'A lo cubano/ Botella'e ron tabaco habano/ Chicas por doquier/ Ponche en café guano/ Aquí mi vida para los mareaos'. ¿Te lo has cantado a partir del segundo verso? Si la respuesta es sí, tenemos dos noticias. Una, que eres, al menos, 18 años más viejo/a. Otra es un poco mejor: vuelven los Orishas. Su flow bailongo, su rap, su mix caribeño hiphopero con toque de vieja trova. Si por el contrario no te suena de nada todo esto, tómatelo como una oportunidad: wellcome to uno de los grupos pioneros de la urbanmiusik, el ritmo que hoy lo ocupa todo, caballero, el nuevo pop para la industria. Gourmet se llama su nuevo disco.
Eso vienen a reclamar precisamente Yotuel, Roldán y Ruzzo con su tarjeta de presentación de un millón de copias vendidas. Que "traen calidad, no música fast food", que "ya hicimos hace dos décadas lo que ahora domina las listas" y que "nadie tiene un directo como nosotros, que el autotune cante por ti es una barbaridad". Habla Yotuel Romero (41), el líder del trío, el mulato atractivo de 'Un paso adelante', el padre de D’Angelo y Yotuelito, la pareja desde hace quince años de Beatriz Luengo (que ya nos confesó que su amor por él era "muy carnal"), con quien acaba de componer un disco entero para Ricky Martin y algún que otro éxito para Chayanne o Thalía.
La historia del regreso comienza ahí: le estaba yendo bien en Miami como productor, pero quería más, como por ejemplo crear su propio sello, para el que ya tenía el nombre, Chancleta Récords. Así que se puso a buscar por toda Cuba nuevos talentos "de música urbana con raíz, de calidad", matiza. Y no los encontró. O no tanto como pretendía. Y se puso triste. "Fue Bea, mi musa, que es una jefa, la que me dijo que nunca me había visto tan feliz como cantando con Orishas y me dio la idea de llamar a los colegas y darle gasolina de nuevo al grupo", cuenta en la sede de Sony, en la madrileña Castellana. "¡Tenía en las narices lo que buscaba y me entró picazón!", dice riendo Yotuel, poniéndose y quitándose la capucha.
Está en calcetines negros, con los pies sobre el sofá junto a su compadre Roldán González (47), el que canta más clásico de los tres, el changó de los boleros que vive en París desde hace 23 años con sus dos hijos, Camilo (18) y Sebastián (22). Ruzzo, el más rapper, el Harpo callado de rima eléctrica, se asentó con su mujer cubana y su hijo Colin en Navarra, donde ha vivido esta década de descanso. Los tres beben una copa de vino tinto. Cuentan que han estado ocho años "sin hablar", descansando los unos de otros y "cogiendo oxígeno". En un principio iba a ser solo uno, para que cada cual compusiese lo que le palpitaba, pero la cosa se fue alargando y nunca nadie llamó al otro.
¿Pero tuvisteis mal rollo?
Todos: No, no, qué va.
Roldán: No hubo mal rollo, pero cualquier grupo que diga que no pasan cosas y todo es maravilloso, es que miente. ¡Eso es cuento! Estuvimos veinte años juntos, eso es como un matrimonio, como una pareja. Claro que se crean tensiones. Pero no pasó nada grave, no hubo faltas de respeto importantes, la prueba es que estamos de vuelta. Al principio paramos solo un año… pero la cosa se alargó. Me llamó Yotuel y me dijo: ¿estás listo? Y yo respondí: Dime cuándo. No hubo debate de nada de tú me dijiste o yo te hice.
Yotuel: Borrón y cuenta nueva, eso es.
¿Y Ruzzo qué dijo?
Ruzzo: Que tenía los patines puestos y Navarra está en cuesta abajo hasta aquí (risas). El guajiro esta ready!
¿Estáis muy ready entonces?
Yotuel: Mucho. Traemos la experiencia de estos años y muchas ganas.
¿Os notáis muy cambiados?
Yotuel: Seguimos siendo tres cubanos locos con tremendas ganas de dar música buena al mundo. Pero bueno, Roldán alguna cana que otra trae (risas).
Roldán: Mira, no hagas esas preguntas tan al lío que me vienen a mí de vuelta (risas).
¿El mundo de la música al menos sí ha cambiado, no? El reggaetón no estaba tan fuerte y el trap ni existía…
Yotuel: Mira, la música urbana ha tomado el poder. Y dentro de eso hay música buena o mala. El ritmo no es el problema, es la calidad. Incluso en el público, la gente se ha vuelto poco exigente: McDonald no funciona si el público no va. Hemos ido a conciertos de traperos que dan auténtica pena y piensas: ¿de verdad ustedes pagan por ver este fast food musical? Antes si un grupo de rock salía en España y no sabían tocar la guitarra, prácticamente era lapidado. Ahora un chaval se sube a hacer rap con autotune y a llamar hijo de puta al público y le animan a muerte.
¿Por eso habéis llamado Gourmet al disco?
Yotuel: Porque hay que dedicarle tiempo y amor a hacer tu comida. No es por caro, sino por la calidad. Tiempo en elegir el buen arroz…
Roldán: O en hacer el amor (risas).
Yotuel: En pasarte el día en hacer un buen caldo de pescado para la paella… Eso es Gourmet. Así hemos hecho nuestra música siempre y así queremos seguir haciéndola.
¿Y lo de 'El regreso de los Dioses'?
Yotuel: Los Orishas son los dioses del panteón Yorubá y jugamos con ese doble sentido. Pero no es porque nos creamos dioses. En todo caso los dioses del amor (risas).
¿Es verdad esa leyenda urbana de que los músicos cubanos no parar de ligar?
Yotuel: Él sí (risas, señalando a Roldán).
Roldán: Bueno, coquetear. Es típico de los latinos, te gusta estar enamorando, ya tú sabes.
Beatriz Luengo nos comentaba el otro día en una entrevista que llevabais ya 15 años
Yotuel: Ella es maravillosa, es la jefa. Vivió la etapa de Orishas casi desde el principio y me decía: es que cuando hablas de Orishas te veo feliz, te veo los ojos brillantes. Te noto que hablas con nostalgia, emocionado. Ella fue la que me dio la idea de volver a reunir al grupo. Y canta un tema nuevo con nosotros.
Nos contó también que tenéis un lema de pareja, que es el 'Tú también'
Yotuel: Sí, es una cosa que me gusta mucho. El 'Tu también' es cuando ves que a uno de los dos las cosas le van bien y entonces se va a por el 'tú también' del otro, con honestidad. Para que el otro sea feliz también. Me doy cuenta de que esta industria es muy machista. Cuando íbamos a enseñar los temas que habíamos compuesto juntos, decían: este tema es de Yotuel. Y yo decía: No, este tema es de ella también, es de los dos. Y empezamos a presentarlos poniendo su nombre primero. Tienen que valorar más a las mujeres.
¿Crees que la industria seguirá siendo machista?
Yotuel: Queda mucho por hacer. ¿Cómo puede ser que en la música latina haya mil tipos y luego solo esté Shakira o JLo? Eso no puede ser. Aunque vayan saliendo más chicas, eso no puede ser. No hay esa igualdad. A mí lo urbano que se hace en España me encanta: Rosalía, Beatriz Luengo, La Mala… Lo masculino, menos.
Roldán: A mí me da igual si eres hombre o mujer, a mí me importa que cantes o que compongas bien. Se ve en los festivales también: hay nueve grupos de chicos y una muchacha.
¿C Tangana qué tal?
Yotuel: ¿Quién es ese? (risas). Cool, buen chaval, pero el directo para nosotros es sagrado. Si somos quienes somos es porque hemos intentado que el público que pague una entrada se vaya muy contento. Hacer un tema en un estudio es relativamente fácil, pero está fallando el directo en la música urbana.
Cuéntame lo del homenaje a tu padre con la canción 'Mariel'
Yotuel: Es una canción bastante personal y a la vez muy frecuente para muchos cubanos. 200.000 cubanos se fueron cuando aquello del barco Mariel. Retrata ese momento en el que la familia se rompe, se separa, y nada vuelve a ser igual. Será un regalo para todos los de mi tierra que hayan vivido algo así.
¿A ti te pasó?
Yotuel: Eso es. Tiene mucho de lo que tuvo que pasar mi mamá. Mi padre se fue y mi madre y él no volvieron a verse. Nunca. Y yo tardé 22 años: se fue en el 80 y hasta el 2002 no lo vi de nuevo en Norteamérica.
¿Qué creéis que va a pasar en Cuba?
Es un círculo vicioso. Estados Unidos tiene que dejarnos abrir y Cuba tiene que abrirse al mundo. Admitir capital europeo, hacer negocio, levantar un poco el país… Hay algunos signos de apertura, pero al final el pueblo es el que aguanta todos los golpes, como siempre. Yo estuve en China ahora y no me importaría que siguiésemos ese modelo: lo que echa para adelante son las pequeñas empresas privadas. Las paladares en Cuba están funcionando bien porque cada dueño se preocupa de su restaurante. Hasta en la sanidad y en la escuela. Cuando trabajas para un gobierno en vez de para ti, tú te descuidas.
Roldán: El concepto que tiene Cuba de democracia y libertad para el cubano, agüita…
¿Esta experiencia con vuestros padres hace que estéis más pendientes de vuestros hijos?
Yotuel: Los tres somos muy de niños. Hemos estado mucho fuera de casa, trabajando, les hemos hecho canciones. Cuando eres un inmigrante o trabajas fuera de casa, el acercamiento a tus niños es vital. Te vas unos meses y cuando vuelves ya han crecido, así que el tiempo que estás lo intentas pasar a tope. Al mayor, que tiene ya 17 años, le dio por los ordenadores. Al pequeño sí le gusta mucho la música, es como su madre: está todo el día cantando. Y ya cambia la letra de las canciones con perritos y papá y mamá y va creando su propio mundo.
Roldán: Yo me perdí la infancia de mis hijos, es la parte negativa de todo esto. El mayor, Sebastián, tiene 22, y el pequeño, Camilo, tiene 18, así que me pilló cuando estábamos con Orishas por el mundo. Te pierdes cosas que no se repiten. La niñez es una sola vez. Cuando uno regresa, pues se lo quieres dar todos. Y se crecen un poco malcriados y tienes que ubicarlos de vez en cuando, porque al volver de gira ya no sabes si se ponen contentos por ti o por los regalos.
¿Les gusta la música?
Ruzzo: ¡Rapean y trapean! Tienen su libreta escondida con sus rimas y sus amigos, que por supuesto no te enseñan. ¡Y me dicen que no salga con esos pelos!
¿Os piden consejo?
Roldán: Yo les empecé a enseñar guitarra, pero luego con las hormonas de la adolescencia les hicieron separarse un poco. Ahora Sebastián lo ha retomado y lo primero que hace al levantarse por la mañana es tocar. Yo no sabía que ese chamaco iba a aprender tan rápido. Lo que no quiere es cantar, no me ha dejado escucharlo. A veces le oigo desde el baño, pero me da rabia que se calle cuando llego. ¡Coño, si tienes un padre que te puede decir si cantas bien o no!
¿Qué os gustaría que pasase con Orishas?
Yotuel: Que siguiésemos juntos muchos años, con esta armonía, con esta ingenuidad y con estas ganas de comernos el mundo. Llevamos 20 años de carrera, pero nos queda mucho por componer y componer.