Está muy contenta Rozalén. Acaban de darle físicamente su segundo disco (Divinity.es es el primer medio en tenerlo), titulado 'Quién me ha visto…', y bulle en redes la foto del momento
¿Siempre es así lo del móvil?
No tanto. Pero acabo de publicar una foto muy emocional y, claro, todo el mundo está contestando. Es como un parto: la primera vez que te ponen a tu bebé en el pecho, o quizá un poco menos, porque un disco no duele tanto.
¿Duele este disco?
Duele y te alegra. Han sido un montón de meses… Duele porque yo compongo mis canciones a partir de sentimientos y tienes tu proceso. Y porque somos mucha gente trabajando para que esto funcione y a veces discutes: como un Gran Hermano. Pero sobre todo son alegrías.
El primer disco fue muy de estómago, el debut, temas que compusiste a lo largo de varios años. ¿Qué ha cambiado este segundo?
En cuanto a estómago, este tiene incluso más. Han sido dos años de mucha intensidad, he vivido cosas muy emocionantes y también duras, así que en ‘Quién me ha visto…’ hay más rabia y más alegría. En 'Con derecho a…' hubo más inocencia, algunos temas los escribí cuando era más chica. Este es aquí, ahora y todo de golpe. He aprendido mucho.
¿Qué cosas en concreto?
Que hay que tener cuidado con lo que dices y cómo lo dices, por ejemplo. Sobre todo con periodistas. Y la importancia del descanso, que antes no lo valoraba. Nunca había sentido agotamiento físico y mental y ahora sí, y tengo que esforzarme por buscar esos momentos para cuidarme.
No es para menos. El ascenso de Rozalén (1986) a la primera división mediática y musical fue meteórico. Pasó de mudarse a Lavapiés para hacer un máster en musicoterapia y pedir un préstamo para grabar su primer álbum… a firmar con una discográfica potente, vender por miles y que Dani Martín le confesase, antes de un dueto, que fue Sabina quien primero le habló de sus letras.
¿Has crecido mucho en este tiempo?
Una barbaridad. Estudié psicología y lo que digo siempre es que las lecciones psicológicas más bestias me las estoy llevando ahora. Madurar de golpe. Llevaba estudiando mucho tiempo y trabajando en esto y lo otro para pagarme las cositas, pero ahora tengo un empresa que es mi música, me estoy dedicando a mi hobbie, que eso también es un cambio importante. Te das cuenta de lo que importa de verdad.
¿Cuánto influye la imagen en esta industria?
Mucho. Lo he notado bastante porque yo soy una tía normal y corriente. Aunque ahora ya parece que no importa tanto, se deben de estar acostumbrando a mi cara o a mis formas o a que tenga pintas de 'perroflauta', como me dicen mucho.
¿Te dicen eso?
Me dicen de todo. Pero es naturalidad en mi caso se ha convertido hasta en algo a mi favor, algo que se vende. Estamos en una época de mucha silicona y postureo, así que ser 'natural', 'fresca’ y 'cercana', como también dicen que soy, pues va a mi favor.
Parece que esto lo tiene claro. De hecho, lo canta explícitamente en uno de sus temas nuevos, titulado 'Somos'. Dice la letra: Desde hace unos meses a esta parte/mi mundo no ha parado de girar./Me encuentro algo confusa y pensativa./¿Será que ya no soy la misma?/Resulta que todo el mundo opina/ de cómo peino o cómo vestiré./ Soy fresca, coplera, sensible, hippy-pija, cultureta,/chica lista (no me pierdan de vista), alguien que encontró una fórmula/libre, firme y luchadora./ Soy progresistamente tradicional/(…) Somos contradicción/y mucho del qué dirán./ahijada de, hija del otro, nieta de mi abuela.
¿Cómo ha sido eso de invitar a todo el pueblo de tu madre a hacer un vídeoclip de 'Ahora'
(Risas) ¡Todo el pueblo! ¡Y vinieron amigos de Albacete! Ha sido muy especial, como mostrar mi tesoro, mi secreto, quiénes son los míos y el sitio donde yo he vivido muy infancia. Se llama Letur, en la Sierra del Segura, y es precioso. Le llaman 'la Perla y lo conoce muy poca gente. He querido mostrar por qué soy tan feliz. Por qué veo la vida de esta manera. Provoca muy buen rollo, creo.
Tu familia lo está flipando con todo esto, ¿no?
Una pasada. Siento que ellos están disfrutando el triple. Mis padres están jubilados y ya son abuelos y todas las alegrías y las llamadas van hacia ellos y están encantados. No caben en sí.
¿Y tu abuela?
Ella no está contenta con lo de la fama. Eso no. Es inteligente y sabe que eso no es algo que desee la gente que quiera ser feliz. Pero también le llega el cariño y le encanta.
Estará en su casa cocinando y de repente sonará un tema tuyo…
(Risas) Sí, sobre todo en la tele. Cuando salí en 'Pasapalabra' no sabes qué revolución en el pueblo.
¿Le gustó a Aute tu versión de 'La Belleza'?
Está encantado y no para de decírmelo y eso me pone muy contenta. La gran frase que me dijo fue que 'La Belleza ya era mía y que hiciese con ella lo que quisiera'. Eso es un piropazo.
¿Cómo te gustaría que fuese el siguiente paso?
Solo pienso en cómo va a digerir la gente este disco y en los conciertos, que serán muy teatrales (20 noviembre en Madrid). Me gustaría mucho seguir haciendo mis canciones, mi musiquita, y quizá en un futuro, a medio plazo, hacer un paréntesis para ser madre.
¿Seguirás llevando la flor en el pelo?
Que nunca me falte una flor en el pelo. Ya es una especie de amuleto y hay gente que viene a los conciertos con flores. Es algo que nos aporta la naturaleza, llena de colorido y lo único que hace es añadir belleza. Me gusta hasta para los hombres.
¿Y la intérprete de lengua de signos?
Bea y yo somos un tándem brutal en el escenario. Claro que seguiremos. Nos conocimos en 2008 en Bolivia antes de todo el boom y con ella se normaliza muchísimo lo de no oír. Es un regalo que me ha dado la vida, en otra vida tuvimos que ser hermanas.
'Con derecho a…', 'Quién me ha visto…' ¿Te ponen los puntos suspensivos?
¡Me encantan! ¡Dicen mucho! Los uso a menudo al componer, en los conciertos suelo pintarme tres puntitos a los lados de los ojos y, además, dejan espacio para que cada uno ponga algo suyo…
-DISFRUTA DE ROZALÉN EN PUROCUATRO
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