Paula Echevarría: "Hay que ponerse guerrera de vez en cuando"
Sopla el viento y hace un resol molesto, con lo que se le caen las lágrimas frente a una veintena de fotógrafos. "¡Puff, no paro de llorar, luego diréis que estoy destrozada", bromea. La expectación es máxima, como en todo lo que la asturiana toca últimamente. Paula Echevarría aparece vestida de sargento y con pendientes. Se da cuenta. Se los quita antes de la sesión de fotos, junto a un avión de hélice y un Jeep de camuflaje con arma automática. Estamos en la base del ejército paracaidista de 'El Príncipe', en la localidad madrileña de Ajalvir y la actriz más mediática del momento, ya convertida en exmujer de David Bustamante, presenta la segunda entrega de 'Los Nuestros', la miniserie más vista de la historia de Telecinco.
Antes de empezar la rueda de entrevistas todos lo teníamos bien claro: no responderá ni una sola pregunta sobre su vida personal, convulsa tras las portadas de su ex hablando de quien dejó a quién y qué paga qué, y las fotos con su reciente nueva pareja, el futbolista Miguel Torres. Solo hablará de su personaje, Martina Ibañez, una cualificada militar con un pasado complicado que la atormenta y que la lleva a ofrecerse como voluntaria en una complicada misión: recuperar una partida cesio radiactivo robada por el Estado Islámico. Por el camino, no podrá evitar enamorarse de la calma inteligente de Carlos Roman (Rodolfo Sancho), psicólogo del CNI. Tenemos a los dos en exclusiva para Divinity.es.
¿Cómo es tu personaje?
Paula Echevarría: Valiente, solitaria y vulnerable.
¿En qué se parece a ti?
Paula Echevarría: Al final todos los actores nos parecemos en algo al personaje que interpretamos. De todos los que he hecho en mi vida, hasta del más marciano he rescatado algo mío.
¿Y de este en concreto?
Paula Echevarría: No sabría decirte. Esos tres adjetivos la hacen humana al final. Quizá en ser un ser vulnerable, como todos en realidad. Por mucha coraza que se ponga, al final tiene un fondo vulnerable.
¿Hay que ponerse guerrera de vez en cuando?
Paula Echevarría: Claro, hay que ponerse guerrera. Siempre que se necesite. Y hay que ser suavecita tambien cuando toca.
¿Te consideras muy sargenta?
Paula Echevarría: Soy Leo, con eso ya te contesto: soy bastante sargenta, sí. Pero no en el sentido de 'ordeno y mando', sino en el de organizar. Muy cuadriculada a veces. ¡La capacidad de organización es muy buena!
¿Tú la tienes?
Paula Echevarría: Sí, soy muy organizadora (risas). Como todas las mujeres, que tenemos algo de mandonas. Aunque más bien mandamos sin querer. Y no es malo, es un don de la naturaleza.
Tu personaje lleva una carga complicada del pasado…
Paula Echevarría: Sí, ese pasado es el que la hace ser vulnerable a ciertas cosas. A él, por ejemplo [señala a Sancho, que está a su lado].
Ahí es dónde encaja con tu personaje, un psicólogo del CNI más reposado
Rodolfo Sancho: Eso es. Es bastante relajado y tranquilo, pero en realidad siempre tiene una tensión dentro. Porque es muy protector y muy estratega. Es muy importante el bienestar de los demás para él, y eso siempre es una carga (risas). Siempre tiene una preocupación, aunque lo oculte súper bien.
¿Ya has comenzado a entrenar?
Paula Echevarría: He estado en el campo de tiro, arriba y abajo en los entrenamientos… pero aún no me he lanzado al barro y tengo muchas ganas. Dicen que igual nos lanzamos en paracaídas, pero no las tengo todas conmigo. Ahí está la pista americana, donde iremos en breve, y por donde van arrastrándose y gritando 'fuego, fuego'. ¡Yo quiero!
¿Y has cogido ya el fusil?
Paula Echevarría: ¡Varios! Tremendo. He estado con uno que pensaba 11 kilos ¡y no podía levantarlo! Me dijeron: 'coge este'. Y 'buah', me fui para abajo inmediatamente detrás del arma.
¿Tenemos mucha Paula que conocer todavía?
Paula Echevarría: ¡Mucha!
¿Crees que se te conoce bien?
Paula Echevarría: Depende de cómo me conozcáis (risas). A mí me vienen genial estos cambios de registro, porque lo mejor de mi profesión es justo que puedes ser de todo en una sola vida. 27 millones de vidas diferentes. Eso es mi gran lujo.
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