En medio de los destapes, provocaciones y escándalos de la mayoría de las cantantes pop de su generación, un cada vez más amplio grupo de artistas han decidido no enseñar carnes para mostrar su talento. Lo curioso es que la fórmula les está funcionando a las mil maravillas y muchas de ellas alcanzan el número 1 ante la mirada atónita de sus descocadas compañeras de trabajo.
Miley Cyrus como Dios la trajo al mundo encima de una bola de demolición, Rihanna censurada por la alta carga sexual explícita de su último videoclip, Lady Gaga con tan sólo un tanga en la portada de su nuevo single, Nicky Minaj dejando ver más de la cuenta en su cuenta de Instagram… suma y sigue, la llamada “generación porno pop” parece no tener límite y lo peor es que se lo creen.
“En casa soy una madre de familia y en el escenario me destaco como una cantante que tiene que provocar todo tipo de reacciones en el público”, declaraba recientemente Britney Spears que con ‘Work B**ch’ ha vuelto a la carga del número 1.
Una pena que en esa posición no esté ni Brit ni ninguna del batallón de las sexys sino una neozelandesa de 16 años con el pelo encrespado, ropas anchas y letras sin apenas contenido sexual. Su nombre es Lorde y con el single 'Royals' es una auténtica maravilla, una canción que no necesita nada más para triunfar.
"En un momento en el que muchos artistas noveles parecen tener miedo a salirse del guión, Lorde es una emocionante contradicción: una esperanzadora estrella del pop que firmó con 12 años con un gran sello discográfico y que, sin embargo, ha conservado una aparente vena iconoclasta auténtica", indica la revista Pitchfork, auténtica Biblia del mundo indie actualmente.
La artista no se ha quedado callada ante lo que ve en sus compañeros. De Justin Bieber dice que sus canciones hablan de una realidad inexistente para el público juvenil, a Taylor Swift la define como “muy perfecta”, de Selena Gómez criticó el uso de la mujer como un objeto en su canción ‘Come and Get it’ y se negó a acompañar a Katy Perry de gira.
¿Pura fachada o realidad? El tiempo lo confirmará, puede ser una 'one-hit wonder' pero ella no es la única que practica este puritanismo frente al descaro habitual.
Solagne Knowles (27 años) es la hermana hipster de Beyoncé. Mientras la una se sube al escenario con escuetos vestidos llenos de pedrería, su hermana pequeña prefiere los trajes de pantalón y las camisas cerradas para llegar a su público. Quizás hay dos targets diferenciados y eso es lo que se intenta cubrir o quizás sólo es cuestión de gustos personales a la hora de entender el mundo de la música: show vs esencia.
Adele es más diva que todas las demás juntas… pero también tiene la mejor voz del pop actual. La joven de 25 años ha colocado sus dos discos en el número 1 de las listas de todo el mundo, tiene nueve Premios Grammy, cuatro Brit Awards, cuatro American Music Awards, ha ganado un Globo de Oro y un Oscar y lo más que enseña son sus pestañas postizas. Muchos dirán “No enseña porque no puede”…. Primero, puede. Y segundo, ¿lo necesita?
En ese mismo punto se encuentra Janelle Monae (27 años), una de las revelaciones de la música negra de los últimos años que siempre va enfundada en un esmoquin negro, sin tacones y con el pelo recogido en un tupé. Aún así es sexy, porque no hay nada más sensual que una mujer con un traje masculino.
Lily Allen, Florence Welch, Sia, Sharleen Spiteri… todas ellas grandes artistas a las que nunca se les ha visto de más y mantienen una posición firme con respecto a su aspecto y su música. La propia cantante de Texas confirmaba que "la industria siempre ha sido y será sexista, en este negocio el sexo vende" e incidía en la forma "despectiva" en la que los ejecutivos de las grandes compañías hablan de artistas como Rihanna, Lady Gaga y Beyoncé, "las más grandes del mundo" a las que se refieren "como si fueran carne".
Ariana Grande o la española Paula Rojo son buenos ejemplos de nuevas generaciones que quieren hacer pop sin exceder ciertos límites y tiene un concurrido grupo de fans que las apoyan y compran sus discos, sin tener que ocultar sus portadas delante de sus madres o ver sus vídeos a escondidas en el trabajo o la universidad. Lo mejor, que haya para todos los gustos y que cada cual se lo monte como mejor sepa.