Virginie Despentes: "El feminismo que me interesa es el de las putas, las feas y las lesbianas"
Virginie Despentes (1969) es una mujer agradable. Divertida. Pero casi a su pesar: olvídate de que pretenda agradarte o divertirte. Tampoco va a pedir perdón. Ni permiso. No se va a cortar a la hora de decir "polla" y "follar". No va matizar que está a favor de la prostitución porque ella fue "puta unos años y era mejor que trabajar en un supermercado", o de la maternidad subrogada "dependiendo de cuánto paguen". O que la violación, que ella sufrió a los 17 años, "no es un hecho aislado, sino el corazón del sistema por el cual el hombre ejerce su control sobre ti". Su discurso está salpicado de experiencias personales, que le han hecho replantearse qué tipo de feminidad es la suya. Y va directa. Sin rodeos. Hemos estado con ella en Madrid, donde ha venido con su novia, una tatuadora maña con la que vive entre París y Barcelona, para presentar la última novela de su trilogía, 'Vernon Bubutex', y la reedición de su polémica 'Teoría King Kong'.
Quedamos en la Gran Vía. Lleva todo el día de entrevistas. En todas le han preguntado por el #metoo ("es muy interesante, el primer movimiento feminista de verdad internacional, como si estuviésemos perdiendo la vergüenza... pero a ver cómo acaba") y Catherine Deneuve ("ese manifiesto solo se entiende si eres hetero y te interesa la polla de tu jefe"). Podría parecer que le gusta escandalizar, tocar esas teclas sociales que hacen a la mayoría arrugar la nariz, pero afirma que es otra cosa: "¿Provocar? Me da igual (risas). No me molesta, pero no es lo que busco. Es como el odio hacia los hombres, que siempre me preguntan si tengo y obviamente no: haría las cosas súper diferentes si buscase el escándalo o el odio. Claro que sorprendo a algunos sectores, pero es que mis libros y mis películas seguramente no son para ellos, les faltan códigos de la cultura pop, rock, punk, queer y feminista".
Qué incómoda eres. Qué conste que es un piropo…
Gracias (risas). Me han dicho cosas mucho peores, esto me gusta.
¿Lo has pasado mal en algún momento?
Cuando dirigí 'Fóllame', la película sobre la violación que sufrí. No se entendió. Sin embargo, la 'Teoría King King' se recibió súper bien y aún no sé por qué. Los diez primeros años fueron muy duros, ahora es un momento de cierta paz. Tengo legitimidad. No con todo el mundo, claro: no gusto nada a la extrema derecha ni al catolicismo. Ni a las feministas abolicionistas [de la prostitución].
¿Cómo explicarías la 'Teoría King Kong' en pocas palabras?
Es una reflexión sobre cómo es ser una chica que no entra bien en el marco tradicional de la feminidad. Ni en el femenismo de señora pura y digna, que conste que respeto mucho. El feminismo que me interesa es el de las putas, las feas, las lesbianas, las chicas que no hacen bien su dieta, las que no son una buena señora de su hogar…
Lo dejas claro en el prólogo, que ya es un icono: "Escribo para las para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas..."
Lo hice realmente porque en 2007, cuando lo publiqué, si eras una feminista era porque eras todo eso y no tenías la capacidad para gustar a los hombres. Es decir, que tenías problemas. No ser deseada por los hombres era lo peor que te podía pasar. 'Ellos no están contentos conmigo, ¿y qué?'.
Una de las preguntas que más te hacen es por qué odias a los hombres
Mil veces. Que quede claro: no es así. Siempre me sorprende. El libro no está escrito desde ahí. Si fuese así, sería mucho más violento. Apenas es una crítica si lo comparas con el odio que las mujeres hemos vivido durante años. No me interesa lo suficiente, me interesa mucho más la feminidad. Mi idea era poner al descubierto las ideas que me han hecho tener a mí de mi misma en cuanto a mujer. Lo que te enseñan de niña y de joven sobre lo que es una mujer, lo que debería pensar, debería hacer…
Dices que "la feminidad es hipocresía"
Es mentir sobre tu cuerpo para hacerlo mejor, sobre tus sentimientos para ser lo más agradable posible, sobre tus deseos para cuadrarlo con lo que se espera de ti, sobre tu rabia porque no debes enfadarse como se enfadaría un hombre porque queda feo… Yo no coincido con esta feminidad. Cada vez que se me pide ser menos ruidosa, beber menos, follar menos, ser menos dura… pienso que es hipocresía. Que quede claro que veo bien que haya chicas a las que esto les vaya bien, pero es que a mí no. Solo digo que no hay que ser solo de un modo. Si te va bien, genial: cásate, ten hijos, disfruta de tu bienestar, pero no me pidas a mí lo mismo.
Una de las partes más duras del libro habla sobre la violación
La violación es el corazón del sistema de la heterosexualidad, del poder de los hombres. Fui violada cuando tenía 17 años, yo y una colega. Por tres tipos. Cuando hacíamos autostop. Cuando sucedió me pareció algo súper extraordinario. Estuve años sin hablar de ello y, cuando comencé a sacarlo de la sombra y escribí ‘Fóllame’, me sorprendió la cantidad de mujeres que comenzaron a escribirme para contarme sus casos. Había algún hombre también, pero sobre todo eran chicas. En su casa, en la calle, en todos lados. De niña, de adulta, clases diferentes. Entendí que era súper común y que había una mentira enorme en eso de que no pasa nunca. Pasa mucho. A muchas. Quizá un 20% de las mujeres. Antes no se hablaba casi nada, ahora más, y es central porque es el único modo de desactivar ese método de presión: te están diciendo que nunca puedes sentirte segura. Cada día es un día peligroso y lo sabemos todas, las que lo hemos vivido y las que saben que podría pasar cualquier día. Como un atentado. Te puede pasar. Y, si cada día es un peligro, eso cala. Es una de las diferencias enormes entre géneros. Ellos salen de noche, hacen cosas… y les puede pasar, pero no lo tienen interiorizado. Hay cazadores y hay presas. Incluso los que nunca lo harían, están disfrutando de esa calle en posición de cazadores. Es la llave del sistema de por qué estamos siempre con la sensación de peligro. Y eso te cambia la vida: no es lo mismo que la casa, la calle y la vida sean tuyas que pedir permiso para tener un bien día.
Otro tema polémico es tu defensa de la prostitución
Hay una lucha bastante pasional entre las femenistas abolicionistas y las pro prostitución como yo. Me llama la atención la violencia y la pasión que despierta el tema, me hace sospechar que hay algo más detrás, que aún no sé qué es. Toca una techa del inconsciente concreta. Me pregunto por qué es un tema que les interesa tanto: cuando se habla de las condiciones laborales deplorables de la chica del súper no le prestan tanta atención. ¿Qué pasa con el sexo? Si nosotras decidimos vender nuestros cuerpos, no te pido que tú hagas lo mismo. No entiendo por qué hay tanta rabia. He trabajado desde los 16 en un montón de pequeños trabajos que me quitaban mucho tiempo y me daban muy poco dinero. Hasta que empecé a prostituirme de forma ocasional durante cuatro años. Y fue un alivio. De repente tenía mucho tiempo, si necesitaba más dinero para conseguir mudarme a París podía conseguirlo… También probé en salones de masaje y peep-shows, donde me sorprendió encontrarme a mujeres llenas de fuerza, muy interesantes, no a drogadictas y víctimas. Es un trabajo de pobre que te trae un montón de dinero. El equivalente a camello de chico. Cuando eres pobre lo más importante es cuánto dinero entra. Si ganas en dos días lo que ganas en un mes… Sé que es mi cuerpo y blablá, pero también es mi tiempo. El dinero de joven sí te cambia la vida. Te abre puertas. Claro que nunca he pensado que sea un trabajo que cualquiera pueda hacer. Yo tenía una sexualidad súper particular, me follaba a todo. Entonces era cobrar por algo que, de todos modos, solía hacer a menudo. Y he de decir que encontré mucha ternura en la mayoría de mis clientes.
También hablas de que hay hombres que lo pasan muy mal
Están sometidos también a mucha presión. Mira Macrón, por ejemplo, con la ola de críticas súper negativas sobre su mujer porque era demasiado vieja. Ahí pensé, 'qué mierda, cómo estáis súper vigilados en función de las chicas que elegís'. Era como en el cole, como si diez chicos se pusiesen delante de él para reírse. Qué mierda tener que elegir una chica joven y guapa para demostrar a los otros que lo has hecho bien. No me había dado cuenta hasta qué punto se vigilan entre sí. Hasta a los que les gustan las gordas no van con gordas. O lo de llorar: se reprimen todo el tiempo. O si quieren bailar de manera sensual en un local: si no eres gay, no puedes.
A los 35 años te enamoraste por primera vez de una mujer, ¿cómo fue esa transición?
Hasta entonces me follaba todos los chicos que podía, como cualquiera, supongo (risas). Hasta que me enamoré de una chica. Y luego estuve 10 años con Beatriz Preciado, ahora Paul Preciado, una relación súper importante para mí y que me cambió la vida, y ahora estoy con otra mujer. He sido una lesbiana súper feliz desde el principio. No sé cómo habría escrito Teoría King Kong [por cierto, mi novia ha diseñado la portada] siendo heterosexual. Creo que no hubiera sido igual porque cuando era hetero era incómodo para mí ser escritora. Demasiado éxito, ruido, dinero… Si entras en un sitio y la gente te habla a ti, es como si quitases virilidad a él. Si un año el dinero que entra es tuyo, le atacas. Es como si el simple hecho de hacer cosas le quitase un poco de masculinidad. Incluso si eran chicos súper guays y sofisticados, en el fondo estaba eso. Con una chica tienes también muchos problemas de pareja, pero esos no.
Has dicho que te "parece difícil ser feminista y heterosexual" y no ha gustado mucho…
Es que lo siento así (risas). Es más fácil siendo lesbiana porque cuando llegas a casa no te enfrentas a esos detalles de la vida cotidiana. La mayoría de las chicas que me han impactado como feminista han sido lesbianas y cuando me di cuenta me sorprendió. Luego entendí que en la práctica es más fácil hacer coincidir discurso y día a día. Sales del mercado general de la seducción en términos convencionales. Claro que sigues riéndote y a todos nos gusta gustar, pero es otra cosa. Cuando era hetero, estaba convencida de que era la misma cosa: yo me enamoro de un chico y tú de una chica, da igual. Y luego, cuando me pasó, me di cuenta de todas las cosas que salieron de mi cerebro sin ser yo misma consciente de que estaban ahí. Yo era la que lo habría integrado, no era la sociedad que cada mañana me decía cosas. De repente me sentía mejor. Todo es más fácil para mí ahora: ser escritora, ser feminista y ser mujer.
¿Qué opinas de la carta firmada por Catherine Deneuve?
Tienes que ser heterosexual para escribir algo así. Al final te interesa la polla de tu jefe. Si te sales de ahí, no tienes que manejarlo indirectamente y, como digo, es más fácil verlo claro.
¿Y del #metoo?
Me parece un momento muy interesante. Llave. Es la primera vez que veo un movimiento feminista tan internacional. Como si se hubiese perdido la vergüenza un poco. Ellos siguen con lo que tienen que decir: no entendéis bien lo que pasa, todo va bien, lo estáis malinterpretando… pero por primera vez pasamos de ellos totalmente. No quieren oír pero da igual, seguimos hablando del tema. Las chicas jóvenes están súper decididas a un 'basta', aunque no se consideren a sí mismas feministas, y esto es nuevo. Pero no se sabe qué consecuencias malas puede tener.
¿Qué quieres decir?
Puede ser que volvamos a una segregación, los chicos a un lado y las chicas al otro. Separamos los espacios públicos y el acoso se acaba. Y eso no es bueno. Disfruto mucho de la compañía de chicos, no quiero eso, ya lo hizo la iglesia católica y no arregló nada. Es guay disfrutar todos juntos.
¿Qué opinas de que Beyoncé tire de feminismo?
Beyoncé de repente llega como un sol feminista en mass media, y resulta que no lo necesita para vender porque ya lleva vendidos unos cuantos. Ha dado más entusiasmo que rechazo. Y es negra además, que es importante. Así que sí: Beyoncé sí, pero Channel no. Las redes están ayudando mucho. Hasta las chicas jóvenes que piensan que no son feministas, cuando hablas con ellas piensas: 'shit, tú lo eres y mucho, tía'.