"Pero, ¿por qué me gusta?” Muchas chicas y otros tantos chicos se habrán hecho esta pregunta tras lanzar un suspiro de amor al ver a Adam Driver en la pequeña pantalla. El mito del feo-atractivo tiene un nuevo representante, más hipster que ninguno, en este americano de 1,91 metros y cara complicada que antes de actor fue marine, vendedor de aspiradoras a domicilio y mozo de carga. Lo reconoceréis por ser el novio friki de Lena Dunham en ‘Girls’ pero su futuro está en las estrellas: concretamente en la nueva película de ‘La Guerra de las Galaxias’.
Los chicos guapos ya nos aburren. Son muy monos pero en el fondo no hay nada más (con algunas interesantes excepciones). Ahora lo que se lleva es el ‘Good Bro’, un nuevo genero de novio que se porta genial contigo y con el que las horas parecen segundos y los meses apenas días. ¿Hay algo mejor que pasárselo bien con tu pareja?
El mejor ejemplo es la relación de Hannah y Adam, los protagonistas de ‘Girls’, la serie más aspiracional (y posiblemente sobrevalorada) de los últimos años. Lena Dunham se lo ha montado requetebién y no sólo se está haciendo de oro, además se lía con Adam Driver, un chico que de entrada podríamos descartar pero que una vez que le conoces, te conquista.
“Ya perdí la cuenta de las veces que me han preguntados cómo huele Adam en la realidad”, declaraba Lena, que sintió desde un primer momento una gran empatía con este 'enorme' actor que se presentaba al casting casi por casualidad. No le gusta trabajar en televisión, no tiene Twitter y se niega a ver su propia serie… “Me siento muy alejado de mi generación, muy alejado de lo que está pasando”.
Porque claro, hay una delgada línea entre ser moderno y ser raro: Adam come seis huevos (menos cuatro yemas) al día, entrena de forma obsesiva y durmió durante semanas en un depósito de pintura para preparar un papel mientras estudiaba interpretación. ¿Sigue siendo adorable?
Lo es, sobre todo porque es mucho más humano que el resto de las estrellas. Nacido en San Diego, se trasladó a Mishawaka (Indiana) cuando sus padres se divorciaron. “Una ciudad llena de cheerleaders, equipos de fútbol americano, reinas del baile y ese tipo de cosas” y él se sentía como un inadaptado: se iba a andar por las vías del tren, se subía en las torres de radio o quemaba cosas. Incluso montó un Club de la Lucha (al más puro estilo Pitt) donde se "zurraba con sus amigos".
Deambuló por el mundo hasta que el 11-S lo cambió todo. Su padrastro le animó a entrar en la Marina y en apenas unas semanas estaba en Camp Pendleton como un marine más, enfrentándose a cosas nuevas. Pero un accidente con su montain-bike frustró sus planes de irse a Oriente Medio y cuando le dieron el alta y dejó el ejército, decidió que su futuro estaba sobre los escenarios.
“Todos mis amigos estaban en sus destinos para luchar, y yo estaba en un cuarto con aire acondicionado viendo cómo la gente se inventaba a sí misma”, explica sobre los días que pasó en la prestigiosa escuela de Juilliard, donde aprendió el oficio que ahora le ha hecho famoso.
El cine ha acogido con lo brazos abiertos a este antigalán de nueva hornada, con pequeñas grandes oportunidades con directores como Spielberg (‘Lincoln’), Eastwood (‘J Edgar’) o los Coen (‘A propósito de Llewyn Davis’)… pero la que le espera es “interestelar”.
Adam Driver acaba de ser confirmado como uno de los nuevos protagonistas de ‘La Guerra de las Galaxias’, la séptima película de la saga que ya prepara JJ Abrams, el director de ‘Perdidos’. Le espera el papel de villano, algo así como un joven Darth Vader que además podría ser hijo de Han Solo y la Princesa Leia. El actor ya se encuentra en Abu Dhabi con otros nuevos fichajes como Oscar Isaac o Andy Serkin, además de los veteranos Harrison Ford, Mark Hamill (Luke Skywalker) o Carrie Fisher (Leia). El filme retomará la historia 30 años después de los acontecimientos relatados en ‘El retorno del Jedi’… y hasta ahí podemos leer.
Además del cine, Adam se ha dejado querer por los flashes y eso que él mismo admite que “no me llevo bien con la moda”. Imagen de Gap y modelo para fotógrafos de la talla de Annie Leibovitz o Terry Richardson, reconoce que él viste como le dice su mujer.
Por que sí, a sus 30 años, Adam Driver es un señor casado y bien casado. Nada menos que con su novia de toda la vida y compañera de clase Joanne Tucker, actriz del cine independiente americano. Ella es la primera que descubrió su particular encanto y se lo quedó para ella, aunque ahora sea una de las mujeres más envidiadas de la galaxia.