El draping es una técnica de maquillaje que, mediante el uso de dos tonos de colorete, busca marcar las facciones de manera natural aportando al rostro luminosidad y frescura. Esta técnica, traída de los años 70, vuelve renovada esta primavera y donde sólo se usaban distintos tonos de blush, ahora se aplican sombras de ojos colores.
La técnica original del draping
Esta técnica de maquillaje es originaria de los años 70 y está tan vinculada al glam de aquella década que empezando por Farrah Fawcett y pasando por David Bowie, todo el mundo practicó su propia versión del draping. Consiste en contornear el rostro utilizando para ello dos coloretes de la misma tonalidad, pero de diferente intensidad: uno claro y otro más oscuro. La manera en que se aplica es similar al contouring, es decir, se marcan con el colorete oscuro las zonas en las que buscas crear sombras: bajo los pómulos, parte alta de la frente, parte baja de la mandíbula, cuenca exterior del ojo y párpados superiores. El colorete claro servirá para realzar y hay que aplicarlo en la parte alta de los pómulos (las manzanitas) y en la zona exterior de los ojos. La idea es difuminar y solapar ambos tonos, colocando ligeramente el claro sobre el oscuro hasta obtener un degradado sin cortes.
La evolución del draping
Si la técnica original buscaba como resultado un maquillaje fresco y natural, ya nada es como era antes. El primer paso en la evolución del draping fue el maquillaje que lució Rihanna en la gala del MET en el que decidió pasar de los coloretes tradicionales, beige, melocotón, marrón y ocre, sorprendiendo con un maquillaje en el que combinaba dos tonos de blush bastante llamativos: rosa y ciruela.
Así que con Rihanna llegó el momento de cambiar las cosas y tanto maquilladores como editoriales de moda se han apuntado a esta nueva versión del draping en la que tonos como el naranja, el rosa o el amarillo cobraron todo el protagonismo, tanto que de la mano de Anna Sui y Pat McGrath por un lado y por otro de Christian Simonn y Noemi Nohales, este maquillaje se ha subido a la pasarela como propuesta para el verano de 2019 y el invierno de 2020 respectivamente.
El siguiente paso: el draping con sombras
Desde finales del pasado año la evolución de esta técnica ha ido de la mano de la creatividad desbordante de algunos maquilladores, que han decidido utilizar toda la paleta de colores, incluidas sombras de ojos violetas, verdes y azules, para llevar el draping a otra dimensión. Mucho más marciana y un poco intimidante, pero también más divertida y colorida, donde las mejillas, los ojos e incluso la frente se hacen protagonistas absolutas.
Cómo ejecutarlo para llevarlo a la calle
Lo primero es elegir el color de sombra o sombras que vas a utilizar, que deben tener bastante pigmento. Aplicarla en primer lugar en el párpado superior y con el sobrante, marcar la parte alta del pómulo. Con una brocha limpia, difumina la sombra hacia las sienes y bajo los pómulos. A continuación, con otra brocha limpia, aplica un segundo color. Lo mejor para realizar el efecto draping es que esta segunda tonalidad sea suave como rosa, melocotón, lila…, para evitar un aspecto demasiado editorial. Cubre con este tono las mejillas y extiéndelo hasta solaparlo con el anterior, de manera que ambos se confundan en un suave degradado.