Nuria Labari: “En la maternidad hay que saber qué es tuyo y qué te han puesto encima”
La maternidad. Ahí es nada. Nuria Labari se ha remangado, dos hijas después, para "desenmarañar" un tema, el tema, lleno de malentendidos. "Y de prejuicios e ideologías, que al final llevas dentro sin saberlo", dice. Es decir, lo que creyó que era un folio en blanco en el que poder escribir lo que quisiese, se convirtió en un campo de minas. La creadora y la madre cara a cara, midiéndose, intentando entender dónde empieza una y acaba la otra y qué es tuyo o te lo han puesto encima. "Sin saber tampoco si eres océano o gota", añade. De ese pulso lúcido, lleno de intimidad y universalidad, nace 'La mejor madre del mundo', su última obra, su otra 'hija'.
Quedamos en un hotel en el centro de Madrid. Lleva una docena de entrevistas, en las que se ha hartado a decir que sí, que la protagonista es ella pero no. "No buscas a las chicas de verdad en las 'Señoritas de Avignon' de Picasso; este es un ejercicio de expresionismo que revienta mi propia biografía y la excede: va a ser muy difícil buscarme y muy complicado no encontrarme", explica la también autora de 'Cosas que brillan cuando están rotas', una de las novelas revelación de hace un par de años.
Un juego de espejos del que se nutren todas las creaciones artísticas, pero que puede crear confusiones con los más cercanos. Justo por eso, dice, no quería que lo leyesen sus hijas o su madre. "Mi marido me da igual, porque es escritor y sabe perfectamente de qué va esto de la literatura, pero a mi madre no me atrevía a mandarle el libro porque pensé que no lo iba a entender, aunque se lo he explicado mucho. Si mis hijas más adelante no lo entendieran sería terrorífico: me da miedo que se encuentren con una madre monstruosa o con alguien que no conocen", dice.
¿Qué tres hilos gordos has sacado de este "ovillo enmarañado"?
El 'deber ser' de la maternidad es el peor, y pesa además mucho sobre el cuerpo de las mujeres. Es muy peligroso porque ni siquiera somos conscientes. Puedes saber que no quieres ir a la universidad y tienes tus razones que puedes explicar, pero no aquí. Es un deber ser invisible y con un peso que durante toda la historia de la humanidad ha hecho que se perpetúe nuestra existencia. Ahí es nada. Pesa sobre las madres y sobre las no madres. Y no sobre los hombres. El segundo son los malentendidos. Hay un montón. Sobre todo en las mujeres contemporáneas. Somos una generación bicéfala: tenemos una cabeza para ser madres y llevar el carrito y otra para ser hombres, para ser iguales que ellos. Estudiar ciencias porque ellos estudian ciencias, pero si estudiasen cocina, habría que estudiar cocina. ¿Si alguien se tira por la ventana tú te tiras? Si es chico, sí. Esto crea unas crisis de identidad terribles, que son diferentes a las que pudieron vivir nuestras madres o abuelas. Y el tercer hilo sería el dogma, eso de 'lo entenderás cuando seas madre'. Este tipo de frases nos las creímos en algún momento y nos arruinan la vida a todas. Por ejemplo: cuando mi hija nació, una de las cosas que quería hacer con urgencia era una tortilla de patata porque iba a ser la primera de madre, y resultó que estuvo igual de asquerosa que todas las anteriores. ¡Pensaba que se iba a notar en algo! ¡No te salen alas de pronto!
Una crisis de identidad similar la tiene la protagonista, que dice: "Si gana el diario, ganará la madre; si gana la novela, ganará la escritora".
Cuando una mujer tiene un hijo es un salto enorme y muy paralizante si eres creadora. Por un momento crees que solo hay que hacer hijos, ni libros ni nada. Te crees Dios. No hay nada igual a crear vida. Y eso te anula completamente el pensamiento. Es tan abrumador, que muchas madres y padres se pasan mucho tiempo pensando que esa es la obra de arte de su vida. Y no. De ahí viven todos los psicoanalistas del momento. Pensaba que que yo quisiese escribir era una faena para ellas, pero me he dado cuenta de que es sano. Soy tan tonta que me ha hecho falta un libro entero para darme cuenta de que mis hijas no son mías, son del mundo.
¿Quién de las dos ha ganado, la madre o la escritora?
En tablas. Me ha venido bien saber que a los hijos tienes que dejarlos ir para que ellos mismos se 'autocreen' y disfruten de su libre albedrío y sean del mundo. Es a la vez una liberación y una tristeza. Tenemos que asumir que nuestros hijos no nos pertenecen, librarlos de ese peso. Respondiendo a la pregunta: ganan las dos.
Quedar en tablas no es igual que ganar las dos…
Es cierto, mejor que ganen las dos (risas).
Hablas también de la culpa al disfrutar del tiempo de ocio, que no tiene el hombre
Puedes ser una gota o ser océano. Todos querríamos ser océano, y la maternidad es serlo. Pero dejas de ser gota. Esto es lo que le pasa. No es culpa ni nada. Es que eres el maldito universo y el universo no quiere leer ni ver Netflix ni nada. Es una carga mental, física y orgánica. Es una bendición y una maldición a la vez. Y complicado de gestionar. En ese sentido, los océanos no piensan, ni son individuos, ni se sienten solos. Tienes muchas cosas maravillosas, pero no son gotas individuales, y las gotas también tienen cosas geniales.
¿Por qué crees que nos resulta tan difícil hablar de la maternidad?
Por un problema político y social muy grave. Vivimos en un sistema que supuestamente se basa en la justicia social y en igualdad, pero no es verdad. La igualdad ha sido construida para que nosotras seamos tíos: para que seamos iguales a ellos, o más bien a lo que se les ha puesto encima a ellos también. No partimos de un lugar igualitario. Además, las mujeres no hemos ido a la universidad hasta hace bien poco: entre 1982 y 1910 se licenciaron en España solo 36 mujeres. La gente se pregunta por qué escribimos ahora más mujeres y es muy sencillo: porque hay más mujeres que saben escribir. Pero no solo eso. Antes también escribíamos, pero los temas, la agenda, no era nuestra. Como no lo es la de las empresas del IBEX. Claro que hay jefas ahí, sí, pero su agenda es masculina. Ahora leemos más mujeres que hombres y no solo tenemos la pluma, tenemos la agenda de temas que están saliendo del armario.
¿Por qué la maternidad es un nicho y la paternidad un tema universal de la literatura?
Todavía sucede, efectivamente. De hecho yo no lo sabía, era ingenua hasta este libro. Cada vez que una mujer pone como sujeto literario activo a otra mujer, eso se llama literatura de género. He flipado. Es como si a Marcos Giralt cuando hace su novelón sobre su padre le preguntan cómo cree que puede llegar a las mujeres. Se empeñan en quitarle universalidad a la maternidad. Otro ejemplo: Thomas Mann escribe 'Una madre' y es literatura universal, Gornick hace la increíble 'Apegos Feroces' y es literatura feminista. ¿Perdón? Hemos escrito contra la muerte y la guerra mucho tiempo, que es lo único que nos iguala, pero también nos iguala que todos nacemos y sobre eso no se ha escrito tanto. Y ahí nos pasa algo un poco bestia a nosotras, que resulta que hacemos niños. Todo el mundo ha nacido de las entrañas de una mujer.
Dedicas el libro a tu madre y al 'corazón femenino de los hombres'
Eso es. Este genocidio de lo femenino que a veces es literario y otras te cortan el clítoris o te matan y te violan de vuelta a casa, también ellos lo padecen. Empieza a haber hombres que piden una revisión de sus privilegios. Creo que va a dejar de ser un asunto de chicos y chicas, ellos también van a reclamar esa igualdad, porque es un lastre para todos y se ha aniquilado su parte femenina también. Lo femenino no es lo que tiene vagina y lo masculino no es lo que tiene pene, esa afirmación absurda saltará pronto por los aires. Claro que no saltará tan fácilmente el modo en el que se reparte el poder. Eso costará más.
"En la maternidad hay ideología"
Ideología es todo lo que llevas encima y no ves. Como un velo invisible. Cosas que crees tuyas que ni siquiera has pensado. A mí me preguntas a los 14 años si llevaba encima el deber ser de la maternidad y no hubiese comprendido ni la pregunta. Me hubiese dado un ataque de risa. Muchas chicas incluso dicen que no viven en una sociedad machista, que son unas pocas feminazis quienes la montan. O esa fase de 'Yo no soy ni feminista ni machista'. Eso es ideología y que no te estás enterando. Damos por normal cosas que no lo son: hay que quitar ese velo para ver lo que sucede de verdad.
En el libro aparece continuamente el mercado. ¿Por qué?
La maternidad se ha convertido en un tema de mercado, y eso es muy grave. Cuando no tienes una democracia de ciudadanos sino de consumidores, la justicia social se hace mucho más difícil. Pero nos lo compramos todo. La maternidad hoy por hoy también se consume. Algunas empresas se ofrecen a pagar tu congelación de óvulos para que seas más productiva, hay que tener mucho dinero para ser madre, la infancia no tiene apenas ayudas sociales… El mercado ha entrado a saco hasta en el cuerpo de la mujer, como indica el debate sobre la subrogada. La filosofía la hemos quitado de los institutos así que es un tema en el que falta pensamiento incluso para legislar.
¿Qué le dirías a una mujer que va a ser madre?
Que lea. 'Madres arrepentidas' o un montón de otros buenísimos que están ahora en la agenda. Leer nos hará libres. Que averigüe primero de dónde viene su deseo de ser madre. Cuánto le han puesto encima, cuánto le pertenece de verdad.
¿Y a una que ha decidido no serlo?
Lo mismo, pero quizá ya sepa de qué está hecho su deseo, puesto que ha tenido que pelearse con el prejuicio, enfrentarse con su deber ser, dar muchas explicaciones... Para ir contra corriente uno tiene que estar más seguro que para dejarse llevar.