Sandra Barneda: "Mi pecado favorito es la lujuria, pero el recurrente la soberbia"
Barneda peca "mucho". Eso nos cuenta. Dice que le encanta pecar. Lujuria, soberbia, gula, pereza... hace uso de todos los pecados capitales. Sandra asegura además hacerlo "sin culpa". Esa es la clave. Desactivar la carga negativa y transformar el asunto en "algo transgresor, libre". Para ello ha escrito un libro, 'Hablarán de nosotras', en el que reenfoca 17 biografías de mujeres: donde antes hubo lascivas pecadoras, ahora hay féminas virtuosas e inteligentes. Frida, Madonna, Clavela, Clinton, Calas, Joplin, Maria Antonieta, Monroe... Hablamos con la presentadora sobre cómo se mueve ella en ese universo de la manzana prohibida.
¿Tú pecas?
Peco. Y mucho. Y trato de hacerlo además sin culpa. De eso va este libro, de ser cada vez más libre. En vez de culparte, aceptar que cada uno hacemos lo que podemos en esta vida. Hay que aceptar el error, no pasa nada por fallar: eso es lo que hace que avances. La idea es transgredir tus propios límites… y los sociales.
¿Este libro es el reflejo de tu momento vital?
Llevo tiempo, pero sí, quizás ahora estoy verbalizando mi fase vital. Siempre he sido una persona que me he rebelado bastante contra las creencias duras, contra lo que está establecido porque sí. Hay que ir avanzando, no hay nada estanco… todo se mueve y hay que empujar. La zona de confort vamos a ir abandonándola: es necesario empujar un poquito a la sociedad hacia un escenario más libre, más adaptable, menos cerrado.
Hablabas de la culpa, ¿ha habido mucha?
No especialmente. Pero es cierto que la llevamos como tatuada en nuestra piel como sociedad. Está en nuestro ADN. No hago esto por lo que pensarán, esto está mal visto… La culpa es como el miedo: no sirve de nada y solo te paraliza.
¿Tu pecado favorito?
Paso por todos, pero le estoy cogiendo el gusto a aceptar mi parte lujuriosa. Ya tocaba. Asumir que también soy una mujer lujuriosa.¿Te había costado esa parte?Bueno, una cosa es que la practiques y otra es que te lleves bien y desees ampliar. A partir de los 40 he decidido venirme arriba la lujuria y con todo (risas).
¿Y el más recurrente?
Me he parapetado bastante detrás del orgullo. Y su equivalencia como vicio es la soberbia. Me ha ayudado en muchas ocasiones, también te digo. Sobre todo cuando te dicen no y tú respondes: ‘¿y por qué no? ¿Crees que no valgo? Pues ya lo veremos, te voy a demostrar que sí’. Pero, por otro lado, he tratado injustamente a alguna gente o no he salido decir a tiempo: ‘tienes razón’.
¿Qué bien eso de bajar el pistón, no?
Sí, hay que bajar. Como soy tan vehemente y tan pasional, cuando meto la directa a veces me cuesta frenar a tiempo. Los pecados capitales son al final una imprimación del carácter. En todas las personas. Si te fijas en tus amigos o familia, podrías decir por qué pecado se define más cada uno.
¿Has jugado a eso con tu entorno?
Sí (risas), llevo mucho tiempo haciendo estas pruebas. Hay gente que dice: ‘yo la gula, soy súper compulsivo con todo: meditación, deporte, comida, todo’. También está el de la pereza, la gente que no se enfrenta a nada y está en los placeres de la frivolidad, que al final es una derivada: el 'dolce far niente' de ir de comprar y masajes sin asumir responsabilidades... eso también es pecar de pereza.
¿Hay compatibilidad de pecados en las parejas?
Nunca lo había pensado… Seguro que sí. Igual que hay modos de ser que te van mejor, seguro que se hace click también en los pecados que te definen el carácter. Por ejemplo, soberbia con la ira…
¿Va bien o mal ese mix?
¡Mal!
¿Con cuál iría bien la soberbia?
No lo sé. Con muchos. Pero tendría incompatibilidad fijo con la ira.
¿Crees que estas mujeres estarían conformes con el pecado que le has adjudicado en el libro?
Quizá, pero sobre todo creo que estarían de acuerdo con lo que cuento de ellas. Es un homenaje a cada una, a pesar de hablar de sus infiernos. Y de sus cielos. Para mi hay que darles las gracias, son unas maestras. Rompieron techos de cristal y fueron unas incomprendidas. Fueron tratadas de pecadoras y para mí son unas virtuosas porque se atrevieron. Hay una frase de Janis Joplin que me encanta que dice: ‘la libertad es una palabra que significa nada que perder’. Seguro que tuvieron que renunciar a mucho para lograr su libertad, pero les iba la vida en ello y lo hicieron.
¿Podemos hacer un 'Frankestein pecador' con rasgos que destacarías de ellas?
Cogería la capacidad de descubrir talento de Madonna (lleva décadas en lo más algo gracias a elegir a su lado a los mejors: fue la primera 'coolhunter'); Frida inventó un nuevo color, el llamado color dolor, y a través de él hizo algo tan difícil como crear arte; de Hillary Clinton su tenacidad porque no ha dicho aún su última palabra; Janis solo quería amor y se inundó; a Monroe le superó su propio mito; María Calas... tanto talento operístico y no poder retener al amor de tu vida…
¿No hay ninguna española?
En este no. Hay 17 mujeres, que es un número mágico, así que quizá tenga que haber 17 españolas en el próximo.¿Le vas a coger entonces el gustito de la no ficción? Puede que siga uniendo pecados capitales con biografías interesantes de más cerca. A mí me encanta leer biografías, demás, es un placer.
¿Dónde las colocamos: cielo, purgatorio o infierno?
Que decida el lector, yo tengo claro dónde las pondría…
¿Y a ti?
Soy una pecadora virtuosa: me coloco en el cielo-purgatorio-infierno de la vida. Me coloco en los grises, no en los extremos. Últimammente estamos demasiado en los radicalismos y eso no me gusta: las cosas no son blancas o negras, hay 1.500 tonalidades de grises y la vida se juega ahí.
¿Crees que se te entendió mal tu gris cuando hablaste en antena sobre ser lesbiana?
Creo que siempre hay que sumar y respetar. Nunca entendía algunas opiniones sobre aquello. O que Boris Izaguirre, por ejemplo, hiciera un artículo dejándome a parir. Yo no lo hubiera hecho. Creo en la libertada de cada uno para hacer lo que quiera y como quiera. Nunca he sido de banderas y no lo voy a ser. Nunca he sido de lobbies. Creo en la libertad de las personas. Entiendo todo, pero si tu pides que haya mentes abiertas no puedes practicar una mente cerrada. ¿Solo porque no dije 'soy lesbiana'? Anda, no me fastidies. Me sorprendió el trato que recibí. Lo importante es trabajar a favor, no marcar al otro... No me van a poner en un partido porque quieran o les interese. No lo entendí, pero son libres. Creo en la asociación y la reunión y la tolerancia y la lucha… pero no en meterte en un cajón. La clave justo está en la integración, no en que me metas en un lugar porque te interese. Como no me quise meter, me criticaron por eso. Y no saben que yo colaboro y apoyo mucho la causa LGTB. La gente me escribe miles de cartas y mails para darme las gracias por la visibilidad… no solo se ayuda con su 'plantilla de ayudar'. Pero vamos, no considero que fuera un momentazo: si me he significado como mujer, como animalista, como protectora con nuestra tierra… ¿cómo no lo voy a hacer también en cuanto a mi sexualidad?
¿Queda por avanzar?
Mucho. Ahora estoy muy metida en ayudar a los niños transgénero, que me parece un temazo y del que hay que hablar mucho. Pero no lo voy a hacer del modo en el que algunos consideran que se tiene que hacer. Por mucho que reciba palos inesperados. Y que duela… porque duele.
¿Entonces te has sentido como tus protagonistas?
Pues claro, ¡como ellas!
¿Eso te ha movido a escribir el libro?
Se llama 'Hablarán de nosotras' por algo. Porque hagas lo que hagas... hablarán de ti, así que estate preparada. Confía en ti. Y ten la conciencia tranquila.
¿Es duro estar expuesta todo el rato?
Depende. A veces, pero va 'de suyo' y mejor que lo encajes. Hay profesiones más duras, te lo aseguro. Si hay algún titular que duele hay que tirar para adelante e intentar que te ocupe en la mente lo menos posible.