Piel y pre menopausia: cinco trucos para dar a tu piel lo nuevo que te reclama
Un tiempo antes de la llegada de la menopausia, es posible realizar algunos cambios en el cuidado de la piel y prepararla para minimizar los efectos negativos que va a provocar la disminución de estrógenos. Aunque el componente genético es determinante, razón por la que no afecta del mismo modo a todas las mujeres, los efectos que suele producir en la piel son deshidratación, flacidez, aparición de manchas y capilares y pérdida de luminosidad. La cosmética y la nutricosmética pueden ser tus grandes aliados, pero no debes olvidar cada día otras rutinas básicas.
Uno. Cambia tu limpiador facial por otro más suave
La limpieza (diurna y nocturna, aunque no te maquilles) es una de las rutinas faciales más importantes a cualquier edad, pero en esta etapa se convierte en imprescindible. Este es un momento en que la piel está más sensible, así que es importante cambiar tu limpiador habitual por otros más suaves que no arrastre los lípidos naturales e incorporar de nuevo el olvidado tónico, que ayudará a equilibrar y mantener húmeda la piel. La manera de hacer la limpieza también debe ser suave y no arrastrando con fuerza el algodón por la piel, recuerda que es el cosmético el que hace el trabajo, no la presión de tu mano.
Una opción perfecta es pasarte al agua micelar y si tienes la piel muy seca, combinarla con un aceite limpiador. Si te maquillas de manera habitual es conveniente realizar una doble limpieza: la primera para retirar el maquillaje y la segunda, con un algodón limpio, para retirar cualquier resto que pueda quedar.
Dos. De día, hidratar por dentro y por fuera
Es una especie de mantra que te llevan repitiendo toda la vida, pero en esta etapa es más importante que nunca. Una de las consecuencias que notas con la disminución de estrógenos es que la piel se vuelve más seca. En este momento es importante mantenerte siempre hidratada: además de beber suficiente agua, utilizar cremas con componentes específicos. Trata de elegir las que contengan ácido hialurónico, retinol, vitaminas C y E y coenzima Q10. Si tu hidratante no contiene protección solar, recuerda aplicarla bajo tu hidratante diaria, especialmente en invierno que es cuando más se olvida.
Tres. De noche, tratamiento antiarrugas
A partir de los 35 o 40 años es recomendable incorporar cremas antiedad a tus rutinas de belleza. Puedes utilizar una crema antiarrugas, aunque probablemente aún no sea necesario a menos que tengas la piel muy seca, o una crema antiedad, que va a tratar todos los signos de la edad: arrugas, sequedad, flacidez y manchas. En cualquier caso, se recomienda su aplicación por la noche porque es el momento en que mejor funcionan este tipo de tratamientos.
Cuatro. Mascarillas y exfoliaciones semanales
El primer extra al que tienes que acostumbrarte, si no lo estás aún, es a practicar exfoliaciones faciales una vez a la semana, no con más frecuencia para evitar irritaciones en la piel que ahora está más sensible. De este modo limpias los poros y eliminas células muertas que apagan tu piel y ayudas a estimular la renovación celular. En cuanto a las mascarillas, éstas puedes usarlas con más frecuencia y alternar una mascarilla détox con otra que haga un aporte extra de colágeno.
Cinco. Alimentación y nutricosmética
Es importante cuidar la alimentación e incorporar a la dieta alimentos que aporten vitaminas A, C y E. Hay quien recomienda incorporar a la dieta alimentos con fitoestrógenos, aunque ningún alimento lo contiene en suficiente cantidad como para actuar en sustitución de los estrógenos humanos. Una ayuda extra está en la nutricosmética: fitoceramidas, suplementos con colágeno I y III, vitamina E y omega 3 y 6 ayudan a mejorar la sequedad de la piel, la flacidez y la musculatura en general.