Soraya: "Soy sargenta y rigurosa, veo todo en blanco o negro"
"Yo soy así". Varias veces dice Soraya estas tres palabras a lo largo de la entrevista. "Yo soy así". Como una tipología. Una declaración de intenciones. Pero, ¿qué quiere decir exactamente para ella? La pregunta se irá contestando con vehemencia, a pildorazos. "Sargenta, rigurosa, de extremos". Dispuesta a "dar la vida por mi hija". Decidida a no casarse nunca porque "la libertad es el mayor regalo que le puedo hacer a mi chico". Leal con sus padres: "son un totem; mi madre es super hippie, mi padre más militar".
Y no acaba ahí. Benévola con "aquella niña que cantó 'poyeya', que era digna de equivocarse, coño, porque estaba aún aprendiendo". Irónica con el engranaje: "¡Tendría que haber registrado la palabra y hacer camisetas como Chenoa! Ya tendría pagada una casa de campo". Y, entre otras cosas, lanzada a defenderse: "Mis redes son mi casa; quien venga se tiene que atener a unas normas, porque en mi casa mando yo". Pues eso. Soraya es "así". Aquí abajo te lo desarrolla con más calma, aprovechando que se estrena como actriz en la película 'La Bola Dorada' y saca el single 'Qué bonito'. Para el próximo año, por cierto, tiene "en la cabeza" un nuevo disco, más "íntimo" que los anteriores, a través del cuyas letras se la "va a poder conocer mucho mejor".
Te has ido al cine: ¿cómo es esa madre que interpretas en 'La Bola Dorada'?
Muy parecida a mí. De hecho, me han adaptado el guion para poder utilizar la verdad de mí misma. Sargenta, recta porque quiere dar una educación a sus hijos con valores, ama el deporte y la vida sana, natural, con los pies en el suelo, muy dedicada a su profesión y ama a su familia por encima de todas las cosas. Yo daría mi vida por mi hija. Me quedé embarazada en mayo y empezamos a rodar en septiembre, así que sale dentro de mi tripa. Como si se hubieran alineado los planetas. El otro día en el estreno fue al cine conmigo, fue muy bonito verla viéndose.
¿Te cuesta que crezca?
No. Nada. Estoy deseando que lo haga, porque tengo la necesidad de comunicarme con mi hija. Quiero ver cómo ve el mundo, tener conversaciones, explicarle… Cuidado, no quiero ser su amiga, pero sí enseñarle muchas cosas. El otro día fuimos a la Fashion Week, que desfilaba su padre y yo quiero llevármela a mis conciertos también. Me ilusiona hacer mi vida con ella y con su padre.
¿Ha sido mucha revolución?
Mucha. Fue una sorpresa. Lo intenté dos años y de repente un día, cuando creí que iba para largo, pues fue. Y claro, te trastoca todos los planes, porque iba a empezar mi gira. Pero no, Manuela se adaptó perfectamente. El día que me puse de parto estaba trabajando.
Lleva la música en vena
Efectivamente. Ya la he apuntado a una actividad extraescolar que es música, y mira que va a la guardería. Y me dicen que se nota que viene de familia de músicos. Tiene un oído increíble; claro, mis vibraciones le han llegado. Con cinco meses ya hacía escalas. Le cantaba y ella no repetía. Eso es un milagro. La dormíamos con Richard Cliderman. Eso me pasó a mí con mi padre: no jugaba con muñecas, sino con sus discos de vinilo. Estoy repitiendo patrones, pero bueno, que sea lo que quiera.
¿Le apuntarás a algún instrumento?
Nos gustaría más la danza. Por la posición del cuerpo, el estilo de vida que llevan las bailarinas. La corrección me gusta mucho. Como buena virgo que soy, me gusta ser recta con mis cosas.
¿Parece que te encantan los límites?
Digamos que soy rigurosa. La palabra no es estricta. Es lo que falta hoy en día en las nuevas juventudes. Falta disciplina. Y yo la he tenido en mi casa y me ha venido muy bien.
¿Eso te hace ser más dura contigo misma?
Probablemente, lo que tengo que intentar es enseñarle a mi hija a no fustigarse. Pero saber dónde están los límites es muy necesario para saber respetar a la otra persona.
Le habéis hecho un Instagram a Manuela, pero no hay fotos…
Es para que no nos roben la cuenta de la niña, porque vamos a sacar un proyecto nuevo: los cuentos de Manuela. Contaremos sus aventuras desde pequeña pero con mensajes motivadores para los niños.
¿No tienes ningún problema con mostrar a tu hija en redes?
Absolutamente no. No nos importa. Hay que normalizar las cosas. Obviamente nunca voy a querer que a mi hija le hagan daño, pero somos personajes públicos y tiene que acostumbrarse; cuando antes lo normalice, mejor. Quiero que venga a mis conciertos y que forme parte de mi vida, no quiero bloquearla y que luego no podamos llevarla a sitios porque va a haber prensa. ¿Por qué una Kim Kardashian o una Beyoncé pueden llevarse a sus hijos a una gala y yo no? Que cada madre haga lo que quiera. Yo hago esto, que para eso es mía.
Sueles quejarte de que hagas lo que hagas te critican…
Soy consciente, eh, cuidado. Llevo 14 años en la industria de la música y sé que, si estás expuesto, te arriesgas a las críticas. Mi manera de comer, hacer deporte, vivir con mi chico, educar a mi hija… entiendo la letra pequeña de esto. Claro que yo también puedo combatir esas críticas y exponer mis argumentos. Quien viene a criticar, se puede llevar igualmente una respuesta no muy alegre. Estoy haciendo cosas normales que todos haríamos. No soy el ejemplo de nadie, no quiero que me mitifiquen ni que me endiosen. Mis redes sociales son mi casa. Y quien venga a mi casa se tiene que atener a unas normas. En mi casa mando yo. El que me toque las narices le bloqueo o le contesto.
¿Llevas bien la presión de ser famosa?
Al principio no, ahora sí. Hasta que entendí en qué terrenos te estás moviendo. Como cuando era azafata y te tienes que hacer con el avión. El secreto es doble o nada: que no te importe. Yo soy así: o blanco o negro.
¿Siempre?
Sí, a mí las medias tintas no me gustan. O soy o no soy. Quedarme a mitad no va conmigo. Soy así.
¿En pareja también?
Sí. En todo. Tampoco pongo una cámara 24 horas, pero sí cuento el día a día. Nos escribimos en redes lo que sentimos el uno por el otro con naturalidad. Las cosas se hacen o no se hacen y ya está. No quiero ponerme filosófica, pero cuando alguien quiere a una persona se lo tiene que decir y demostrar. Llevo seis años con mi pareja y estoy más enamorada de él que al principio, porque se crean lazos, puentes. Mis redes están hechas desde la verdad: desde el día que lo amas al día que lo odias.
¿También hay de esos días?
Claro. No somos perfectos, pero tampoco vas a subir una bronca. Pero le tienes que decir a tu pareja que la amas, porque si un día hay un problema y tú no lo has dicho, existe un alto porcentaje de probabilidades de que se vaya de tu lado por no demostrárselo. En esos momentos de tambaleos, si le has dicho que lo amas de verdad, se quedará. Yo soy así. Todo tiene que ver con el respeto y la libertad, porque no me voy a casar.
Parece que lo tienes muy claro
Sí, porque he entendido que uno de los mayores regalos que le puedes hacer a una persona es la libertad de amar. El día que uno no esté contento con el otro, tiene derecho a irse sin más. Sin dar explicaciones a un juez ni a nadie. Mis padres no están casados y llevan muchos años juntos.
Hay parejas casadas con sus tratos que no lo ven así…
Los contratos siempre tienen algunas cláusulas y hay veces que se da por preestablecido cosas que lleva el matrimonio, como que tienes que aguantar a tu pareja toda una vida. O compartir todos tus bienes. O amarse porque sí hasta el día de tu muerte. Eso es atarte a una persona. Mi regalo para él es la libertad. De decidir. El día que no sea feliz a mi lado, se puede ir. Somos mayores.
Mencionas mucho a tus padres
Son muy tótems para mí. Mi madre era muy hippie, tenía unos ideales muy liberales y me lo ha pasado a mí. Conocer mundo, experimentar, me han dejado probar lo que he querido, decidí que no iba a la universidad y no fui… Vivían en un pueblo, Valencia de Alcántara, perdido de la mano del mundo y cuando les dije que quería ser actriz les pareció fenomenal. No me cogieron en la escuela de Madrid que quería y me metí a azafata para conocer mundo.
¿Y tu padre?
Era más estricto. De hecho, cuando le dije que me habían cogido para el casting final de OT me dijo que él no lo haría porque tenía un contrato fijo de azafata. Mi madre me dijo que el tren solo pasaba una vez.
¿A quién preguntas para tomar una decisión?
A los dos, pero suelo coincidir más con el pensamiento de mi madre. Aunque, cuando me tengo que poner seria, uso más la parte de mi padre. Los extremos, una vez más. La educación es lo que me ha hecho ser como soy. He crecido en el todo y nada, en lo casi militar y lo hippie.
¿Estás harta de que te pregunten por Poyeya?
No, pero es que yo he evolucionado. Aquella niña era digna de equivocarse, coño. Apenas había empezado como cantante. Estaba aprendiendo. Me tenía que confundir. Era lógico. No me importa que me lo recuerden. ¡Lo malo es no haber registrado aquella palabra! No fui inteligente. ¡Tendría que haber registrado la palabra y hacer camisetas como Chenoa! Ya tendría pagada una casa de campo.