Tyler Henry se ha convertido en ese personaje al que todos quieren conocer, un joven médium al más puro estilo Patricia Arquette que se rodea de famosos y al que encanta el glamour de las estrellas de Hollywood. Por supuesto, tiene su propio programa de televisión y está arrasando, y tambié en las redes sociales, donde acumula 175.000 seguidores... y subiendo.
Tylor es un médium y clarividente de 20 años con aspecto angelical y un perfecto tupé rubio, cuya facultad para comunicarse con los espíritus y leer el futuro lo ha convertido en poco tiempo en el preferido de los famosos. Ya hubieran querido en su tiempo Aramís Fuster o Sandro Rey la cuarta parte de su éxito…
Médium se nace
Nació el 13 de enero de 1996 en Hanford, California y tuvo su primera experiencia espiritual a los 10 años cuando una noche se le apareció su abuela enferma de un cáncer terminal. En ese mismo instante supo que había fallecido. Dos minutos más tarde su familia recibió la noticia de su muerte.
Su madre siempre supo que era especial porque según ella no se comunicaba como los demás niños, algo que Tyler corrobora al asegurar que él puede ver y sentir cosas que los demás no pueden. De hecho, fue otra vidente la que le predijo el futuro que más adelante se cumpliría.
Durante su adolescencia estudió en la escuela secundaria de Hanford Sierra Pacific High School donde se graduó en un programa especial para estudiantes avanzados. Tyler Henry se dedicaba a dar sesiones de lecturas a los profesores y estudiantes de la comunidad, de allí comenzó a forjar su fama de buen vidente. Este ‘superpoder’, unido a su declarada homosexualidad, no le hizo el más popular y sufrió la marginación de sus compañeros.
La idea de Tyler Henry era asistir a la universidad para convertirse en un enfermero de hospicio, pero la vida le deparaba un destino muy diferente: independizarse, mudarse de una ciudad pequeña a Los Ángeles y convertirse en el médium de las estrellas a los que ayuda a superar traumas del pasado o a reconciliarse con gente que ya no está entre nosotros.
¿Cómo empezó todo?
El poderoso publicista de Hollywood Ron Scott consiguió que apareciera como invitado en el reality ‘Keep Up With The Kardashians’ tras conectar con el patriarca de la familia, Robert, fallecido en 2003. Cuando Tyler Henry adivinó que sus famosas hijas todavía siguen oliendo las corbatas para recordarle, el canal E! no dudó en producir un espacio propio en la parrilla para el joven. Por cierto, Tyler no dudó en decirles a Khloe y Kourtney que ellas también tenían ‘esa’ especial intuición.
El espectáculo estaba servido. ‘Hollywood Medium with Tyler’ comenzó a emitirse en el canal E! Entertainment en enero de este año con un gran éxito de audiencia (en el tercer episodio ya contaba con más de 3.2 millones de espectadores). Tyler muestra sus capacidades con tres o cuatro famosos durante episodio, que tiene mucho de telerrealidad. De hecho, Tyler cuenta con bastantes ‘haters’ que opinan que su trabajo consiste en sacar a la luz detalles íntimos de cada personaje o indagar en las vidas de que quienes acaban de perder a alguien muy cercano.
Los críticos se cebaron cuando Tyler tuvo ‘episodios’ relacionados con los fallecidos Brittany Murphy y Robin Williams, con quienes asegura haber tenido contacto. Frases y comentarios obvios no ayudaron a la credibilidad del joven medium.
Famosos que creen en Tyler
Pero hay muchos famosos a los que Tyler ha ayudado a predecir el futuro o a comunicarse con algún familiar fallecido son el ex jugador de la NBA John Salley o actores como Tom Arnold, Bella Thorne, Carmen Electra, Melissa Joan Hart o el cantante Boy George.
Su próximo paso es publicar su primer libro, ‘Between two worlds’, una biografía que saldrá a la venta este otoño y donde plasmará la vida un médium comenzando con el descubrimiento de su don y su capacidad para comunicarse con difuntos hasta su aceptación y fama mundial.
Lo que tenemos claro es que Tyler tiene un don especial para las cámaras. No hay más que ver cómo se desenvuelve y cómo se enfrenta a situaciones personales con actores famosos en las que no faltan las lágrimas, con la mayor de las solturas.