Podría parecer complicado, a priori, que en una de estas bodas de ‘influencers’ (la influencia es un mundo tan subjetivo) nadie fallase. Pues nada más lejos de la realidad, porque muchas veces el estar en un altar de eso que llaman la influencia no da la garantía de ser lo más de lo más en algo. Ni por supuesto en el estilo, más allá de la moda.
En lo del gusto ya ni hablamos, para qué ahondar otra vez en la obviedad de que ni el money, ni el caché, ni nada de nada compra la clase natural de las personas. Esto o naces con ello o vas aviado.
El caso es que este finde se casaba Lucía Pombo, con invitadas de ese subjetivo mundo de la influencia. Unas triunfaron, en el armario de la boda digo. Otras se podían haber quedado dentro con sus trapitos.
Que nadie se ofenda más de lo necesario. Que mi ironía sea tan subjetiva como su influencia.
1. La novia. Le doy el primer acierto sin esfuerzo por su vestido de Isabel Núñez, de crepé satinado y georgette de seda con puños joya.
Y reconozco que me gustaba más de espaldas.
El ramo silvestre era divino.
2. El novio. Difícil es fallar con un chaqué clásico en marino.
3. María Pombo. A ella, algunas veces he destacado antes su talón de Aquiles con los cortos excesivos, la vimos por fin con un largo diferente. Verde, multicapa y con mangas abullonadas. Sé que algunos dirán que le hacía mayor.
Su marido, Pablo Castellano, y su chaqué marino integral eran también más que un acierto.
4. María G. de Jaime y su midi floral. Muchos dirán que su pamela parecía el caperuzo de una estufa de terraza. Pero tenía su punto. Ella y Tomás Páramo fueron una de las parejas bonitas de la boda.
5. Teresa Andrés Gonzalvo eligió a Juan Vidal y su vestido rosa chicle con rosetón. Le sobraba el sombrero.
6. Y después en el lado opuesto estaba el asimétrico verde de Natalia Coll. Tan simple como efectivo.
1. La recién casada Marta Lozano me gustó tanto en su boda que este fin de semana tuve que recapacitar para valorar su modelito. Que sí, que llevaba mil tendencias juntas de esas por las que se matan las adolescentes para encontrarlas parecidas en el low cost. Que si top, que si falda con lazada, que si mangas farol. Pues yo todo junto, en su conjunto amarillo y con casquete de viuda de Dinastía, lo vi como para aullar. La verdad.
Sólo me gustaba sus sandalias. Bueno y también su marido con su correctísimo sastre azul y sus Monkstrap.
2. Marta Pombo. O todas las hermanas en largo, o todas en corto. Error de bulto. Su corto naranja habría sido el de la invitada correcta con medio palmo más de tela. En ella se quedaba corto de más por todo, por metraje y por ser la hermana de la novia.
3. Que era correcto el de Gabriela Toral para ceremonia, sí. Que era bonito, cero. Esto también se convierte en error.
4. Lara Tronti optó por mezclar naranja y un azul casi lavanda. No era un error en sí, pero si algo no te favorece nada, a pesar del optimismo de los colores, es que has errado.
5. Ya me fastidia darle un error a Laura Matamoros, que me gusta ella, es un cañón de tía y encima existe mucho cariño familiar. Pero sería más error que os contase que me parecía divino su complicado vestido fruncido. Lo de esa lazada caída en el bajo del vestido era casi una premonición…
Seguro que en la siguiente me encanta, suele hacerlo. Ahí lo dejo.
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