Michelle e Inma, las nuevas chicas de Pedro: "al principio cuesta quitarte el vértigo"
Ellas no se consideran como "Maura, Penélope, Marisa o Rossy", al menos hasta no repetir, pero están. Inma Cuesta y Michelle Jenner forman parte de la nueva generación de chicas Almodóvar, esa etiqueta que dice tanto y tan poco a la vez. 'Julieta', la vuelta al drama de Pedro, su película número veinte, ha sido su oportunidad. Y la han aprovechado.
¿Cómo es esto de ser las nuevas chicas Almodóvar?
Michelle: Al final es una etiqueta con la que no sabes si te sientes identificada completamente o con la que no sabes si sentirte identificada…
Inma: Lo hablábamos antes: para nosotras las 'chicas Almodóvar' de verdad son Maura, Penélope, Marisa, Rossi, Loles… Para mí hacer esta película significa pasar a formar parte de la filmografía de un hombre que es un genio. Más allá que la etiqueta. Si repetimos más veces, entonces ya sí (risas).
¿Ha sido difícil trabajar con Pedro?
Michelle: No, la verdad. Quizá al principio cuesta quitarte el vértigo, pero luego todo fue bien.
Inma: Sí, eso es: fue fácil en cuanto tomas tierra y te quitas lo de alrededor y lo que simboliza para ti como espectadora y como actriz. Yo tengo facilidad además para tomar tierra rápido, así que solo tuve que dejarme llevar. Escuchar, ver y hacer. Hay mucha leyenda en cuanto a cómo él trabaja y yo no he tenido ninguna dificultad. De hecho me he reído muchísimo y lo he disfrutado.
¿Qué ha sido lo más difícil de encarar tu papel?
Michelle: Coger el bolso como me decía Pedro, como si fuese una prolongación de mi brazo (risas), como lo hacen las modelos. Además de eso, mi personaje es muy luminoso, así que no he tenido problemas. Es el detonante de lo que le ocurre a Julieta cuando se encuentra con ella y le dice que ha visto a su hija, que es era mi mejor amiga. Es como una vuelta al pasado. Hay cosas que no se ven y no se cuentan, pero están presentes. Esa dualidad había que tenerla en cuenta.
¿Cómo es esa amistad?
Michelle: Mucho más que una amistad. Muy fuerte y potente desde que son niñas. Se unieron en un momento de su vida en el que Antía, su amiga, tenía que hacer de madre de su propia madre, que estaba en una depresión enorme. Ellas dos juntas cuidan de Julieta. Es una amistad muy especial… No puedo contar más...
¿Todos los personajes tienen cosas que no se dicen?
Inma: Absolutamente todos. Más que del dolor, yo creo que esta película habla más de los silencios. Al principio la película se iba a llamar así, 'Silencio', y era un nombre perfecto porque los silencios en el filme hablan más que las palabras. Esas cosas que no se dicen que se convierten en bombas y en culpa y en cosas muy graves.
Tu personaje, la amiga de Julieta, también tiene un secreto importante...
Inma: Siempre hago un trabajo previo de conocimiento del personaje. Tomé clases de cerámica para desarrollar toda la parte artística de Ava, pero yo conecté mucho y rápido porque yo dibujo en mi vida privada. La parte que me costó más fue la parte del hospital, cuando ya es adulta y enferma. Había un trabajo de caracterización y una composición física concreta. Y que en esa secuencia se cuentan muchos secretos…
¿Cómo te viste con 20 años más?
Inma: ¡Yo creo que me voy a conservar mucho mejor que eso (risas)! Yo les decía: 'no es por nada, pero mi madre ha cumplido los 60 y tiene la cara como el culito de un bebé, ese es mi futuro!'. En mi familia hay muy buena genética en ese sentido.
¿Qué tal trabajar con Emma y con Rossy?
Michelle: Tengo una anécdota muy divertida con Emma y es que cuando yo era pequeña le pedí un autógrafo en una sala de doblaje. ¡Y yo nunca pido autógrafos! ¡Es el único que tengo! Cuando comenzamos a rodar se lo conté y nos reímos mucho. ¡Fue un subidón!
Inma: Rossy ha sido un regalo. Y a Emma la admiraba mucho y ahora también la quiero. ¡Pedazo de actriz!
¿Qué os llevaís de esta película?
Michelle: La propia experiencia de ser parte de algo así.
Inma: Ha sido una experiencia inolvidable. ¡Me he reído tanto! Me quedo con el hecho de haberla disfrutado mucho, porque a veces una se mete en un proceso de trabajo y no levanta la vista y cuando terminas ni te enteras. Me quedo con haber tenido la inteligencia de disfrutarlo y quedármelo en mi retina y en mí… y eso no siempre pasa.