.
¿Se pasa mal esperando?
Fatal. Sobre todo cuando ya sabes quién es tu niña, cuando ya te dan la foto y todavía tienes que seguir esperando. Yo esperé dos años más, con su foto en mi chimenea: eso es lo duro. Es horroroso. La incertidumbre y el saber que tu hija está tan lejos pudiendo estar contigo. Pero bueno, ya está, como los malos embarazos: cuando la tienes en los brazos todo lo malo anterior se olvida. Me da mucha pena cuando conozco a gente que lo ha intentado durante cinco años y le dicen que aún tiene que esperar un poco más y se rinden. Qué pena. Lo entiendo, pero es una pena, por ti y por ese niño, que se está privando de un hogar, gente que la quiere y tener una vida digna. Ojalá fuese todo más rápido y hubiese menos burocracia.
¿Siempre quisiste adoptar?
Sí, desde pequeña. Decía que quería tener cinco hijos: dos biológicos y tres adoptados. Siempre. Y al final me he quedado con uno adoptado nada más. Empecé con treinta y pocos el proceso y te impiden que te quedes embarazada: si te quedas, tienes que volver a empezar desde el principio. Así que una cosa llevó a la otra y cuando mi niña llegó yo ya tenía 39 años. Ahora ella está todo el día diciéndome que quiere un hermanito. Me lo dice todos los días.
¿Te vas a lanzar?
Ayer leí un titular que decía: Merche está buscando un hijo. Y me dice Arturo: Ehh, yo tendré algo que decir en esto, ¿no? (risas) A ver, yo no busco nada, pero si viene, bienvenido sea. Claro que igual no es el mejor momento, que acabo de sacar un disco y tengo que trabajar. Me tengo que dar prisa, eso sí, no puedo esperar mucho.
¿Cómo os conocísteis?
En una cena. Hace casi cinco años ya. Fíjate, quién lo iba a decir. Incluidos él y yo. A partir de ahí surgió una amistad, nos intercambiamos el número y hablamos mucho, como con 15 años. Y a los dos o tres meses quedamos. Hasta hoy. Nos descubrimos, eso fue lo que pasó. Él tenía muy claro su personaje en televisión. Y yo también, si a lo mejor yo no estuviese también en este mundo, quizá ni siquiera le hubiese dado el teléfono. Pero me dio muy buena sensación. No tenía ni idea de que al final iba a ser mi compañero de viaje, pero mira qué sorpresas tiene la vida. Nos hacemos felices, así que, mientras así sea, adelante.
¿Descubriste a otro Arturo?
He descubierto a Arturo sin más. Lo que pasa es que ustedes no le conocéis. Conocía a su personaje, claro. Pero él es otra cosa.
¿Veis Gran Hermano?
Sí, si tengo un ratito lo vemos. También Cazamariposas. Me hacen gracia todos estos programas para evadirme. Me río, me distraigo, me escandalizo. Me sirven para no seguir pensando en si el bajo me ha quedado alto o grave, o en el concierto del día siguiente…
¿A Arturo le has escrito alguna canción?
'Te espero cada noche'. Un tema que me ha dado muchas alegrías… Hay que escuchar la letra. Habla del gran momento que estaba viviendo y de lo bonito que se siente cuando una está enamorada y tiene la suerte de ser correspondida. Toda la gente que quiero tiene sus canciones: él, mi madre, mi abuela, mi hija, mis hermanas… Es mi lenguaje.
¿Eres muy emocional?
Muchísimo. Lo bueno lo disfruto mucho y lo malo lo sufro mucho, aunque también se me olvida pronto: zapatazo, pa'lante y pa'rriba. Soy muy intensa. Muy pasional. Muy Mari Fe de Triana (risas). Folcklórica y racial, eso es. Así soy yo.