Los 10 pasos que hay que seguir para hacer una limpieza facial perfecta
Las coreanas se han convertido en el ejemplo a seguir en lo que a cuidados faciales se refiere. La doble limpieza constituye uno de los rituales orientales más eficaces para lucir una piel perfecta y, aunque parezca exagerado, puede incluir hasta 10 pasos que dejan la piel equilibrada, hidratada y luminosa, aunque no todos los pasos se han de dar a diario.
En qué consiste la doble limpieza
Son los dos primeros pasos que hay que dar para empezar a preparar la piel. La primera limpieza se realiza con un limpiador en base de aceite, la herramienta con la que es posible retirar el maquillaje y el filtro solar, pero también la grasa -por eso es adecuado incluso para pieles grasas- y constituye uno de los pasos fundamentales para una piel radiante.
El segundo paso se realiza con un limpiador de base acuosa (gel, jabón, espuma…) que sirve para retirar todo lo que no se ha llevado el anterior, como el polvo o la polución.
Se trata de dos limpiezas complementarias que suman: lo que no hace una, lo hace la otra y se deberían hacer a diario.
Exfoliación mecánica o química
Es el paso necesario para eliminar células muertas, limpiar los poros, eliminar puntos negros, manchas y arrugas, activar la circulación sanguínea y la renovación celular. Existen diferentes métodos para realizar la exfoliación, unos son mecánicos, que requieren masajear la piel (entre los que se incluyen los que contienen granitos y los cepillos de limpieza facial) y otros químicos, que eliminan la capa externa de la piel mediante sus ingredientes activos.
Para pieles grasas se recomienda exfoliar la piel sólo una vez a la semana y para pieles secas, bastará con hacerlo un par de veces al mes.
Tónicos, esencias y primeras esencias
Tras la limpieza y en su caso exfoliación, es fundamental aplicar un tónico sin alcohol para equilibrar y balancear, es decir devolver a la piel el PH, humectar y regular la producción de sebo. Lo ideal es aplicarlo directamente en la piel (sin algodón) mediante golpecitos con las palmas y pellizcando la piel con los dedos.
Las esencias y primeras esencias están a medio camino entre el tónico y el sérum. La labor de las primeras esencias es hidratar las capas internas de la piel, mientras el de las esencias es tratar en profundidad problemas específicos: arrugas, manchas falta de luminosidad… Se aplican tras el tónico y antes del sérum.
Lo recomendable es usarlas a diario
Sérum o ampolla
Tras la limpieza y tonificación de la piel es el momento de tratar problemas específicos de la piel aplicando un sérum o una ampolla. Son productos con una alta concentración de ingredientes activos (más la ampolla que el sérum) y de fácil absorción, de manera que penetran en las capas internas de la piel de forma inmediata. En cuanto a su finalidad concreta, existe una amplia gama tanto de sérums como de ampollas destinados a trabajar en carencias concretas de la piel y que incluso se pueden combinar en una sola aplicación.
Lo ideal es utilizarlo uno u otra a diario.
Mascarillas para todo
Las mascarillas, ya sean en formato lámina o crema, son grandes aliadas para la piel porque son un chute de ingredientes que aportan soluciones a problemas específicos: reafirmar, hidratar, nutrir, aportar luminosidad, reafirmar, matificar… Puedes combinarlas a lo largo de la semana o centrarte en un problema concreto y tratarlo en profundidad.
Una vez a la semana son imprescindibles.
Crema y contorno de ojos
Es el penúltimo paso de una rutina completa de día y el último si se realiza de noche. Tras todos estos pasos se ha de aplicar la crema de tratamiento más adecuada para cada tipo de piel: hidratante, nutritiva, reafirmante…
En cuanto al contorno de ojos, es recomendable aplicarlo antes de la crema diaria con suaves golpecitos en todo el contorno de la cuenca del ojo.
Ambos pasos son imprescindibles a diario
Protección solar
Durante el día, cada día, es el último paso imprescindible, especialmente si se ha usado una exfoliante y aunque el día esté nublado. Está demostrado el daño que provocan en la piel los rayos UV, entre otros muchos manchas o arrugas, y lo importante que es un factor de protección adecuado para frenar la oxidación provocada por los radicales libres.
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