Aún estamos en cómo nos vamos a vestir este invierno, pero las pasarelas ya han dejado claro qué nos pondremos el próximo verano y parece que sólo hay dos caminos: uno con curvas y otro de líneas rectas. La primera sexy, sensual y romántica, la segunda sobria, masculina y realista.
Los vestidos con volumen se enfrentan a los chalecos de los trajes sastre, los micro shorts a los pantalones baggy, la psicodelia al blanco impoluto, la corsetería a las bermudas a la rodilla, las plumas al cuero y así, sucesivamente, se han ido contraponiendo ambos estilos en todos los desfiles de todas las fashion week, tanto en la pasarela como en la calle, porque el Street style rebosa de ejemplos que representan a ambas tendencias.
Si hace unas décadas los diseñadores revolucionaron el armario femenino con los trajes sastre, desde hace unos años los vestidos con grandes volúmenes, los patrones a capas e incluso los escultóricos, han ido conquistando centímetros de asfalto hasta convertirse en la prenda que mejor define a la nueva mujer moderna. Algunas firmas como Cecilie Bahnsen o Molly Goddard exploran la feminidad más delicada y etérea, otras como Dries Van Notten o Michel Kors, investigan la más folclórica; mientras Oscar de la Renta, Valentino y Roksanda se dejan llevar por el romanticismo del rosa, Dior y McQueen apuestan por el blanco más virginal.
Pero el camino con curvas no solo vive de romanticismo y delicadeza, la sensualidad en forma de prendas de corsetería es otra de las vías más exploradas en la pasarela del próximo verano. Ligas, corsés, sujetadores, bodis y toda la iconografía que gira en torno a María Antonieta, eso sí, reinventada y redecorada por Thom Browne, tienen un lugar destacado entre las tendencias del próximo verano. Entre las piezas más vistas en pasarela destacan los corsés rediseñados por Thom Brown y David Koma y el nuevo liguero propuesto por Dion Lee, pero la mayoría, entre otros Lanvin, Givenchy, Isabel Marant, Raul Mishra o Loewe, ha puesto el foco en el sujetador, que queda bien visible bajo, sobre o en lugar de la ropa.
Esto en la parte superior, pero en la inferior el tamaño de los pantalones cortos se reduce tanto que alcanza el patrón de braguita, si bien en materiales como punto, mezclilla, cuero o spandex. Con mujeres como Isabel Marant, Nadège Vanhee (directora creativa de Hermés) o Virgine Viard (actualmente al frente de la emblemática casa francesa Chanel) encabezando esta tendencia, pocas objeciones machistas cabe hacer al micro pantalón, porque la solución a la ecuación ¿es más machista enseñar mucho que no enseñar nada? está en tener la libertad de hacerlo o no hacerlo.
A medio camino entre las curvas y las rectas, Saint Laurent propone usar chalecos despiezados del traje sastre y combinarlos con micro shorts. Pero en cuestión de centímetros de pantalón, lo que caía del lado sexy se convierte en prenda fundamental del traje masculino más práctico, reinventado para la próxima temporada con bermudas a la rodilla por Max Mara, con faldas pantalón por Celine y con pantalones baggy por la mayoría.
Y es en este terreno donde comienzan todas las líneas rectas del próximo verano, que empiezan su trayecto con los nuevos trajes sastre propuestos, entre otros, por Lanvin, Brandon Maxwell, Victoria Beckham, Philosophy di Lorenzo Serafini o Roland Mouret, y lo continúan con los abrigos de doble botonadura de Prada, las prendas de cuero de Rochas, Louis Vuitton, Salvatore Ferragamo o Bottega Venetta y los zapatos mocasines de Rag & Bone, Tory Burch, Louis Vuitton, Prada y Lanvin.
Aunque nada cambie desde hace varias décadas, todo es nuevo como concepto: la ropa ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin en sí misma, porque nadie se viste para ser tomado más o menos en serio.