En una edición de la MBFWMadrid con muchas anécdotas y varios despropósitos más allá de la moda, que al final es lo que nos une cada temporada, ganó el Premio L’Oréal a la mejor colección una merecidísima Isabel Sanchís.
Pero no todo fue tan amable, no. Ya expresé mi indignación con el juego del ‘amor’ creador de billetes de Tamara Falcó con Pedro del Hierro y hoy tendréis el análisis de moda, no sólo la crítica a tal paripé, en estas puntadas.
Más indigno me parece aún que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se sentase en el front row de Teresa Helbig como si fuese una estrella del pop, algo que ni siquiera hizo nuestra súper estrella internacional Antonio Banderas, que llegó al desfile de Ágatha Ruiz de la Prada tan discreto que algunos ni se percataron.
Bien por él y su saber estar. Mal por un presidente que si no sabe actuar debería tener unos consejeros mucho más lúcidos como para decirle que no se puede ir en calidad de colega a un evento público en un espacio más público aún, en detrimento del resto de diseñadores. Como dice mi amiga y compañera de prensa especializada en la Fashion Week, Ana Pérez, “es como si los Reyes fuesen a FITUR y en vez de abrir la muestra general sólo posasen en el stand de Asturias, porque les da la gana ¿Qué pensarían el resto de ciudades de España?”. Pues eso, señor Sánchez, cagada monumental. A Helbig ya le doy su propia cera en su Puntada. Sin Hilo, por supuesto.
Cambiando de tema, me han faltado muchos viejos maestros de nuestra moda en esta edición. Y sí, me han sobrado algunos de los que estuvieron.
Nota de siempre para mis lectores: Que vaya por delante que mi análisis lo hago con todo el valor y el mérito que reconozco en todos y cada uno de los diseñadores que nos muestran su trabajo en esta semana. Me gusten más o menos. Sean amigos o no.
Y aviso también una vez más que el orden de estas Puntadas es el mismo que tenía marcado cada desfile dentro del calendario de la semana. No de todos hablaré bien, eso es un juicio en mi libertad de expresión. Que nadie se ofenda. O sí, pero con cordura.
Y de los que no hable, no todo lo que vi sale en estas Puntadas, será opinión. Porque el silencio también es una opinión.
Con hilo
Desfiló la primera, en el OFF. Yo querría verla en el circuito oficial de IFEMA pero ella es díscola y loca como sus arquitecturas, sus irreverentes innovaciones y su cerebro volátil. Todo eso fue también esta edición su INEFABLE, una colección donde el moulage y la arquitectura juegan a darse la mano entre tencel, tules, encajes, lentejuelas y neumáticos. Así es María, imprevisible, como sus tintas inyectadas en sus trajes, como ese borracho pincel con el que pinta la vida de energía y vitalidad aunque su reloj del tiempo corra distinto al del mundo que la rodea.
Con hilo
Ágatha lo volvió a hacer. Llenó su tapiz de esos colores con los que ella, como las flores sin los insectos que las hacen vivir, no sabría caminar por el mundo. Su colección repite temporada a temporada esa paleta de rosas, amarillos, verdes, turquesas, naranjas, rojos, fucsias… pero muda y evoluciona como la propia vida. Esta vez se inspiraba en sus propias colonias, con todo su packaging. Me chiflaron sus zapatos, como arcoíris terrenales que saben hechizar desde el cielo pero con los pies en la tierra. Ella es empresa, su mejor representante de marca e industria de moda pura. No me cabe la menor duda. Y ahora, además, es compañera autora de editorial. Sí, compartimos a la mejor editora jefa en el mundo, Ymelda Navajo y a nuestra Esfera de los Libros.
Con hilo
No es el premio de este año pero sí el mejor desfile de esta edición. No hablo ya de una colección sino de su puesta en escena, porque eso también es la semana de la moda, un escaparate de pocos minutos en el que los diseñadores deben mostrar al mundo todo su poderío. De esto sabe cantidad la casa Sardá y cada año se superan con su mini historia. Su AVALANCHA de nieve, su pueblo idílico de montaña y sus pieles como de sueño suizo de los 50 nos dejan embobados aunque su cierre lo haga una Dulceida que parecía trotar más que gozar en la idílica postal de invierno de Sardá.
Con casi 40 minutos de retraso Jorge Vázquez abría el jardín marroquí de su Oriente y la exquisitez de su aguja, una vez más, me hizo perdonarle la demora de golpe. Inspirada en el Marrakech de los 60, con todo el perfume de aquel Yves Saint Laurent glorioso y de sus divas, con un tapiz cuajado de alfombras y la simulación de un jardín exótico donde las vasijas de barro y los faroles de forja huelen a otro mundo, de canelas, paprikas y seducción, Vázquez nos lleva al lujo más sofisticado, al de los tocados de casquete alto, al de la riqueza de una telas que hablan de la vida y del tiempo con tal potencia que pude volar de golpe hasta la antigua ciudad imperial del reino de Marruecos.
Sin hilo
La OPERA PRIMA de Del Hierro desafina. Pero voy a reconocer para empezar, después de mi crítica voraz el viernes al despropósito de la firma a costa de papel cuché de Tamara Falcó, que en la colección de Pedro Del Hierro había infinidad de prendas que me encantaban, una cosa no quita la otra. Pero cuando una firma como esta, que no nos engañemos, hace ropa tan simplemente comercial y cero creativa como la que podríamos encontrar en el departamento de fiesta de unos grandes almacenes y eso no significa barato ni feo, lo menos que puede hacer es no vender humo. Y eso me pareció.
Habían vendido que presentarían una colección de Tamara con la firma y todo se quedó en meter a capón 4 modelos de verano de Falcó en una colección de invierno de Del Hierro. Y encima en un desfile largo y tedioso que llegó con casi una hora de retraso para que la niña y su novio Onieva montaran el numerito de un photocall extra para hablarnos de su amor. Manda madre. Pero aquí hablamos de moda y mi trabajo cuesta mucho esfuerzo, como el de tantos compañeros y currantes de la MBFWM, como para perder el tiempo con jueguecitos de niños caprichosos. La moda está por encima de ellos.
Que ellos jueguen en su Rincón al me caso o no me caso, me enamoro y me desenamoro, me corneen o no… Me la bufa. Lo único que provocó tal paripé es que ni los modelos de Tamara nos interesasen lo más mínimo, ni la colección de Pedro del Hierro brillase, a pesar de tener más glitter que las botas de todas las drag del planeta Tierra.
Sin hilo
Presentaba Erroz, al que conocí antaño en las dulzuras del certamen Mallorca Design Day en la isla, una colección como ligera, unisex y global. Y yo me quedé como las vacas mirando pasar el tren cuando lo que desfilaba era igualito a cualquier catálogo de una de esas cadenas de low cost que todos consumimos en algún momento de la vida. Vamos que ni me morí de la emoción, ni nada parecido. Y además tampoco intuí la calidez del invierno en ninguna de sus prendas.
Simpático es Erroz con la prensa, eso no se lo robo. Ni le pongo verde, él sabrá por qué lo digo. Pero de momento tiene que seguir creciendo para que sus puntadas me parezcan con hilo. Todo es empezar, siempre, aunque lleves tu tiempo caminando.
Sin hilo
Habían montado una mesa como en un jardín nocturno de la Toscana a pesar del frío, llena de grandes copas de piedra preñadas de flores de mil colores, dulces, tartas, frutas, candelabros… con el hilo conductor de una sobremesa divina tras una velada maravillosa. Y cuando nos esperábamos una colección llena de esa magia que ya había creado el atrezzo previo al desfile, nos topamos con un puñado de vestidos manidos de fiesta, algunos tan vulgares (de simpleza) que no los habríamos comprado ni en rebajas. Y el sueño de esa noche, ni de invierno ni de verano, se esfumó. Encinar apuesta alto en el derroche de unos vinos y una mesa estupenda que no está a la altura de sus comensales. O al revés, mejor dicho.
Con hilo
La locura de los Otrura me recordó a muchas de otros diseñadores que durante años han sabido llevar eso que pajarea en sus cabezas a sus creaciones, pero con total cordura, a través de algo tan simple y poderoso como las palabras. La CALIGRAFÍA de su colección era bien legible, como los buenos sueños del cuaderno de fantasías de un escolar pasados a limpio. Me encantaron sus jerseys de punto con troquelados estratégicos para ellos, sus blazers de flores con pantalones transparentes para ellas y su filosofía cargada de literaturas.
Con hilo
Venía con aquel mal sabor de boca que me dejó la colección pasada de Isabel Sanchís y salí maravillado de su exquisito plisado. Merecido es el premio de este año porque su colección era lo mejor, sin duda, de esta edición. Sus vestidos fuelle, los azules de sirena escamada, sus desestructurados vestidos blazer de lentejuelas, sus mangas abullonadas en sus blusas con pecheras como de cota de malla… Casi todo me gustó de Sanchís. Desde el optimismo de sus colores hasta los alambres arquitectónicos en oro sobre negro de sus sueños más surrealistas.
Sin hilo
Ya es sabido que mi visión de Laguna va y viene de la ciénaga a la superficie desde tiempos inmemoriales porque me hastía su tedio. No seré yo quien discuta su industria, porque la tiene y tan bien armada que le alabo su éxito, pero no puedo dejar de aburrirme de sus eternos e imposibles lavandas, melocotones, malvas, morados, tan rancios y repetidos que no sé qué decir a estas alturas de su 35 aniversario. Pero tiene Hannibal la habilidad, algo es algo, de sorprenderme de vez en cuando con un pellizco. Esta edición lo hizo con sus divinos plumeti negros. Lo único que puedo salvar de una colección, una vez más, a la gloria de una trasnochada Miss Transoceánica y de todo su provincianismo.
Con hilo
Nada es más cierto en la filosofía de vida de Roberto que ese menos es más tan contrario a muchas otras corrientes del arte. Lo suyo es simple y efectivo como sus patrones, como su elegancia con la piel y como su talante. Su invierno se vistió de blancos sastres y de negras napas, con pequeños toques de color en algunas piezas y unos puños y cuellos de pelo tan cálidos como sus maletas de fin de semana. Torreta me suele gustar hasta cuando se aburre.
Con hilo
Mi sorpresa de este año, la positiva digo, más allá de Isabel Sanchís, ha sido la de Duarte y sus abrigos. Qué placer fue navegar en la lana roja de sus abrigos inmensos, para ellos y en los femeninamente ceñidos a la cintura para ellas. Todo vibraba, no sólo por su color. Sus trenchs cortos como capelinas en turquesa reconcilian a cualquiera con la luz limpia del invierno. Yo quiero vestirme así cuando llegue el frío del año que viene. Ahí lo dejo.
Sin hilo
Sí, va a ser la primera vez que le pongo un Sin Hilo a mi querida Teresa Helbig. Pero lo hago convencido y con dos poderosas razones. La primera, la de moda pura, es que se ha debido relajar tanto por su éxito internacional, del que me alegro de corazón, que esta colección era plana y sin nada emocionante. La segunda, y con mucha más enjundia, es que hay que ser torpe para llevar a tu front row al presidente del Gobierno y a su esposa como si se tratase de dos estrellas. Flaco favor le hizo a sus compañeros de moda con su intento de golpe de efecto. Sólo se tradujo en abucheos en insultos en las gradas y en un malestar general en todos los rincones de la MBFWM por tan impropia falta de compañerismo. Lo siento Teresa, pero este tiro de este año te ha salido por la culata. Y la pólvora mal quemada huele que apesta.
Sin hilo
Parecía que TITALEE, ese silencioso vuelo de su mariposa, iba a ser tan sugerente como su filosofía en el papel, pero se desvaneció en parte en cuando la mariposa de cristal y todo su glitter sucedió a la danza. La colección fue tan pretenciosa que se estrelló y todo lo sutil de una mariposa se volvió confuso y recargado. Me quedo, de todo el desfile, con sus flecos vinílicos chispeantes. En un Sin Hilo con ganas de más, para que llegue el Con Hilo un buen día y podamos celebrarlo.
Sin hilo
Si hay algo claro que define a García Madrid es su buenísima sastrería. Eso que compran a ‘congo’ sus clientes habituales sin mirar el precio. Y eso mismo es lo que no vimos en el desfile. El ego de alguien transformó lo divino de su aguja de caballero en una pachanga de deslices a la sazón de cuatro modernas que no pagarán en la vida sus costosas costuras. O sea que el ERROR es como una casa. Poca visión hay que tener para echar por tierra una buena fama en un pozo laberíntico de colores imposibles y patrones que no se pondrán ni los clientes clásicos de antaño ni los postmodernos que ahora celebran la patochada. Señores de García Madrid vuelvan a lo que fueron, que es un pena que los abrigos divinos que vimos en su colección se ahogasen entre otro puñado de prendas casi tan chirriantes como algunos de los esperpentos que los aplauden. Esto sí es un carnaval y no las fiestas presentes.
Sin hilo
Se había ido Maya casi sin decir ni mú. Y tras un tiempo de silencio volvía a la MBFWM para intentar hacer mucho ruido. Prometió una perfomance con mucho upcycling pero lo que vimos fue un show yanqui callejero de tribus urbanas que juegan al balón con raperos. Mucho ruido, sí, pero cero moda. Toda ese show para 7 salidas de un desfile que no fue. ¿Dónde está esa corsetera maravillosamente divertida, sexy y loca de antaño? Yo deseo con ganas que vuelva esa Hansen que se fue.
Sin hilo
He estado pensando si caer en la tentación de darle un Con Hilo por una vez en la vida a Custo Barcelona pero sería ir contra mi sensibilidad con las puntadas de la moda de verdad. Pero le voy a reconocer siempre su industria y el perfecto saber hacer de una empresa que vende lo que vende y no se escuda en filosofías que luego nada representan la realidad. Custo es esto que vemos y encima esta edición con algunas prendas que me han sorprendido positivamente. No le daré una puntada divina de moda, no, pero le doy un chapó por la cordura de fabricar lo que sabe bien que factura.
Hasta aquí esta otra semana de infarto, de ojos expectantes, compañeros de siempre y brindis de vida en cada kissing room. Así es nuestra Fashion Week madrileña, llena de gente curranta que se mata en IFEMA por hacerlo realidad cada temporada.
¡Nos vemos en la MBFWMadrid primavera/verano 2023/2024!