Rosalía, la reina urbana del flamenco: “Más que el poder, me interesa el poderío”
Ya lo dijo Pepe Habichuela, que sabe de esto, cuando Rosalía cantó una soleá en el salón de su casa: "Niña, cantas como una vieja". Ella se ruboriza aún al recordarlo, todo un piropo para los flamencos, y vuelve a darle las gracias y sigue hablando con reverencia de los cantes antiguos, como si se hubiese reencarnado de pronto en la Niña de los Peines. Pero enseguida mueve las manos con un gesto muy suyo, reina urbana empoderada, toda anillos dorados y uñas pintadísimas, y vuelve a ser la chica de 24 años de la periferia barcelonesa a la que le cambió la vida el oír por primera vez a Camaron. Fue un día al salir del instituto, cuando estaban en el parque y uno de los mayores abrió el maletero del coche con la música a tope. Más tarde tampoco dudó en aceptar la invitación de otro amigo, el trapero C Tangana, para colaborar en un tema R&B que ya es un clásico moderno. "Sí, soy una vieja y una punky a la vez", dice riendo, "pero a mí lo que me arrebata es el flamenco y de eso no hay duda".
Quizá por esa dualidad en la que se mueve mencionará varias veces en la entrevista eso de "buscar el centro", algo "vital" para ella. Lo dirá sobre lo emocional, al hablar de cómo le gusta refugiarse en los suyos cuando no está de conciertos porque no para de conocer "gente nueva e interesantísima" en los últimos tiempos y eso le "da raíz". Y también en lo profesional, ya que, dice, siempre intenta "encontrar el núcleo sentimental" de un tema para cantarlo como se merece. Y hasta para el jet lag que trae, recién aterrizada de Las Vegas por sus primeros Grammy Latinos, de los que llega ilusionada como una niña. "Es verdad. Es algo recurrente en mi modo de sentir las cosas. Ten en cuenta que yo soy libra y eso me condiciona. Siempre estoy buscando el equilibrio, quizá para luego poder excederlo. El centro lo conoces al fin y al cabo porque te vas de él. Y buscándolo de nuevo es cuando aprendes… y a mí aprender me fascina". Pues eso: abran paso, Rosalía is in the hood.
Todo el mundo habla de ti…
Es un subidón, me están pasando muchas cosas. Es un momento muy intenso, todo sorpresas. Y a la vez no te sorprenden tanto todos estos regalos de la vida, porque llevo mucho tiempo currándomelo. Creo en que las cosas se cumplen si tú proyectas algo y te lo curras a más no poder. Lo creo de veras.
¿Y en eso estás?
Sí, parece que acabo de llegar, pero llevo mucha dedicación. Lo digo siempre: tengo un objetivo y voy a por él a tope, aunque luego me equivoque, que me ha pasado también. Pero es parte del proceso. Cada vez me siento más en el centro, en la línea de mi camino.
¿Cómo es Rosalía?
Qué difícil. Debería decirlo mi familia... Ellos siempre dicen que soy muy valiente. Después yo creo que muy trabajadora. Y que me gusta mucho hablar con la gente, el contacto con las personas, conectar con ellos, la empatía.
¿Qué sentiste al oír por primera vez a Camarón?
Fue un antes y un después en mi vida. Estaba en el parque, sentada en un banco en el que nos reuníamos los amigos al salir del instituto. Iba con gente un poco mayor que yo y abrieron el coche y pusieron a Camaron. Me quedé flipada. Yo pensaba: ¿qué es esto? Nunca había oído una forma de expresar un interior como esa. Su brutalidad me enganchó. A día de hoy me doy cuenta de lo decisivo que fue, porque yo quería ser músico, pero no sabía en qué centrarme, y cuando le oí supe que el flamenco era a lo que yo quería dedicar mi vida. Y me puse a profundizar, quise ser una conocedora y fui a por ello.
¿Y buscaste un maestro?
Eso es. Nadie en mi familia o de mis amigos se dedicaba a la música, así que busqué un maestro flamenco. Mi mentor fue Chiqui, un hombre que me ha acompañado estos años y ha sido decisivo para mí. Ahora ya he acabado la carrera de música, pero sigo estudiando por mi cuenta: siempre probando cosas nuevas, ¡es que yo soy una estudiosa del flamenco!
¿Qué te importa al cantar?
Los cantes tienen alma. Cada uno, la suya: yo busco fundirme con eso. Y transmitir emoción, eso me importa mucho. Soy un canal para explicar el núcleo emocional del tema, pero no es algo racional, yo conecto con los sentimientos desde la víscera.
Tus padres no tienen nada que ver con la música, ¿a qué se dedican?
No, nada que ver, pero me vas a perdonar porque no me gusta mucho hablar de ellos, en el sentido de que yo soy quien ha querido dedicarme a esto y estar en primer plano es una consecuencia de mi trabajo, pero no quiero exponerlos a ellos por respeto. Mi hermana Pili y mi madre colaboran conmigo y me acompañan y me ayudan como equipo. Quiero decir que mi familia está ahora implicada en mi proyecto, pero a la vez están por detrás. Prefiero mantenerlos al margen.
¿Qué pensaste cuando Habichuela te dijo eso de "Cantas como una vieja"?
Fue increíble ese momento (risas). Acabamos en su casa por unos amigos comunes y estábamos en su salón y cantamos una soleá y dijo eso, que es todo un piropo. Imagínate lo que es que venga de una figura así, de los pocos flamencos que quedan de su generación con ese sonido tan suyo y tan especial, tan primario. ¡Fue un sueño! Las cosas cogen sentido cuando te pasa algo así.
Primer disco y eliges la muerte como tema. Empiezas fuerte…
Sí, claro que sí (risas). Raúl [el ecléctico guitarrista Raül Fernández, Refree, que también ha colaborado con Silvia Pérez Cruz y viene del hardcore] y yo teníamos claro que queríamos hacer un disco conceptual, así que elegir un punto de partida rico y potente era imprescindible. La muerte es atemporal y nos permitía hilvanar todos los cantes entre sí: el duelo, el desamor, la pena… No es que yo hubiese tenido alguna experiencia cercana, por suerte, sino que cuando hago música intento aprender algo que no controle, acercarme a lo misterioso y hacerme preguntas aunque no sepa las respuestas. No busco hablar de mi misma, sino decir algo que yo nunca diría. Me paso el día buscando letras y cuando encuentro algo que me llega es porque emocionalmente tiene carne. Encarnar eso es lo que me motiva, me trasciende. Esa es la gracia, encontrar cosas con núcleos que sean interesantes a nivel emocional.
¿Cómo nació la simbiosis con Raúl?
Es un artistazo. Y nos entendemos muy bien. También nos conocimos por amigos comunes y nos dimos cuenta de que escuchábamos música muy diversa pero muy parecida los dos. Empezamos a quedar solo para escuchar discos y, un día, sin más, empezamos a tocar. Ahora acabamos de sacar el single 'Aunque es de noche', un homenaje a Morente, que es una figura que cualquier flamenco sabe que ha marcado a esta generación nuestra. Lo hacíamos siempre en directo, pero queríamos grabarlo.
¿Sois un poco punkies, no? 'Viejos' y punkies…
(Risas) Tenemos esa mezcla, sí. Aunque a mí me ha interesado mucho siempre tener unos cimientos muy fuertes en lo clásico, en el flamenco puro, pero a la vez tengo una clara actitud de experimentar. No tengo prejuicios, ni miedo. Así abordo yo la música. Y la vida.
¿Y así llegó el trap?
A ver, es que yo nunca he hecho trap en realidad, aunque lo digan. Yo hice una colaboración con C Tangana de música urbana. Dos temas. Tiene más que ver con el R&B que con el trap, que es una temática. Nunca diría que he hecho trap, en todo caso diría que estoy vinculada por amistades y por mi edad a la música urbana. ¡Y me encanta, eh! Voy a seguir probando aquí y allá, porque crezco como músico.
¿Qué estás escuchando ahora en el Iphone?
De todo. La Niña de los Peines a tope. Y Lole y Manuel y Vallejo me gustan mucho. Y ahora la Pasión según San Mateo de Bach, que es increíble. Kanye West, Suzanne Stevens… Y tengo un nuevo descubrimiento: Steflon Don, una chica con rollo dance jamaicano que me tiene loca.
¿Con quién te fliparía colaborar?
Con James Blake, lo tengo clarísimo. Sería alucinante… Una cantaora producida por un pibe como él. Estoy obsesionada, le escucho casi cada día. Admiro mucho cómo ha entendido la electrónica: ha sido un innovador.
¿Te gustan las uñas largas?
(Risas) Se me van rompiendo, eh. Pero sí, me encantan, con las uñas tengo un fetiche. Aunque no me da la vida para pintármelas yo y no sé hacerlo muy bien, así que voy mejor a que me las hagan (risas).
¿Siempre con anillos?
Ya ves… siempre. Todo lo que sea oro, oro, oro es para mí (risas). Me pierde el brillo.
¿Es flamenco es machista?
Ya me han puesto algún titular así… A ver. A mí no me interesa hablar de si el flamenco es machista o no, me interesa más hablar de que hay mujeres en él con mucho poder a día de hoy. Prefiero hablar de mujeres con poder que de una tradición. Este arte efectivamente se consolidó como algo masculino, pero a día de hoy ya es del género que tú quieras. Si te fijas en las letras que se hacían hace 150 años, pues claro que lo es, pero es que no era otra cosa que el quejido del pueblo y el reflejo de cómo era la sociedad entera. El flamenco no es una excepción: si decimos que el flamenco es machista es porque el mundo es machista. Nuestra sociedad es patriarcal, tenemos que seguir trabajando para que cada vez haya más mujeres empoderadísimas en el género.
¿Tú estas empoderada?
Hombre, claro que sí. Es que cuando ves a una Beyonce te inspiras. Aquí en España tenemos a Lola Flores y siempre ha habido mujeres con power. ¡Y siempre las va a haber!
¿Te consideras una mujer con power?
Intento ser la versión más poderosa de mi misma. Siempre. Lucho para eso. Pero, ¿qué es tener poder? Más que el poder, me interesa el poderío. Con poderío puedes tener lo que tú quieras. Lo interesante es la fuerza de uno mismo, de dentro a afuera, nunca de fuera para dentro. La cosa es estar muy plena, ¿no? Tener fe en todo lo que te va a venir porque entonces todo viene.
¿Qué quiere ser de mayor Rosalía?
Ya soy mayor (risas). Mi profesión es muy importante y lo estoy apostando todo, pero también es verdad que de aquí a unos años me gustaría tener mi propia familia, porque estar con los míos es esencial. Siempre me gusta estar con mi misma gente, porque en el trabajo estoy siempre con nueva o desconocida, que también me encanta, pero de otro modo. Raíces. Eso es. Me dan centro. Me ayudan. Un ancla para poder volar.