Flamencos o caribeños, pero este verano es de volantes ¿a qué ritmo vas a bailar?
Sensualidad, esa es la palabra que define a una prenda con volantes. Ya sea en cascada como los de flamenca, ya en versión caribeña formando largas capas, este verano te los vas a encontrar en las mangas, en las faldas, en vestidos y hasta en pantalones. En la pasarela los han propuesto desde el malagueño Davidelfin hasta Balmain, pasando por Oscar de la Renta o Proenza Schouler y en la calle han sido acogidos con los brazos abiertos… si hasta Beyoncé los ha lucido en forma de Cavalli amarillo en su último vídeo “lemonade”. Ya se sabe que ella lo tiene todo calculado y si se ha rendido a esta tendencia por algo será.
La pasarela flamenca en las semanas de la moda de Madrid, París y Londres
Los trajes de flamenca, los que en Andalucía se conocen como trajes de gitana, se caracterizan por llevar una cascada de volantes de capa que dan movimiento al vestido no sólo al bailar, también al caminar. Cada volante se realiza cortando un trozo de tela en forma de ‘donut’, siendo el tamaño del círculo central el que marca el vuelo del volante: cuanto más pequeño, más vuelo.
Este verano la feminidad y sensualidad del traje típico andaluz ha servido de inspiración en las colecciones de diseñadores tanto nacionales -en particular Davidelfin- como internacionales: Balmain en París, Alexander McQueen en Londres, Proenza Schouler en Nueva York y Roberto Cavalli en Milán entre muchos otros, aunque cada uno ha resuelto integrarlos en sus prendas con un estilo propio y diferente.
Los volantes de sabor caribeño también recorren las pasarelas de Europa
Del otro lado del océano Atlántico llegan volantes propios de otros trajes típicos: el liqui liqui venezolano, la chapolera colombiana, la rumbera mexicana, la bata cubana o la gaucha uruguaya. Son volantes que se suelen cortar al hilo para luego fruncirlos, por lo que quedan más planos y suelen tener mayor longitud que los del traje de flamenca.
Los hombros descubiertos, los volantes de capas muy largas o con aberturas (para bailar mejor el mambo) han sido la clave del triunfo de firmas como Johanna Ortiz o Rosie Assoulin, pero también se han convertido en un soplo de aire fresco en las colecciones veraniegas de firmas consagradas como Salvatore Ferragamo, Oscar de la Renta, Blugirl o Apiece Apart.
Cómo se llevan los volantes flamencos en la calle fuera de la época de feria
Si te vas a lanzar al mundo del volante tienes que seguir dos máximas para que no te confundan con una turista disfrazada de flamenca: apuesta por las prendas lisas -una prenda estampada y de volantes ya es demasiado- y quítales hierro realizando combinaciones del siglo XXI: si es una falda deja de lado los tacones y elige unas sandalias planas o unas deportivas y si es un top llévalo con vaqueros o culottes. Luego está la versión de Anna dello Russo: indescriptible pero modernísima vestida de Rosie Assoulin.
Acentúa el efecto tropical dejando los hombros al descubierto
Las faldas y vestidos largos, tan típicos del verano, llevarán esta temporada un añadido en forma de gran volante, pero este es el año de los hombros y nada hay más caribeño y tropical que enseñarlos con un buen escote ‘bardot’ o un top de capa ‘palabra de honor’. Sin duda son las prendas que más acogida han tenido en las tiendas, en la calle y en las playas, pues el flamenkini ya está causando furor.
Parte de su gran ventaja radica en que son sensuales sin necesidad de enseñar demasiado y al ser prendas amplias, a menos que te decantes por el ‘crop’, no tienes que tener tan en forma tus abdominales para poder lucirlos bien.
Los híbridos: una mezcla de flamenco y mambo a la que nadie se resiste
En la moda todo evoluciona, hasta algo tan inamovible como las tradiciones. También los volantes se han reinventado hasta convertirse en una pieza que nada tiene que ver con sus orígenes: los nuevos se realizan en cuero en la colección resort de Erdem, aparecen en asimetrías por María Escoté, en largas cascadas para Ellery o como remate de prendas de tejido tecnológico según Louis Vuitton, pero a pesar de todo no pierden el ritmito flamenco o caribeño con el que nacieron.