Cinco reglas del autobronceador para no acabar como Selena Gómez
El autobronceador es un aliado, pero se puede convertir en un enemigo y eso es exactamente lo que le ha ocurrido a Selena Gómez en la última gala del MET en la que apareció con la cara de un color entre cobre y naranja. Preparar la piel, la correcta aplicación y un poco de paciencia, son las reglas básicas para obtener un resultado natural y favorecedor.
Selena y el exceso de bronceado
Sin lugar a dudas, el de esta gala del MET no ha sido su mejor look. Selena Gómez aparecía con un bronceado falso (creado por el maquillador Hung Vanngo con productos de Marc Jacobs), pero de los que tiran a un naranja muy poco favorecedor del que incluso ella, con mucho humor, se mostró horrorizada en su cuenta de Instagram.
Se ha hablado mucho y mal sobre este maquillaje y lo cierto es que un resultado similar se puede conseguir con una mala aplicación del autobronceador cuya labor es subir un par de tonos a la piel y no teñirla de manera exagerada. Para conseguir un falso bronceado bonito y uniforme son importantes algunos pasos como la preparación previa, el orden y la paciencia a la hora de aplicarlo y la hidratación posterior de la piel.
Preparación: depilar, exfoliar e hidratar. Por este orden
El primer paso para quienes se depilen es hacerlo un par de días antes de la aplicación del autobronceador. Es importante dejar un margen de un par de días para evitar reacciones e irritaciones, ya que la piel está muy sensible tras la depilación. Tampoco es conveniente depilarse después ya que se llevará parte del autobronceador.
Para conseguir un bronceado uniforme y duradero, el siguiente paso es la exfoliación y aunque existen métodos en seco, para la aplicación posterior del autobronceador es mejor hacerla en la ducha. Es necesario prestar mayor atención a las zonas más secas del cuerpo (especialmente rodillas y codos), porque la piel seca absorbe más el color y quedaría un bronceado a parches.
El tercer previo es la hidratación. Es necesario aplicar una hidratante (aceite, crema, bruma…) y esperar a que se absorba por completo.
Aplicación: orden y paciencia
Con la piel limpia, exfoliada, hidratada y seca, se puede empezar a aplicar el producto. Lo ideal es utilizar guantes, pero si no los usas es conveniente lavar las manos cada 5 minutos. Hay que hacerlo de manera ordenada de abajo hacia arriba: empezar desde los pies y ascender por las piernas hasta los glúteos; continuar por la espalda y el torso, seguir por escote y hombros y finalizar bajando por los brazos. Para evitar que determinadas zonas queden más oscuras como tobillos, rodillas y codos, se puede mezclar el autobronceador con una crema hidratante.
La aplicación en la cara y cuello sólo necesita ciertos cuidados en las aletas de la nariz, el nacimiento del pelo y las cejas, para evitar que se acumule más producto del deseado.
Todo este proceso requiere algo de paciencia ya que es muy importante no dejar partes de la piel sin producto así que, si es necesario, es mejor hacerlo en fases. También hay que tener en cuenta que los autobronceadores más duraderos (los compuestos por DHA) se aprecian en la piel a partir de los 45 minutos, apareciendo el tono definitivo a las 2 horas, así que es mejor ir con cautela y esperar a ver los resultados antes de aplicar más cantidad de producto.
Es importante esperar a que esté seco antes de vestirse y al menos 4 horas para darse una ducha o utilizar maquillaje en crema.
Hidratación en los días posteriores
El autobronceador sólo tiñe las capas superficiales de la piel, que se renuevan continuamente y por esta razón, en el mejor de los casos, no durará más de 10 días o menos si se realiza una exfoliación. Para que el bronceado dure más tiempo será necesario repetir la aplicación cada 3 o 4 días y mantener la piel bien hidratada, de este modo se evita la descamación y que con ella se caiga el bronceado.