No conozco de cerca a Matías Prats junior, a pesar de que trabajemos para la misma empresa de comunicación, pero es un tipo, me pasa también con su padre, que me despierta simpatía y afabilidad.
Y como supongo que eso es una cuestión de talante, el suyo, le pasará a muchas más gente y eso sólo significa que su imagen es buena.
Este finde se casaba con Claudia Collado, en plena Costa Brava, en una boda romántica con presencia de algunos compañeros de profesión y un ambiente familiar.
1. La novia. Me gustaba su vestido simple y con mangas. Sí, las mangas en las novias me gustan aunque yo a Claudia le habría quitado esa especie de puñetas troqueladas para dejarle su manga farol más marcada. El ramo tan de bosque de norte era otro acierto.
2. El novio. Su chaqué perfecto azul marino, con chaleco azul baby. Estaba simple, guapo y natural.
3. El vestido de madrina de Maite García Chacón era muy correcto, a pesar de que a mí los lilas me parezcan manidos en las madrinas de boda.
4. El vestido con volante asimétrico en verde botella de Lucía Villalón.
5. Ana Cuesta y su print ligero con capelina de gasa.
6. Llevar una falda midi de cintura alta con una blusa, como el look rojo de Cristina Pampín, es otra buena opción.
1. Un vestido corto o midi es perfecto en una ceremonia religiosa, pero el floral de Carme Chaparro se me queda en un corto simple como de salir a tardear en un verano de costa y tampoco me mataba de gusto. Los zapatos de tacón cuadrado, a pesar de lo que marquen a veces algunos escaparates, son terribles para un look de invitada.
Matías Prats padre debería haber ido de chaqué, aunque estuviese correcto con su sastre azul marino. Si el novio va con chaqué, normalmente los padres, sean padrinos o no, los testigos y los hermanos de los novios van de chaqué también.
Pero como esto puede ser decisión de los novios, por si así fuese, le dejo en este limbo final más que en el error.
Que había más errores, seguro. Pero me repito, si no son conocidos, no ha lugar.
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