'Izal' ha tocado en mil festivales en los últimos años. Siguen siendo el grupo de moda. No hay escenario de verano en el que no suene su 'Magia y efectos especiales' y 'Agujeros de gusano'. Han pasado de tocar en antros -lo explican con mucho romanticismo- a llenar el Palacio de los Deportes de Madrid. Dos discos autogestinados con "sonido hecho de contrastes entre la luz y la sombra" tuvieron la culpa, después llegó 'Copacabana' y este 2018, más pop con autoterapia. Unos les llaman indies y otros se parten de risa con la etiqueta. Su líder, el altísimo Mikel Izal, se lo toma muy en serio. Tanto, que compone todo en bata.
Mikel supera el metro noventa porque comió "mucha alubia pinta de pequeño". Eso dice este treintañero nacido en Pamplona, que vivió en Vitoria hasta que se trasladó a Madrid. Compone todo el rato. En festivales, en los hoteles si están de gira y, sobre todo, en su casa, con "una bata azul y acolchada" que tiene desde hace más de diez años. "Muy poco sexy, la verdad", añade. Luego, ya vestido, les lleva la maqueta a Gato (bajo), Jordá (batería), Alberto (guitarras) y Mella (teclados) y ellos le ponen los acentos.
¿Qué aire nuevo traéis con el disco?
Por primera vez todo va en una dirección: el diseño del disco, el sonido, las luces que queremos poner en los conciertos... Hemos tenido tiempo y dinero para hacerlo, porque hasta ahora cada uno se dedicaba a otras cosas y nos hemos profesionalizado y eso se nota. Antes trabajábamos por ahí y luego teníamos otro trabajo, que era el grupo. En cuanto a sonido, hemos querido dar un paso adelante, no repetirnos, y hemos decidido oscurecerlo un poco.
¿Compones tú todos los temas? ¿Cómo es el proceso?
Normalmente sí. Compongo un tema, lo grabo en mi casa en un mini estudio que tengo y el título lo vamos poniendo después. Luego se lo enseño a los chicos y ellos, si les gusta, que tenemos la suerte de que solemos coincidir en lo que nos gusta, van aportando. Cada uno pone de lo suyo.
¿Qué tipo de cosas te inspiran?
Todo tipo, muchas veces detalles. Soy muy de imágenes y me saltan en la cabeza. Los sentimientos pequeños dentro de los grandes también me interesan.
¿Eres del tópico de que se compone mejor estando triste?
Suele ser, pero en mi caso no. Si estoy triste no me acerco a una guitarra.
Me han chivado que el primer disco lo lanzásteis en bata
(Risas) Algo así. El lanzamiento mundial comenzó, si nos ponemos literales, el día en el que recibí al cartero en bata. No me funcionaba el interfono y tuve que bajar en pantuflas y con mi bata. Una que tengo por casa desde siempre, porque compongo todas las canciones en bata, no me voy a vestir de gala. Tiene vida propia. A veces no sé dónde está porque se mueve sola por el piso.
¿Cómo es?
Como acolchada y azul, muy vieja. Es una bata muy poco sexy, la verdad (risas).
Y ahora que vais a dar el salto a Latinoamérica, a México y Argentina, ¿te la llevarás?
¡Por supuesto! Siempre va conmigo.